domingo, 26 de febrero de 2012

Sedúceme



   Sentada una vez más en la íntima soledad de mi cuarto, espero tu llegada como las plantas esperan los primeros rayos del sol de la primavera, para devolverles su vida y su verdor. No puedo evitar sentir esas cosquillas tan familiares en la boca del estómago en los momentos previos (minutos, instantes, que se me antojan horas eternas) antes de poder disfrutar una vez más del calor y la luz que me brindan tu compañía. Como un perro que espera impaciente la llegada de su dueño, como una niña pequeña llena de expectante ilusión ante la llegada de los reyes magos, así te espero yo a ti, mientras permanezco tumbada boca arriba en mi ahora solitaria cama y mis pies recorren la pared una y otra vez en su inquietud.



 Mis ojos miran al horizonte buscándote, esperando que tu silueta asome a lo lejos. Desde mi ventana se ve el camino campestre que trae a mi casa; desde allí te veo llegar siempre. Jamás me gustó la vista que ofrecía mi ventana, por eso nunca creí que pasaría nunca los ratos muertos contemplando dicho paisaje, a la espera de que una familiar forma aparezca por él, en dirección a este mismo cuarto desde el cual estoy anhelándote.






   Y una vez más, como las olas rompen con violencia contra las rocas de los acantilados, tu silueta rompe la monotonía del paisaje, recompensando al fin tanta espera, poniendo mis sentidos en alerta. Quiero brincar de alegría como cuando era una niña pequeña y algo me hacía inusitadamente feliz, mi cuerpo me pide saltar, gritar, sollozar, reírme a carcajadas, bailar por las paredes de la habitación, patinar por el pasillo ir a buscarte haciendo el pino por ese mil y una veces odiado camino, y millones de veces observado para poder verte llegar por él. Estás llegando, vas a estar a mi lado, tu presencia llenará esta habitación y mi cama no estará tan sóla como cuando únicamente cuenta con la presencia de mi diminuto y frágil cuerpecito. ¡Estás aquí, estás llegando! Y no puedo evitar esta mueca que tuerce la comisura de mis labios en sentido ascendente, dibujando una sonrisa que sólo puede describirse como de felicidad. Estás aquí al lado, a unos 30 metros, pero a mí se me antojan kilómetros; la impaciencia por verte, me hace salir disparada. En mi feliz atolondramiento, no reparo en la pata de la cama, y su tendencia a atacar al más pequeño de los dedos de mis pies (¡Qué daño!), pero aunque en otras ocasiones reaccionaría con violencia, profiriendo insultos y maldiciones hacia mi camastro, hoy decido ignorar el dolor, y seguir corriendo rauda, cual centella hacia la puerta, para poder recibirte como las flores de mi jardín reciben los primeros rayos de sol del día.

   Ya estás aquí, y aunque llevo ya tiempo disfrutando de tu compañia, de tu amor, de tus atenciones, caricias y besos, no puedo evitar pedirte una y otra vez lo mismo:
"Sedúceme" de Leticia Arnao "Nois"
   Sedúceme; hazme estremecerme cuando tus manos acarician mi mejilla con su habitual delicadeza, que el sonido de tu voz al penetrar por mis oídos tenga el efecto de una corriente eléctrica de miles de millones de kilowatios que alteren por completo y para siempre mi interior. Mírame fijamente a los ojos como sueles hacer, y permite que me quede abstraída e hipnotizada cuando me sumerjo en la prístina profundidad de los tuyos. Cógeme la mano como si fuera la primera vez, con nervios, con la inseguridad propia de quien arde en deseos de hacerlo por primera vez, pero tiene miedo a ser rechazado; atacándola tímidamente con roces fugaces y casuales, para, una vez descubierto que no la retiro privándote de su tacto, el contacto vaya siendo cada vez más prolongado.
   Enamórame: hazme sentir única y especial, que todo en la vida será ahora más fácil ahora que estás a mi lado, y que a lo mejor, mañana el cielo es de colores; no sólo el azul del cual Dios tomó prestado un poco para ponerlo en tu mirada, si no también del color de tus cabellos, de tu piel, del color con el que tu risa pinta el aire, y las tonalidades que tu amor dibuja en mi alma.
   Quiero que me beses, y el tiempo pase volando; que en ese contacto de tus labios con los míos, sienta que pueda despegar los pies de la tierra, y volar lejos de este necio mundo, con sólo tus brazos como equipaje, y tus labios como piloto que me traslade allí donde tú, y sólo tú me quieras llevar.



    No puedo evitarlo, me encanta el dulce sabor que el amor deja en mi boca; no sólo el que tus labios depositan en los míos en cada encuentro que tienen, ya sean estos tenues y fugaces, o prolongados y llenos de pasión e intenciones de contactos con el resto de provincias vecinas que componen el mapa político de mi cuerpo.
   No puedo evitar sentirme ávida de las sensaciones que tengo cuando estás a mi lado, y no me avergüenza reconocer que me he convertido en una yonki de todas esas cosas que me haces sentir, que tu eres mi droga, mi subidón de adrenalina, mi vía de escape a otros mundos; y que no me importa el sentir que cada vez necesito más de todo eso, que ya no sé vivir, ni me imagino una vida privada de todo ello.
   Lo reconozco, soy una persona totalmente adicta a tí, a tu compañía, a tus caricias, a tus besos, a tu mirada, y al sonido de tu voz. Nunca tengo bastante y siempre quiero más; quiero no sólo saborear cada centímetro de tu piel, si no el poder seguir paladeando tu mente, tu personalidad, tu ser y...
¿Ese es tu corazón? ¿Me dejas probarlo?




                                                   ¡Mmmmmmm! ¡Qué dulce!












(Nota del autor: Una vez más, gracias a Leticia Arnao (Nois) por haberme permitido hacer uso de sus fotos para mis relatos. ¡Muchas de tus imágenes me sirven de inspiración!)

martes, 21 de febrero de 2012

Galería Aha, o historia de un sueño.

   Conocí a Antonio Herrero en Leroy Merlín en aquellos años en los que yo entraba en la mayoría de edad; y es una de esas personas que una vez que superas el shock de encontrarte con el azul de su mirada, te acaban conquistando con su personalidad. Estamos ante una persona de rasgos bonachones a la que rara vez en los 12 años en los que llevo en la empresa, he visto perder la sonrisa o la amabilidad en el trato a todo el que le rodea. Estamos ante lo que se puede decir en mayúsculas, una buena persona, con un sentido del humor bastante especial y pícaro (he intentado imitarlo, pero me quedo en la zona más soez del terreno que ocupa el sentido del humor).
   Tarde descubrí (hace unos dos años más o menos) el maravilloso don que este compañero posee; y es que Antonio (Anthony, Toni, Antuán...) fue de los valientes que estudiaron bellas artes, y cuando uno ve sus obras, entiende que esta persona ha sido tocada especialmente por las musas para transmitirnos sus inquietudes artísticas.

   Sí, cuando veo los dibujos que hace, no puedo evitar sentir envidia sana, por la delicadeza que se adivina tras su trazo. Envidia, sí, por que yo jamás fui capaz de hacer un dibujo decente; es decir, con este catálogo de morcillas de Burgos que Dios me dió por manos, jamás seré capaz de dibujar ni la mitad de bien de lo que él lo hace; y sana, sana sí, por que en vez de desearle mal alguno, me alegro muchísimo de que él pueda tener ese don, que lo sepa apreciar, y lo potencie al máximo.
   No hace mucho tiempo que con la ayuda de su sobrino se lanzó a abrir una página web (galeriaaha.es.tl) donde empezó a colgar sus obras, y la breve historia que las acompañaban. Con un poquito de timidez por mi parte, y sabiendo que un artista nunca va a despellejar inmisericorde tu obra, me atreví a pasarle un relato corto mío sin saber que también había estudiado filología hispánica, por lo que me enfrentaba a un auténtico juez de la palabra escrita.  Un suspiro de alivio salió de mis labios cuando me dio su opinión; y eso me envalentonó para pedirle que me dejase usar alguno de sus dibujos para ilustrar mis relatos. Una nueva sonrisa asomó en mi rostro cuando accedió
La visita de Cupido


    La Visita de Cupido.

   Este dibujo fue de los primeros que me inspiraron para hacer un relato. Una chica que aleja de sí al querubín cabroncete que ha decidido prescindir de su arco para así no errar el tiro.
   Los brazos de ella permanecen tensos y firmes en la decisión de alejarse y no volverse a enamorar, mientras que su cara, con su media sonrisa denota un "Sí quiero volver a enamorarme, sentir ese cosquilleo familiar, esas mariposas en el estómago, y la sensación tan bonita de que nada malo va a pasar"

   






      Soldado sólo

Soldado avanza sólo
   En este caso, fue el propio Antonio quien me sugirió que escribiese algo con este dibujo como tema.
   No voy a mentiros; me devané mucho los sesos para crear una buena historia a raíz de este dibujo. Tal vez por que el género bélico jamás me llamó la atención. El caso es que pasaba el tiempo y no era capaz de crear una buena historia; hasta que me puse a mirar el dibujo y pensé: "¿Qué me transmite?" Las ideas vinieron pronto: Soledad, miedo a lo desconocido, sólo yo permanezco en pie... El caso es que me animé a contar un tipo de historia diferente; nada ficticia, pero sí valiéndose de símiles para ilustrar cómo me sentía por aquellas fechas
Cuando te marches
 


   Amante despidiéndose

   La tristeza que emana de esta imagen me inspiró para un relato de despedida. ¿Fue el cuadro el que me sugirió la histora? ¿Tal vez el desconsuelo del amante me pidió que transmitiese su dolor? ¿O fue el rostro sin ya dolor de la fallecida el que me pidió que contase lo sucedido?.
   Sea como fuere, el relato vio la luz, y creo que es uno de los que más inspirados me salieron.




   El caso es que como decía en el título, esta es la historia de un sueño. Todo artista que se precie, no busca la fama ni el reconocimiento; si no expresar lo que ve, percibe y siente a través de los dones que tiene (el dibujo, la música, la escultura, la literatura...), y poder compartirlo a los demás. La fama es un vehículo para llegar a más gente, no un fin que conlleva la ganancia de monedas elaboradas mecánicamente y sin alma de vil metal.
   Pues bien, el Señor Antonio Herrero podrá ver cumplido su sueño de compartir su sensibilidad y su arte con todo aquél que quiera acercarse a la que será su primera exposición.

¿CUANDO?

   Del 26 de Febrero al 4 de Marzo de 2012

                                                            ¿DONDE?

   En la Casa de Andalucía de Alcalá de Henares, cuya dirección es: Calle Portilla 39 en Alcalá de Henares

     Os recomiendo encarecidamente que vayáis y disfrutéis; que os dejéis seducir por el trazo de Antonio, que dejéis que el espíritu de su obra penetre en vuestro interior y os hable...
   ¡Ya me contaréis!

domingo, 12 de febrero de 2012

El casting de Operación Triunfo

   ¡Ufff, cómo pasa el tiempo! Hoy no sé cómo, me he encontrado yo mismo tarareando una canción de Sergio Dalma en el curro mientras cogía el toro. Esto no habría tenido mayor importancia si no fuera por que es la que  elegí para el casting de "Operación Triunfo".
   Sí, para el que no me conozca, yo también me dejé llevar por la fiebre del concurso después del exitazo de su primera edición, y ni corto ni perezoso, me presenté al casting de la segunda edición.Tuve que llamar a un 906 y dejar mis datos personales. Creí que no sería seleccionado, pero a las dos semanas se produjo la llamada. Aparte de confirmar mi edad y lugar de residencia, me preguntaron si tenía algo de formación musical; les dije que nada, salvo los 6 meses que pasé en la Coral Polifónica "Clave I", que estaba aprendiendo por mi cuenta a tocar la guitarra y que no; no había grabado ningún disco ni maqueta, ni mucho menos las había sacado al mercado. Me citaron un Martes en la plaza de toros cubierta de Vista Alegre y me dijeron que no podía llevar la guitarra ni ningún instrumento musical para ayudarme; y que tenía que prepararme 30 segundos de una canción, la que fuera.
   Según se acercaba el día, me iba poniendo nervioso ¿qué canción elegir? Seguro que buscaban una voz potente y poderosa; algo estilo a Bisbal cuando cantase a pleno pulmón. Descarté enseguida canciones de los triunfitos por que sería la elección obvia, y empecé a descartar también canciones conocidas por el mismo motivo. Tenía que diferenciarme, pero ¿cual elegir?. Al final me decidí por esta:



  ¿El motivo? Por aquel entonces era muy aficionado a los karaokes (y daba la casualidad de que en Torrejón habían 4) y solía pasar muchas tardes en estos. Como siempre he tenido una voz muy grave, me quedaba con las canciones de José Luis Perales y de Héroes del Silencio, llegando incluso a los agudos de Bunbury en los primeros discos. Pero un día, decidí liarme la manta a la cabeza y arriesgarme con una canción de Sergio Dalma, en concreto "No despertaré". No debió salirme muy mal, por que una amiga se me quedó mirando con la boca muy abierta y me dijo "No creí que fueras capaz de hacer esta canción". Eso fue lo que me animó a elegir la de "No voy a volver a llorar".
   Ensayé a 48 horas vista del casting, y asegurándome de que tenía mis 30 segundos de canción bien elegidos, definidos y pulidos para poder hacer un buen papel. De esos 30 segundos dependería mi paso a la "Academia" o el quedarme a las puertas y seguir con mi vida de siempre.
   El día en cuestión, conseguí que mi jefe se tirara el pisto y me lo diera libre; y aunque ya tenía carnet de conducir y coche, aún no me atrevía a conducir por el centro de Madrid, por lo que fui en transporte público con el walkman repasando una y otra vez mi canción. Tuve la tentación de cambiar de tema hasta tres veces en el trayecto, pero decidí que era una locura, que eso no era lo que había ensayado, y no era plan de cagarla.
   Cuando llegué, el panorama era bastante abrumador: allí había cientos y cientos de personas guardando cola; unas personas de la organización con megáfonos nos iban diciendo que como éramos tantos, en lugar de 30 segundos, sólo podríamos cantar de 5 a 10 segundos para que nos diera tiempo a todos. La gente protestó un poco, pero yo decidí que iba a permanecer tranquilo. Lo chungo era que la cola avanzaba muy, pero que muy lentamente, y eso en una mañana de Marzo (creo recordar), hace mucha pupita a la garganta
   Una de tantas anécdotas es el cómo transforma a las personas el ansia de fama, el querer destacar... no sé. El caso es que como si de animales marcando el territorio o queriendo intimidar a posibles competidores para que no se presentaran, más de una y dos personas se arrancaban de repente a cantar en plan "Este/a soy yo y aquí está mi potencia de voz, ¡A ver quién es el/la guap@ que lo supera!". Yo de vez en cuando les prestaba atención, pero enseguida decía para mis adentros "¡Seguid yendo de sobrados con este frío, majetes; veremos qué gracia os hace cuando a la hora de demostrar esto mismo, os halláis quedado afónicos!"
   Otros elementos que tampoco faltaron fueron los comerciales de varias academias de artistas y canto, l@s cuales aspiraban a poder captar posibles clientes/alumn@s. Me llevé varios panfletos en la mochila que, por educación, no tiré al suelo, pero que no tenía pensado leer a menos que me diese un apretón inoportuno y tuviera que ir al baño.
   Empecé a reparar en la gente que había en la cola; aparte de los "Gallitos de corral" que de vez en cuando cacareaban bien fuerte, me encontré con que gran parte de la sección femenina iba demasiado fresca para ser todavía invierno. ¡Maldita sea! Estaban dispuestas a exhibirse y vender su cuerpo por si su habilidad musical no era suficiente. La verdad es que no sé si ellas pasaban mucho frío, pero yo viéndolas, comenzaba a entrar en calor a ritmos acelerados.
   A las 12:15 pudimos entrar en el edificio (estábamos citados de 9:00 a 11:00 y yo llevaba allí desde las 8:40. Lo primero que hicieron fue comprobar nuestro nombre en una lista, y darnos un dorsal y unos cuestionarios, amén del típico documento de cesión de derechos de imagen. Otro chico de la organización nos iba diciendo que íbamos a bajar en grupos de 25 personas, que teníamos que coger el micro, decir en voz alta y pronunciando bien nuestro número de dorsal, y empezar a cantas; cuando nos dijeran "siguiente", tenías que pasarle el micro al que viniera detrás. Haciendo su papel de "poli bueno" el chico nos dijo que no nos preocupásemos si no resultásemos elegidos; que había mucha gente válida que probablemente no sería seleccionada; así que el no ser seleccionados no significaba que no fuésemos buenos.
   Entablé conversación con la gente de mi grupito; todos muy majetes, y el que más y el que menos, tenían una ilusión tremenda por dedicarse a la música y esperaban que esto les sirviera de trampolín.
   Los nervios se iban acrecentando; y pudimos comprobar que los famosos 5-10 segundos se iban convirtiendo en según qué casos en únicamente 2 segundos. Al final le tocó a mi tanda el ir saliendo; y algunas personas no tuvieron ocasión de abrir siquiera la boca; enseguida se oía el "vale, gracias" o el "siguiente". Tuvimos la mala suerte de tener en nuestra mesa de jurado seleccionador a Noemí Galera, la cual era la crítica más dura que tuvieron los concursantes de la primera edición, y aquí tampoco se cortaba un pelo; las caras de asco que puso en más de una ocasión fueron bien significativas. Yo tampoco pude evitar la expresión de disgusto cuando los catálogos de piel al descubierto andantes hacían uso de sus dos segundos de gloria: las cámaras las rodearon y recorrieron por todos y cada uno de los rincones de su cuerpo... me repugnaba; más que un concurso para cantantes, parecía un mercado de carne humana, y a duras penas me costó controlas las ganas de vomitar ante semejante situación. Al final me tocó a mí; dije mi número (el 2025 creo recordar) y empecé a cantar directamente el estribillo: "No voy a volver a llorar...." Me paré instintivamente esperando que me dijeran que había terminado, pero la consabida frase no llegó. La chica que estaba sentada al lado de Noemí, me invitó a continuar con un gesto, a lo que tomé todo el aire que pude, y continué con el estribillo hasta el final... ¡45 segundos de canción! La gente estaba estupefacta, Noemí mirando a las musarañas, y la compañera que le dió un codazo, y le hizo un gesto significativo con la cabeza, como esperando su aprobación. "No es Alejandro Sanz" vi que pronunciaba, y con una voz de desprecio, como de quien está perdonándote la vida dijo: "Vale, gracias"... ¡Leñes! Las máquinas de tabaco cuando te dan la cajetilla tienen un tono más cálido de voz que esta señora. Me senté, y los que ya estaban esperándome se giraron hacia mí: "¡tío, te ha dejado los 30 segundos!" "Seguro que te cogen" "¡Ostras, cómo engañas! No imaginábamos esa potencia de voz" "¿Cómo has logrado cantar eso del tirón sin apenas pararte a respirar?" La gente de seguridad nos hizo guardar silencio. La siguiente chica venía llorando desconsolada "¡Ni se han molestado en escucharme, no me han dejado ni abrir la boca!"
   Cuando terminaba cada grupo de 25 personas, decían en voz alta los que pasaban a la siguiente ronda; envalentonado por las palabras de mis compañeros de grupo, esperaba que mi número fuera uno de los seleccionados; pero no fue así: "Los números XXXXX y ZZZZ (no recuerdo qué número eran) pasan a la siguiente ronda, los demás ya os podéis ir yendo (que aquí ya no pintáis nada)" Una oleada de frío me recorrió la espalda en dirección ascendente, y otra de calor subía desde mis tripas; ¿Cómo podía la tipeja esta ser tan desagradable y tratarnos con tan poco respeto? Salí de allí abrazando a la chica que aún seguía llorando para confortarla. La verdad es que esa tía, por muy jurado que fuese, no tenía derecho a tratarnos así.
   Conseguí que la chica se calmara una vez que estábamos en el vagón del metro, de camino a nuestros respectivos hogares; y ahí acabó mi aventura. Desde entonces no he vuelto a ver el programa. Y después de ver en lo que ha derivado, cada vez tengo menos ganas de saber de él.
   Como anécdota-posdata, diré que pensaba que nadie había visto mi intento; al fin y al cabo, no televisaban a todos los que pasaban por el casting. Peeeeeero, internet todo lo registra, y resulta que al día siguiente uno de los jefes vino a preguntarme cómo me había ido; que había visto mi participación y que lo primero que pensó fue: "¿Ese es José Luis? ¡Qué calladito se lo tenía, qué fiera!" Ese recuerdo, y el haber dado con gente tan maja es lo único agradable que recuerdo del concurso y mi paso por él.
   Con esto, por cierto, quiero dejar zanjada una cuestión que era la curiosidad que mucha gente ha tenido al respecto sobre el tema, y la farsa versión que una persona hizo circular por ahí de que había ido con mi guitarra a cuestas a hacer el ridículo, cuando no fue así ni de lejos.