Todo cambia, nada permanece imperturbable, y como muestra este blog, que a partir de ya cuenta con más autores
viernes, 29 de abril de 2011
Proximos estrenos
Próximo single Lagarto Amarillo
viernes, 22 de abril de 2011
Control Parental
lunes, 18 de abril de 2011
Interesante artículo en "El Mundo"
Los iniciados, los que se inician, los que les gusta, los que no les disgusta, los puritamos, los más abiertos... Todos tienen su sitio en la 'Cama redonda' de Josep Tomás Torres. El sexo al natural, pero desde una óptica divertida.
Bible Figth
Mortal Kombat como nunca lo habéis visto (II)
Mortal Kombat como nunca lo habéis visto
domingo, 17 de abril de 2011
Ayer te dije adios
Ayer te dije adiós... tras muchos años a mi lado (8 para ser exactos) he decidido separarme de tí. Tú fuiste la primera que pasó por mis manos, aquella a la que he dedicado más atenciones, aquella que me acompañó en mis muchos viajes a lo largo de la península sin protestar, sin una sola queja del trato que a veces te daba o el poco reposo del que disfrutabas. La primera; que aunque barata eras en tu estantería del Alcampo, me costaste todos mis ahorros del primer trimestre del curso y fuiste casi mi único regalo aquellas navidades.
¡Cuántas tardes intentando aprender a sacarte un solo acorde aunque fuese! Son muchos los recuerdos a tu lado, muchas las misas que has amenizado a los niños, y un bello acompañamiento a mi voz cascada y horrenda durante casi una década. ¿recuerdas cuando tocábamos en aquel bar ya cerrado llamado 2 Estrellas para amenizar las cervezas que nos tomábamos los amigos, con el único fin de pasar un buen rato y ser una alternativa al fútbol de los Domingos por la tarde?, ¿Recuerdas aquellos viajes en tren, autobús o coche por todo el territorio Castellano y Asturiano sobre todo?
¡Cuántas veces habré curado tus heridas (juegos de cuerdas, clavijeros, barnices, puentes) para poder seguir disfrutando de tí, aunque sea un torpe guitarrista que no tiene ni idea de puntear!
Aun recuerdo cuando a veces en alguna reunión, mientras no te tocaba, en vez de guardarte en la funda, permanecía abrazado a tí aunque fuese por horas.
Y es que has sido mi amiga, mi compañera, mi confidente, mi amante y casi una hija para mí.
Y no es que hayas muerto, es que he querido compartirte y que otra persona pueda vivir junto a tí todo lo que yo viví. Con gran dolor de mi corazón nos hemos separado y te he entregado a tí, una de las cosas más bonitas de mi vida a un amigo para que aprenda a tocarte y a disfrutar y ser feliz con la música que solo tú sabes crear.
Sabes que no es un "adiós"; es un "hasta luego" pues yo voy a ser uno de los que enseñe a este amigo a descubrir los secretos que encierra tu cuerpo curvilíneo de madera; y ¿quien sabe? tal vez llegue a amarte como yo lo hice y aún hago.
Con lágrimas en mis ojos me despido: ¡Hasta siempre, amor mío!
viernes, 8 de abril de 2011
Mi relación con los demás (Los Amigos)
-Buenos días- respondió cortésmente el principito, que se dio la vuelta, pero no vio nada.
-Estoy aquí – dijo la voz-, bajo el manzano…
-¿Quién eres?- dijo el principito-. Eres muy lindo….
-Soy un zorro- dijo el zorro.
-Ven a jugar conmigo- le propuso el principito-. ¡Estoy tan triste!...
-No puedo jugar contigo- dijo el zorro-. No estoy domesticado.
- ¡Ah! Perdón- dijo el principito.
Pero, después de reflexionar, agregó:
-¿Qué significa “domesticar”?
-No eres de aquí- dijo el zorro-. ¿Qué buscas?
-Busco a los hombres- dijo el principito-. ¿Qué significa “domesticar”?
-Es una cosa demasiado olvidada- dijo el zorro-. Significa “crear lazos”.
-¿Crear lazos?
-Si- dijo el zorro-. Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo….
-Empiezo a comprender- dijo el principito-.
El zorro volvió a su idea:
El zorro calló y miró largo tiempo al principito.
-¡Por favor…., domestícame!- dijo.
-Me gustaría- respondió el principito-, pero no tengo mucho tiempo. Tengo que encontrar amigos y conocer muchas cosas.
-Sólo se conocen las cosas que se domestican- dijo el zorro-. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Compran cosas hechas a los mercaderes. Pero como no existen mercaderes de amigos, los hombres ya no tienen amigos. Si quieres un amigo, ¡domestícame!
-¿Qué hay que hacer? Dijo el principito.
-Hay que ser paciente- respondió el zorro-. Te sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en
Al día siguiente volvió el principito.
-Hubiese sido mejor venir a la misma hora- dijo el zorro-. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto;¡ descubriré el precio de la felicidad! Pero si vienes a cualquier hora, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón.
-¡Ah!...- dijo el zorro-. Voy a llorar.
-Tuya es la culpa- dijo el principito-. No deseaba hacerte mal, pero quisiste que te domesticara…
-Sí- dijo el zorro.
-¡ Pero vas a llorar!- dijo el principito
-Sí- dijo el zorro.
-Entonces, no ganas nada.
-Gano- dijo el zorro-, por el color del trigo.
Luego, agregó:
-Te regalaré un secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos. El tiempo que perdiste conmigo hace que yo sea tan importante. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado.
¿Son necesarios en nuestra vida o podemos vivir sin tener amigos?
¿Qué es lo más importante en una amistad?
¿Qué espero de ellos?
¿En qué te fijas de una persona para que sea tu amig@? ¿Qué es lo que te gusta de ell@s?
¿Qué no soporto en una amistad? ¿Dónde pongo los límites para que una amistad se rompa?
¿Cómo me valoro yo como amigo?
PARA MEDITAR EN CASA (Sí, es obligatorio)
Habiendo leído el texto, y sabiendo lo que significa “Domesticar” ¿Podrías recordar algún caso en el que tú hayas domesticado una amistad, o una persona te haya domesticado? Rememora la historia y cuéntala aquí.
«En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.
Los letrados y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio y, colocándola en medio, le dijeron:
—Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras. Tú, ¿qué dices?
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
—El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, fueron escabulléndose, uno a uno, empezando por los más viejos, hasta el último. Y quedó solo Jesús, y la mujer en medio, de pie. Jesús se incorporó y le preguntó:
—Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Ninguno te ha condenado?
—Ella contestó:
—Ninguno, Señor.
Jesús dijo:
—Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».
En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús, le preguntó: Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces lo tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces? Jesús le contesta: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y les propuso esta parábola: Se parece el Reino de los Cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo. El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios, y, agarrándolo, lo estrangulaba diciendo: Págame lo que me debes. El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo y te lo pagaré. Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: ¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti? Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano. Cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro lado del Jordán.
Una reflexión sobre Jn 15, 13-15
En nuestra sociedad hay una palabra importante que ha perdido su valor, la palabra: AMIGO. Muchas veces, las personas la usan con personas que apenas conocen y que realmente poco les importan.
Y se puede perdonar el mal uso de la palabra "amigo" en el mundo político y a otros niveles de la sociedad. Pero debemos resistirlo en cosas más importantes. Por ejemplo, para entender toda la profundidad que hay detrás de esas palabras y sentimientos de Jesús: "Ya no os llamo siervos, sino amigos." (Jn 15, 13-15).
Por eso para entenderlas tenemos que preguntarnos, ¿Que significa realmente ser amigo?
Jesús mismo hace un contraste entre "amigo" y otra palabra "siervo" o "esclavo."
En griego la palabra es "doulos." No es una persona que trabaja para otro durante el día y en la noche regresa a su propia casa. El "doulos" vive con su amo, pertenece a él y en efecto es su propiedad.
La traducción más exacta es "esclavo" pero no en un sentido de degradación. Sin embargo el esclavo tiene que hacer la voluntad de su amo - y, como dice Jesús, a pesar de no entender toda orden.
Pero si bien ser esclavo de Jesús ya es una cosa grande, hay más y no debemos evitarlo con una falsa humilidad. Jesús nos dice algo increible, "ahora os llamo amigos y he dado mi vida por vosotros."
Y ¿que significa ser amigo de Jesús? El mismo nos da la clave: " Si haceis lo que yo os mando". Es decir, somos sus amigos cuando caminamos a su lado y escuchamos y hacemos nuestras sus enseñanzas, que El ha recibido del Padre:"Os he dado a conocer todo lo que he oído a mi Padre.", pero no con una obediencia sin más, sino tal como El obedeció, con una obediencia amorosa.
Además, los mandatos de Jesús, son vida. Detrás de cada uno de los mandatos de Jesús, no hay una prohibición meramente moral, hay un aviso a través del cual Jesús quiere protegernos del daño emocional, físico y sobre todo espiritual que puede ocasionarnos transgredirlos -, porque Jesús es un amigo verdadero que siempre piensa en nuestro bien.
Si tuviesemos que definir a un verdadero amigo, no diríamos, que es aquél que camina a tu lado sin involucrarse para nada en tu vida; sino aquel que te hace parte de su vida y procura hacerse parte de la tuya, compartiendo alegrías y penas; partcipando en tus proyectos, ayudándote a dar lo mejor de tí, a ser mejor cristiano, aquel que vela por tus intereses como si fueran suyos, tratando de protegerte de los peligros.
Hay un santo del primer siglo de la iglesia, S. Policarpo, que entendió cual era la amistad de Jesús y que vivió esa amistad. Jesús es el verdadero Amigo que se involucra del todo, y en profundidad con nosotros.
San Policarpo, fue arrestado por los romanos.
El consul romano trato de convencerle a renunciar a Jesús para salvar su propia vida.
"Mire," le dijo, "Vd. es un hombre ya anciano. Para evitar ser quemado vivo solo hay que maldecir a Cristo."
Policarpio respondio, "Por 86 años he conocido a Jesús y nunca me ha hecho ningún daño. ¿Como ahora voy a maldecirlo? Jesús realmente es un amigo que siempre me ha hecho bien, nunca el mal. Y si El dió su vida por mi, ¿podría encontrar otra manera mejor, para corresponder a tal gesto de amor y de amistad, que entregando mi vida por Él"?
(Cogido del blog: http://www.laspiedrasvivas123.com/2010/08/ya-no-os-llamo-siervos-sino-amigos-jn.html )
Pedro y sus negaciones
San Pedro, era originario de Betsaida. Pescador de profesión. Su nombre era Simón y fue discípulo de Jesús. Este le dio el nombre de Cefas = piedra. Le constituyó en cabeza de la Iglesia. Evangelizó principalmente en Palestina, Antioquia, quizás en Corinto y finalmente en Roma, donde murió crucificado en época de Nerón, en el año 67 o 64.
Aquí no voy a realizar un análisis de su vida. Me voy a referir a las enseñanzas de los versículos que figuran a continuación, y a los hechos ocurridos cuando seguía a Jesús como discípulo, que me han hecho meditar, sobre lo intransigentes y duros que somos con los que nos rodean.
Frecuentemente, juzgamos las actitudes de los demás muy a la ligera. Nos sentimos defraudados porque nuestro amigo, familiar, o esposo, no ha actuado ante cualquier situación como nosotros esperábamos, y más aún, cuando pensamos que "conocemos bien a esa persona". Como consecuencia nace la desconfianza y el recelo, nos sentimos dolidos, y la apartamos en mayor o menor grado de nuestro corazón.
También es cotidiano, el escuchar estupendas teorías de "como somos", y que haríamos en cualquier situación, ya fuera la que se le ha presentado a otra persona, o simplemente imaginarias. Y decimos eso de: -yo haría esto o aquello-, presumiendo ante los demás de lo estupendo que somos, "incluso creyendo lo que decimos". Pero no es así, no tenemos la menor idea de como vamos a actuar ante cualquier hecho que nos presenta la vida, ya que no solo depende de nuestra forma de ser, de nuestros conocimientos, de las circunstancias, y sobre todo "del estado de ánimo con que nos hemos levantado ese día". Ante cualquier situación, hoy podemos actuar con acierto y valentía, y quizás mañana lo contrario, avergonzándonos de nuestro comportamiento.
Por todo esto, ¿como somos capaces de juzgar las actitudes de los demás, si nosotros desconocemos las nuestras? Pienso que debemos tener más tacto, y ser más humildes a la hora de presumir, o de hacer de jueces o fiscales de nuestros semejantes.
Todas estas consideraciones las he hecho, al leer en La Biblia algunos momentos de la vida de San Pedro, cuando acompañaba a Jesús.
Llamamiento de los primeros discípulos
San Mateo c-4 v-18 a 20
Caminando, pues, junto al mar de Galilea vio a dos hermanos: Simón, que se llama Pedro y Andrés, su hermano, los cuales echaban la red en el mar, pues eran pescadores; y les dijo: Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres. Ellos dejaron al instante las redes y le siguieron.
La confesión de Pedro
San Mateo c-16 v-13 a 20
Viniendo Jesús a la región de Cesárea de Filipo, preguntó a sus discípulos: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre? Ellos le contestaron: Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías u otro de los profetas. Y El les dijo: ¿Y vosotros quién decís que soy? Tomando la palabra Simón Pedro, dijo: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Y Jesús, respondiendo, dijo: Bienaventurado tú, Simón Bar Jona, porque no es la carne ni la sangre quien esto te ha revelado, sino mi Padre, que está en los cielos. Y yo te digo a ti que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré yo mí iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Yo te daré las llaves del reino de los cielos, y cuanto atares en la tierra será atado en los cielos, y cuanto desatares en la tierra será desatado en los cielos. Entonces ordenó a sus discípulos que nadie dijeran que El era el Mesías.
Predicción sobre la conducta de los discípulos
San Mateo c-26 v-30 a 35
Y dichos los himnos, salieron camino del monte de los Olivos. Entonces les dijo Jesús: Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche, porque escrito está: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas de la manada. Pero después de resucitado os precederé a Galilea. Tomó Pedro la palabra y le dijo: Aunque todos se escandalicen de ti, yo jamás me escandalizaré. Respondiéndole Jesús: En verdad te digo que esta misma noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces. Díjole Pedro: Aunque tenga que morir contigo, no te negaré. Y lo mismo decían todos los discípulos.
Prisión de Jesús
San Juan c-18 v-1 a 10
Diciendo esto, salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, en el cual entró con sus discípulos. Judas, el que había de traicionarle, conocía el sitio, porque muchas veces concurría allí Jesús con sus discípulos. Judas, pues, tomando la cohorte y los alguaciles de los pontífices y fariseos, vino allí con linternas, y hachas, y armas. Conociendo Jesús todo lo que iba a suceder, salió y les dijo: ¿A quién buscáis? Respondiéndole: A Jesús Nazareno. El les dijo: Yo soy. Judas, el traidor estaba con ellos. Así que les dijo: Yo soy y cayeron en tierra.
Otra vez les preguntó:¿A quien buscáis? Ellos dijeron: A Jesús Nazareno. Respondió Jesús: Ya os dije que yo soy; si, pues, me buscáis a mí, dejad ir a éstos. Para que se cumpliese la palabra que había dicho: "De los que me diste no se perdió ninguno". Simón Pedro que tenía una espada, la sacó e hirió a un siervo del pontífice, cortándole la oreja derecha. Este siervo se llamaba Malco. Pero Jesús dijo a Pedro: Mete la espada en la vaina; el cáliz que me dio mi Padre, ¿no he de beberlo?
Las negaciones de Pedro
San Mateo c-26 v-69 a 75
Entre tanto, Pedro estaba sentado fuera en el atrio; se le acercó una sierva diciendo: Tú también estabas con Jesús de Galilea. El negó ante todos, diciendo: No sé lo que dices. Pero cuando salía hacia la puerta, le vio otra sierva y dijo a los circunstantes: Este estaba con Jesús el Nazareno. Y de nuevo negó con juramento: No conozco a ese hombre. Poco después se llegaron a él los que allí estaban y le dijeron: Cierto que tú eres de los suyos, pues tu mismo hablar te descubre. Entonces comenzó a maldecir y a jurar: ¡Yo no conozco a ese hombre! Y al instante cantó el gallo. Pedro se acordó de lo que Jesús le había dicho: Antes que cante el gallo me negarás tres veces; y saliendo fuera, lloró amargamente.
En estas lecturas, Jesús elige a Pedro como uno de sus discípulos. Jesús conoce perfectamente a Pedro, como a nosotros y nuestras flaquezas. Pero Jesús no sólo hace esta elección, si no que además le da las llaves del Reino.
Pedro es el mismo, pero no lo son las circunstancias, sus cambios de humor y de parecer. Esto hace que se entregue, lo deje todo, y siga al Maestro. ¡Qué pocos somos capaces de hacer una entrega así! Ama a Jesús, y en un ambiente relajado afirma que moriría por él. Eso nos pasa a muchos, y no siempre en momentos tan críticos como aquí se describen. Se dice: -No te preocupes, aquí me tienes para lo que sea-. Y puede ser que se diga de corazón, pero si luego no es así, no tenemos que defraudarnos, somos humanos, débiles y egoístas. A pesar de ello, debemos seguir amando, y no ser tan exigentes.
Me llama mucho la atención, el momento del prendimiento de Jesús. Pedro que estaba tranquilo mientras que Jesús oraba, se da cuenta que vienen a prender a su Maestro. Pasa de "0 a 100" y no piensa nada, pueden detenerlo o matarlo; pero él saca la espada y ataca a Malco. Poco después reflexiona sobre lo ocurrido, se llena de temor, y niega a Jesús tres veces. No seamos tan duros en juzgar las actitudes de los demás. Repasemos la historia de nuestra vida, y comprobaremos las veces que hemos vuelto la espalda a las personas que decimos querer.
(Cogido de http://poncioemiliano.webcindario.com/pedro.htm )
jueves, 7 de abril de 2011
Ser cristiano hoy (charla impartida la semana antes de la confirmación)
¿Qué significa para vosotr@s ser cristiano?
Ser creyente cristiano, es saberse hijo de Dios, y como tal, conocedor del amor que Dios nos tiene a todos, es creer en Jesús, que vino a traernos esa noticia, esa nueva realidad. Atrás quedó el Antiguo Testamento, en el cual Dios castigaba y ponía reglas, llegaba el momento para el amor.
Sí, Jesús nos mostraba el amor de Dios hacia nosotros como sus hijos, y predicaba con el ejemplo. Puede sonar a utópico, e incluso viejo, pero sin embargo, son ideas que a día de hoy, se pueden aplicar.
El paso que vais a dar, en algunos casos puede asustar y dar un poco de mieditis; algunos, habéis expresado que el ser cristiano, “el perfecto cristiano” es imposible... Dios no quiere imposibles de nosotros. Dios nos ha elegido para que seamos instrumentos para la construcción de su reino; y no es necesario ni imprescindible hacerlo con grandes obras; es un trabajar constante y continuo a base de pequeños gestos.
Jesús nos decía que somos la sal de la tierra. ¿Qué sucede con la sal? ¿Qué pasa si a un filete o a una patata le echamos cuarto de kilo de sal? Muy probablemente que no haya quien se lo coma. Pero ¿Y si echamos un pellizquito? La comida tendrá sabor, y la comeremos con bastante gusto.
Algo así hemos de ser nosotros con nuestra vida y nuestros actos. No vamos a estar desde que nos levantamos haciendo las cosas por ser “más bueno” o “más cristiano”, si no por que como nos sabemos hijos de Dios, y queridos por él, eso nos hace felices, y es una felicidad que nos desborda; tanto, que queremos compartirla con la gente que nos rodea para que puedan ser tan felices como nosotros, o al menos alcancen a compredenrlo. Si hacemos las cosas para “subir nota”, es que nos estamos equivocando de pleno; estaremos pecando de lo mismo que el fariseo de la parábola. ¿Recordáis la parábola del fariseo y el publicano? Vamos a recordarla juntos.
Un fariseo (hombres de ley, la ley de Dios, los más sabios, los más justos, los más “guays”) y un publicano (Israel estaba ocupada por los romanos, y los publicanos, recaudaban impuestos para el imperio romano, por lo que entre otras cosas, eran considerados unos traidores a la patria) entraron a la sinagoga (lo que viene a ser una iglesia o templo para rezar) y el fariseo daba gracias a Dios por haberle hecho tan guay, sabio, justo y lo mejor de lo mejor; y no como a ese publicano que es malo, pecador, asqueroso... le faltó llamarle “publicano de mierda”. Y esto lo decía en voz alta, para que todos le oyesen, y bien delante del altar, para que todos le viesen.
El publicano, se quedó sin embargo en la entrada, sin atreverse a levantar la vista del suelo, y la única oración que tenía era: “Señor, apiádate de mí, por que soy un pecador”
¿Recordais lo que decía Jesús de estos dos hombres? Pues dijo que a Dios le llegó más la oración del publicano, pues estaba cargada de arrepentimiento sincero.
Eso es lo que quiere Dios de nosotros; que tomemos conciencia de quienes somos, de que nos sepamos de carne y hueso y como tales, personas limitadas. Que tenemos frío cuando las temperaturas bajan y calor cuando suben. Que tenemos hambre y sed, sueño y cansancio, que caemos enfermos y sangramos si nos cortamos; y que aún así, sentimos el amor que Dios nos tiene como sus hijos que somos, que nos alegramos y que estamos dispuestos a esforzarnos por mejorar, por construir poco a poco su reino con pequeños gestos.
No hace falta que nos vayamos a paises empobrecidos a ayudar, ni que vayamos a limpiar costas de chapapote; eso está muy bien, pero podemos empezar por lo pequeño: por intentar que el instinto, lo que nos viene de las tripas, la visceralidad, no salte, es decir, no dejarnos llevar por el cabreo y el mal carácter. Es saber perdonar (el “perdono, pero no olvido” es una hipocresía, pues ese olvido suele estar cargado de rencor muchas veces, y no termina de ser un perdón verdadero), como lo es también el saber pedir perdón por nuestros errores y fallos, y el saber sentirse perdonado, sin fustigarse por los errores cometidos.
Cuando tropezamos y caemos ¿acaso no nos volvemos a levantar? Con el caer en las tentaciones y el pecar, pasa algo similar. Todos procuramos que no pase, pero cuando sucede, la reacción debe ser el ver por qué ha sucedido, tomar conciencia de ello, y procurar que no vuelva a suceder.
Cuando os confirméis, cuando deís ese “Sí, quiero” no os vais a convertir de golpe y porrazo en unos supermanes, ni tampoco en un “Jesucristo 2”, es un “Sí, quiero” ser cristiano con todo lo que ello conlleva; que es:
- Saberse hijo de Dios, y sentirse querido por él, a su vez esto nos lleva a querer extender esta realidad a todo el que nos rodea
- Saber querer a los demás como nuestros hermanos, e intentar hacer las cosas, movidos por ese mismo amor
- Luchar, esforzarse cada día por ser felices, y que esa felicidad nos rodee. Siendo conscientes de que esa felicidad no tenemos que buscarla en cosas que hagan daño a los demás.
- Recordar que el dinero, es un medio más, y no un fin; y por lo tanto, no centrar nuestra vida y esfuerzos en ganar dinero y dedicarle a este nuestra existencia; recordad, solo es papel y metal, dos objetos inanimados que ni respiran, ni hablan, ni mucho menos sienten; no podeis sentir su amor; el de Dios, y el de vuestros hermanos, sí.
- No tener rencor, ni dejarse llevar por el odio, ni por los enfados. Cuesta, ¡claro que cuesta! Y no lo vamos a conseguir de la noche a la mañana, pero a veces es algo tan fácil como eso que nos decían nuestros padres “Antes de hacer algo de lo que seguramente te vas a arrepentir, cuenta hasta diez” (o hasta cien, o hasta setenta veces siete...)
Y todo esto, no es algo que se consiga de la noche a la mañana; es un compromiso que vamos cumpliendo poco a poco, todos los días, y para lo cual, tenemos a la gente que nos rodea; la familia, los amigos, y los hermanos de esta, nuestra comunidad parroquial, para apoyarnos, y ayudarnos a conseguirlo.
Me gustaría acabar con un pequeño ejercicio de imaginación; cerrad los ojos, y quiero que imagineis un castillo, grande majestuoso, muy bonito. Ese castillo, es el reino de Dios, y todos y cada uno de nosotros, los que le decimos “Sí” a Dios, Sí a comprometernos a comportarnos como sus queridos y amados hijos, todos y cada uno de nosotros, somos los ladrillos que componen ese castillo; cada uno de nosotros, desde su pequeñez, forma parte de un todo más grande y majestuoso“Quedaron llenos del Espíritu Santo” Oración Inicio de curso para la confirmación
“Quedaron llenos del Espíritu Santo”
Re La sim fa#m Sol
Ven Espíritu ven y lléname Señor
mim La
con tu preciosa unción (Bis)
Re La sim fa#m Sol
Purifícame y lávame, renuevame y restáurame Señor
mim LA
con tu poder
Re La sim fa#m Sol
Purifícame y lávame, renuevame y restáurame Señor
mim La RE
te quiero conocer
Leemos Hechos de los Apóstoles 2, 1-6
Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua.
Participación. ¿A qué siento que me impulsa el Espíritu Santo? ¿Estoy dispuest@ a escucharle?
miércoles, 6 de abril de 2011
LOS SUFRIMIENTOS DE JESUS desde el punto de vista médico
A los 33 años Jesús fue condenado a muerte.
La "peor" muerte de la época. Sólo los criminales eran condenados como Jesús.
Jesús en el Huerto suda sangre
Los Evangelios nos dicen que Jesús comenzó a sudar sangre cuando estaba orando en el monte de los Olivos, específicamente en el jardín del Getsemaní. Esto no es un lenguaje poético sino una condición médica llamada "hematidrosis". No es muy común pero puede darse cuando hay un alto grado de sufrimiento psicológico.
Lo que sucede es que la ansiedad severa provoca la secreción de químicos que rompen los vasos capilares en las glándulas sudoríficas. Como resultado, hay una pequeña cantidad de sangrado en las glándulas y el sudor emana mezclado con sangre. No es mucha sangre sino una cantidad muy pequeña. Esto provocó que la piel quedara extremadamente frágil de modo que cuando Jesús fue flagelado por el soldado romano al día siguiente, su piel ya estaba muy sensible.
La flagelación
Las flagelaciones romanas eran conocidas por ser terriblemente brutales. Generalmente consistían de treinta y nueve latigazos. El soldado usaba un látigo con tiras de cuero trenzado con bolas de metal entretejidas. Cuando el látigo golpeaba la carne, esas bolas provocaban moretones o contusiones, las cuales se abrían con los demás golpes. Y el látigo también tenía pedazos de hueso afilados, los cuales cortaban la carne severamente.
La espalda quedaba tan desgarrada que la espina dorsal a veces quedaba expuesta debido a los cortes tan profundos. Los latigazos iban desde los hombros pasando por la espalda, las nalgas, y las piernas. Mientras continuaba la flagelación, las laceraciones rasgaban hasta los músculos y producían jirones temblorosos de carne sangrante. Las venas de la víctima quedaban al descubierto y los mismos músculos, tendones y las entrañas quedaban abiertos y expuestos.
La víctima podía experimentar un dolor tan grande que le llevase a una conmoción hipovulémica. Hipo significa "bajo, "vol" se refiere a volumen y "émica" significa "sangre", por lo
hipovolémica quiere decir que la persona sufre efectos de la pérdida de una gran cantidad de sangre. Esto causa 4 efectos:
1. El corazón se acelera para tratar de bombear sangre que no existe.
2. Baja la presión sanguínea, lo que provoca un desmayo o colapso.
3. Los riñones dejan de producir orina para mantener el volumen restante.
4. La persona comienza a sentirse sedienta porque el cuerpo ansía fluidos para reponer el volumen de sangre perdido.
Camino al Calvario
Jesús se encontraba en condición hipovolémica mientras ascendía por el camino hacia el lugar de la ejecución en el Calvario llevando el madero horizontal de la cruz.
Finalmente Jesús se desplomó y un soldado romano le ordenó a Simón que llevara la cruz por él. Luego Jesús dice "Tengo sed" y en ese momento se le ofrece un trago de vinagre.
La muerte de Jesús fue todavía peor que la crucifixión común. No a todos los criminales condenados los clavaban a la cruz. Muchos eran amarrados.
A Jesús lo acostaron y clavaron sus manos en posición abierta en el madero horizontal. Esta viga se llamaba patibulum y en ese momento estaba separado el madero vertical, que estaba clavado al suelo de forma permanente.
Los clavos que los romanos usaban eran de trece a dieciocho centímetros de largo, afilados hasta terminar en una punta aguda. Se clavaban por las muñecas. El clavo atravesaba el nervio mediano. Ese es el nervio mayor que sale de la mano y quedaba triturado por el clavo que lo martillaba. Este dolor es similar al que uno siente cuando se
golpea accidentalmente el codo y se da en ese huesito (en el nervio llamado cúbito), pero ahora imagine tomar un par de pinzas y presionar hasta triturar ese nervio, ese dolor es similar al que Jesús experimentó. Al romper ese tendón Jesús y por tener sus muñecas clavadas, Jesús fue obligando a forzar todos los músculos de su espalda para poder respirar.
Dolor Excruciante
El dolor era tan insoportable que literalmente no existían palabras para describirlo. Se tuvo que inventar una nueva palabra llamada "excruciante" (que significa "de la cruz") para describir semejante dolor.
Jesús colgado en la cruz
Cuando Jesús fue alzado para unir el madero con el poste vertical se procedió a clavarle los pies. Nuevamente los nervios de los pies fueron triturados y eso debe haber causado un dolor similar al de las muñecas.
Al momento de estar en posición vertical sus brazos se estiraron intensamente, probablemente 15 centímetros de largo y ambos hombros debieron haberse dislocado (solo tomad en cuenta la gravedad, para sacar conclusiones), lo que confirmaba lo escrito en Salmos 22 "dislocados están todos mis huesos".
Una vez que la persona cuelga en posición vertical, la crucifixión es una muerte lenta y agonizante por asfixia. La razón es que la presión ejercida en los músculos pone el pecho en la posición de inhalación. Básicamente, para poder exhalar, el individuo debía apoyarse en sus pies (fijos con clavos al madero) para que la tensión de los músculos se alivie por un momento. Al hacerlo, el clavo desgarraría el pie hasta que quede finalmente incrustado en los huesos tarsianos.
Después de arreglárselas para exhalar, la persona podría relajarse y descender para inhalar otra bocanada de aire. Nuevamente tendría que empujarse hacia arriba para exhalar raspando su espalda ensangrentada contra la madera áspera de la cruz.
Este proceso continuaba hasta que la persona ya no pudiera empujarse hacia arriba para respirar. Entonces moría.
Muerte de Jesús
A medida que la persona reduce el ritmo respiratorio, entra en lo que se denomina acidosis respiratoria: el dióxido de carbono de la sangre se disuelve como ácido carbónico lo cual causa que aumente la acidez de la sangre. Finalmente eso lleva a un pulso irregular. De hecho al sentir que su corazón latía en forma errática, Jesús se hubiera dado cuenta de que estaba a punto de morir, y es entonces que pudo decir: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" y luego murió de un paro cardiaco.
Incluso antes de morir la conmoción hipovolémica debe haber causado un ritmo cardíaco acelerado sostenido que debe haber contribuido al paro cardíaco, lo cual dio por resultado la acumulación de fluido en la membrana que rodea al corazón llamada efusión pericárdica, al igual que alrededor de los pulmones, llamada efusión pleural.
Traspaso del Corazón
Para acelerar la muerte, los soldados quebraban las piernas de los crucificados, utilizando para ello una lanza romana para despedazar los huesos de la parte inferior de las piernas. Eso evitaba que la persona empujara hacia arriba con las piernas para poder respirar así que la muerte les seguía en cuestión de minutos.
En el Nuevo Testamento se nos dice que los huesos de Jesús no fueron quebrados como ocurrió con los otros crucificados. Esto fue así porque los soldados habían confirmado que Jesús había muerto; así se cumplió la profecía del Antiguo Testamento acerca del Mesías donde se dice que ninguno de sus huesos sería quebrado. Pero el soldado romano para confirmar la muerte de Jesús le clavó la lanza en su costado derecho. La lanza atravesó el pulmón derecho y penetró el corazón. Por lo tanto, cuando se sacó la lanza, salió fluido claro, como el agua, seguido de un gran volumen de sangre, tal como lo describe Juan, uno de los testigos oculares, en su Evangelio.
Además hay que mencionar la humillación que sufrió por el desprecio y las burlas, cargando su propia cruz por casi dos kilómetros, mientras la multitud le escupía el rostro y le tiraba piedras (la cruz pesaba cerca de 30 kilos, tan solo en la parte horizontal, en la que le clavaron sus manos).
Romanos 5,7-11
"En verdad, apenas habrá quien muera por un justo; por un hombre de bien tal vez se atrevería uno a morir -; mas la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros. ¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por él salvos de la cólera! Si cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvos por su vida! Y no solamente eso, sino que también nos gloriamos en Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación."