sábado, 30 de enero de 2021

¿Qué hace una chica como tú en un sitio como éste?

 

     Esta pregunta que más de alguno habrá leído cantando gracias a la conocida canción del grupo Burning, es el título de este libro, en el cual, el autor ha entrevistado a varias religiosas que están en conventos de clausura y misiones por medio mundo.

    Jesús García, colaborador de Ayuda a la Iglesia Necesitada, ha querido, a través de este libro, acercarnos un poco a las vidas de varias de estas mujeres; no sólo a cómo es su día a día; también a cómo fue esa llamada de Dios para vivir su Fe de esta manera: dejando atrás vidas que, aunque a nosotros se nos antojarían “normales” con sus profesiones, proyectos de pareja, familia, se encontraron un día con Dios, y esa llamada fue tan fuerte como para olvidarse de todo lo mundano en lo que andaban enfrascadas antes de ese encuentro. Tenemos en este libro médicos, chicas fiesteras, gente de ambiente parroquial, y de ambientes totalmente alejados ¡Incluso una ex-aspirante a campeona olímpica de esgrima!

     Diez “Celdas” (así es como se han definido cada uno de los capítulos-testimonio de este libro) en el que encontraremos diversos carismas: Carmelitas, Hermanas del Amor Misericordioso, Agustinas del Monasterio de la Conversión (La hermana Carolina, una vieja conocida de esta parroquia de cuando hemos ido a Sotillo), Dominicas, Hermanas Reparadoras, Franciscanas, Hijas de María Nuestra Señora, Misioneras de la Caridad, Madres Clarisas, Monasterio de la Madre de Dios… Y diez relatos de vidas que sorprenden (incluyendo a las propias protagonistas en el momento de vivirlo) por lo inesperado en algunos casos, y la sencillez con la que una vida planificada puede ser cambiada por Dios; bien de manera fortuita, o bien enamorando poco a poco corazones.

     He encontrado en este libro no sólo testimonios, también auténticas perlas que deberían hacernos reflexionar a todos y cada uno de nosotros. De hecho, me gustaría compartir un párrafo que no me he podido sacar de la cabeza:

    “Lo que sí hace falta son personas que te señalen a Cristo, como hizo Juan el Bautista. Él, el más grande de los profetas, señaló a Cristo incluso a sus propios discípulos. La persona que se ocupa de la pastoral juvenil tiene que entender que sus discípulos no son suyos, tiene que llevarlos a Jesucristo y luego desaparecer. Es Cristo quien los atrae y los llama”

     
Son sólo palabras, pero golpean con fuerza y resuenan como tienen que hacerlo; y como muestra, aquí tenéis un botón. Una lectura altamente recomendable, para que podáis acercaros un poquito mejor a lo que es la vocación a la vida consagrada, y comprobéis que podríamos ser cualquiera quien recibe esta llamada.