lunes, 15 de octubre de 2007

¡Bendito Humor!


¡Bendito humor!

                En esta asamblea que ha sido de tod@s, hemos hablado continuamente de la correción fraterna. Pero ¿en qué consiste eso de la tan nombrada expresión? Cuando se corrige a alguien, tenemos muchas maneras de hacerlo, si vemos que esa persona está equivocada; pero no sé por qué, siempre tendemos ha hacerlo de forma poco constructiva. Es decir, criticándolo a las espaldas, haciendo sangre del trabajo erróneo, o riñendo a la persona.
         Y yo pregunto: ¿De esa forma vamos a conseguir que la persona enmiende un camino torcido? ¿Que se corrija? ¿Que mejore algo que está haciendo mal sin saberlo, por que a lo mejor no le han enseñado a hacerlo de otra manera? La respuesta es muy sencilla y clara: NO. Desde hace muchos años (yo creo que desde antes de que me salieran los primero pelos en el bigote), la letra con sangre NO entra.
         Tenemos que recordar, aunque a veces nos cueste, que a los cristianos es el amor los que nos guía, y es la única vara de medir que debemos usar para corregir a nuestr@s herman@s. ¿Qué vemos algo que a nuestro juicio está mal? Sonriamos a esa persona que se ha equivocado, y llevados por ese amor que Cristo nos enseñó y es y debe ser motor de nuestra vida; gentilmente y sin dejar de sonreir le haremos ver a esa persona que se ha equivocado, en qué lo ha hecho, y cómo puede hacerlo para que le salga mejor. Así, no solo la estaremos corrigiendo para que la labor en cuestión salga bien: la persona habrá aprendido de buen grado, y eso la ayudará a crecer y evolucionar (si lo hacemos con malos gestos, tened por seguro que a la que nos demos la vuelta, no solo no nos hará caso, si no que se acordará que tenemos un padre y una madre, a los que pondrá a caer de un burro), y sobre todo, se sentirá querida y acogida por que la hemos ayudado.
         Ese era, en parte, el espíritu con el que el grupo de jóvenes preparó unas parodias para representar en la asamblea sobre problemas cotidianos que se suelen dar en nuestra parroquia; parodias que quedaron reducidas a un monólogo humorístico. Y es que no hay muchas cosas más apetecibles a veces que la risa. Es importante que los cristianos aprendamos a ver la vida desde otra óptica: el mundo no es un valle de lágrimas al que veníamos a sufrir nada más (eso quedó atrás, en la edad media). Sí, encendemos las noticias, y es fácil desanimarse, pero l@s cristian@s tenemos que ser más fuertes que todo eso. ¡Ya tenemos los periódicos y los telediarios para deprimirnos! Sepamos ver nuestros problemas cotidianos desde otro prisma, y aprendamos a reírnos sanamente de todo, empezando por nosotr@s mism@s. Desde el prisma del buen humor, aprenderemos a ver los problemas desde otro punto de vista, y hasta se nos hará más fácil el darles solución.