jueves, 19 de febrero de 2015

Sopa castellana y segundo espectacular

Hacía mucho que no ponía una receta de cocina. Así que hoy me descuelgo con esta Sopa Castellana, y un buen segundo. Va a ser muy visual, y lo voy a explicar paso por paso, así que espero que os guste.
   Lo primero es lo primero: coger pan de varios días antes, y cortarlo en rebanadas. Lo freiremos en la sartén con aceite de oliva y pimentón. Ponerlo bien dorado y nada blando

   Hecho esto, usaremos una cebolla y tres dientes de ajo y un vasito de vino blanco. Yo tengo una barrica en el salón donde voy vertiendo el vino y dejo que macere.

Pelamos los dientes de ajo, y cortamos la cebolla sin picarla en juliana. Ponemos el vino en una cacerola a fuego lento, y añadimos el ajo y la cebolla.
Cuando el vino se haya absorbido del todo, añadiremos agua, y lo tendremos cociendo un rato

Sacamos el ajo y, aproximadamente, el 70% de la cebolla, y añadimos el pan que hemos frito antes

Añadimos al caldo pimentón (para que tome color, así que echad del dulce, o la sopa quedará demasiado fuerte), y dejamos que el pan se vaya empapando hasta quedarse con
una consistencia un poco más resistente que las gachas. En ese momento, añadiremos unos taquitos de jamón serrano.

Llevamos la sopa a ebullición, y dejamos que hierva durante unos 5 minutos removiendo constantemente para evitar que se nos queden trozos quemados
en el fondo. Posteriormente, la servimos HIRVIENDO en el plato y cascamos un huevo en el borde dejando que se sumerja en el caldo. El huevo se escalfará solo.
¿Recordáis los ajos y cebollas que apartamos?,  Pues cogeremos un diente de ajo, la mitad de las cebollas, y dos vasos de caldo de la sopa; y con ellos (y un culín del mismo vino que utilizamos al principio), coceremos tres puñados de arroz. Dejaremos que el arroz chupe todo el agua, y nos cercioraremos que se queda bien tierno, pues la intención es hacer un risotto con él. Cuando veamos que ya tiene la textura deseada, añadimos una cucharada de margarina, un poco de nuez moscada, pimentón dulce, perejil picado y una cucharada de queso parmesano en polvo. Retiramos del fuego, y lo ponemos en un colador a escurrir para eliminar el exceso de líquido.

Tomamos los dos dientes de ajo que aún nos quedaban y el resto de la cebolla que no hemos utilizado, y los mezclamos en un vaso de batir con un huevo, 1/4 de litro de aceite de girasol, el zumo de medio limón, y una cucharadita de sal. Usaremos la batidora de mano para mezclarlo de manera lenta, pues nuestra intención es hacer una mahonesa con un saber un poquito diferente a lo que estamos acostumbrados. Por fortuna, la cebolla ayudará a darle cuerpo a la mahonesa y sería muy difícil que esta se cortase. Si veis que queda demasiado densa, añadidle aceite, que no puede quedar como si fuese engrudo.


Tomamos unos filetes de merluza, y los haremos en la plancha; no demasiado, porque después irán al horno, el cual habremos precalentado a 150ºC. 
Tomamos una bandeja de horno, y untamos su base con un poco de aceite; posteriormente, tendemos el risotto como una cama, cubriendo toda la base de la bandeja.
Después, pondremos los filetes de merluza encima de la cama de arroz, y le espolvorearemos una capa fina de salvado de trigo integral por encima del pescado.

Después de haber tenido todo una hora aproximadamente al calor del horno, apagamos el mismo y emplatamos. Aprovechamos el hueco que nos queda en el plato para servir la mahonesa y... ¡A disfrutar!