domingo, 28 de noviembre de 2010

Cubito de Hielo

Algun@s recordaréis el tercer capítulo de mi proyecto de novela titulado: El hielo y el calor (click en el título para ser reenviad@s al post donde se encuentra dicho capítulo); pues bien, tras colgarlo en varias webs, una persona (a la que no conozco de nada) colgó un poema en respuesta. Son cosas que pasan, a veces una canción, una imagen, una poesía, nos sirven de inspiración para que nosotr@s podamos crear algo.
Personalmente, me ha gustado mucho el poema de esta persona (que por cierto es una mujer, o al menos eso ha dicho), por que complementa lo que el protagonista de mi novela dice.
¡A ver qué os parece!

CUBITO DE HIELO

Resbalando por mi espalda

no quiero notar el frío.

Permanezco ajena a la sensación

de tu voz en mi oído.

Me giro sobre mí misma

en dos tiempos,

entre el pasado perfecto y el presente continuo,

y siento tu mirada.

Resbalando hacía el ombligo,

casi derretido,

gotas por las costillas

hacía la sábana…

Comienza a entrar

y es ya sólo un recuerdo

empujado por el deseo.

Se deshace en mi interior,

como toda yo…

Capitulo VI El inicio del viaje

Capítulo VI El inicio del viaje.

Hoy hemos discutido con bastante dureza. La verdad es que nunca soñé que pasaría, pero supongo que es algo por lo que tarde o temprano tenemos que pasar todas las parejas. Se han dicho cosas bastante duras y desagradables; y ahora te tengo aquí, dormida a mi lado, con la espalda vuelta hacia mí; enfurruñada y furiosa por las cosas que nos hemos dicho. Yo estoy igualmente cansado; discutir me deja sin energías; y aquí estoy, sentado en mi mitad de la cama pensando si abrazarte y quedarme dormido así como tantas noches, y así forzar una tregua, o mantenerme firme en mi posición y darte la espalda yo también a ti.

Aún sabiendo que no hago bien, opto por la segunda idea, y me duermo dándole vueltas a un único pensamiento: ¿qué pasaría si despertaras y vieras que no estoy, que no existo? Presa de ese agotamiento, voy sumiéndome cada vez más en el aletargador abrazo de Morfeo, y noto cómo mis ojos se van cerrando poco a poco…

El calor empieza a lamerme los párpados y la luz pugna por colarse a través de ellos. Noto una extraña suavidad bajo mi cuerpo: no es la suavidad de las sábanas; si no algo más… granulado. ¡No puede ser! Instintivamente, mi mano se cierra en un intento de negar la evidencia que todos mis sentidos me anuncian; todos menos la vista, pues aún mantengo los ojos cerrados. Arena; lo que mi puño sostiene es arena. Abro los ojos lleno de incredulidad: ¡Estoy en una playa!

- ¿Cómo he llegado aquí?.- Me digo; y en ese momento, me doy cuenta de otra cosa: la playa está desierta. No hay nadie alrededor de mí: sólo hay arena y más arena en derredor mío; una arena de color muy claro, y tacto muy suave, casi sedoso. Una arena, que debido a la intensidad de la luz del sol que me alumbra en estos momentos, debería estar ardiendo, pero no es así: esta arena mantiene una temperatura bastante agradable: ni ardiente, ni gélida, como si la hubiesen puesto a propósito a una temperatura apta como para estar sentado donde me encuentro.

Miro hacia las aguas. El mar tiene un oleaje suave, y tan pacífico, que apenas parece que esté en movimiento; la vista alcanza a ver el punto donde agua y cielo se besan allá en el horizonte. Ni un solo barco, ni un bañista; estoy completamente sólo.

Mientras mi mente sigue haciendo cábalas y elucubraciones de cómo he llegado hasta aquí, te busco nervioso, como si esperase que aparecieras en cualquier momento… pero nada: aquí, en este playa que se me antoja paradisíaca, no estás tú, al igual que no hay nadie en la arena, ni tampoco en el agua.

El sol luce brillante en lo alto del cielo. Su calor me baña y rodea, pero no me quema; la verdad es que la temperatura es agradable; y aunque la luz del sol rebotando en la arena debería cegarme, compruebo con sorpresa que no es así. Estoy tan a gusto, que dan ganas de quedarse aquí para siempre.

Pero siento que nada de esto es natural; demasiado bonito, demasiado idílico, demasiado solitario; pero sobre todo, ¿Cómo he llegado aquí? Mi mente da vueltas rápidamente, y llego a la conclusión de que debe tratarse de un sueño. ¡Eso es! Se trata de un sueño, demasiado vívido, demasiado real, pero un sueño al fin y al cabo. En cualquier momento despertaré, y la suavidad que mis dedos acarician pertenecerá a la sábana, en lugar de esta arena tan sedosa y límpia; la luz del sol que me rodea y alumbra, pertenecerá en realidad a la de la lámpara de la mesilla de noche; y el murmullo de las olas del mar, será sustituido por el ruido del tráfico que se colará a través de las rendijas de la ventana.

Espero pacientemente a que llegue el momento de despertar y volver a la realidad; esa realidad en la que ambos nos hemos peleado esta noche, y nos hemos dicho palabras que jamás debieron salir de nuestros labios. Una realidad, en la que nos cruzaremos miradas cargadas de dolor, amargura y resentimiento por las afrentas recibidas. Espero, sigo esperando… parece que el final de este sueño, que mi despertar, va a hacerse de rogar. Decido sentarme (aunque sé que en el fondo es el yo de mi sueño el que se sienta, por que sé que no es real) y sigo esperando. Empiezo a aburrirme, para ser un sueño, está siendo bastante tostón; en los sueños siempre pasa algo: ya sea probable o surrealista, pero no te quedas sentado durante horas sin que pase nada…

Llevo ya un par de horas, cuando oigo una voz detrás de mío.

- ¿Acostumbrándote al lugar, o esperando a alguien?

Me giro para ver al autor de la pregunta: en un hombre a aproximadamente unos 50 años: el pelo empieza a escasear en su cabeza, pero no es así con su cara, la cual queda enmarcada por una demasiado límpia y blanca barba. Viste un atuendo bastante veraniego: Sandalias en los pies, unos pantalones cortos de color marfil, una camisa de estilo hawaiano, con montones de flores y hojas sobre un fondo azul brillante, y unas gafas de sol para protegerse la vista.

- Pareces sorprendido.- Me dice. – Y también desorientado. Supongo que te preguntas qué haces aquí. ¿Por qué no te levantas y te lo explico todo mientras damos un paseo?

Aunque desorientado, le hago caso y me pongo en pie. Me llama mucho la atención esta persona que acaba de aparecer. No le conozco de nada, y estoy seguro de que no le he visto en mi vida; entonces ¿qué hace en mi sueño?

- Aún crees que estás soñando.- Me dice. – Lamento decirte que no es un sueño; esto es bastante real. Por cierto, me llamo Pedro.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Cambios

Volviendo hoy a casa del curro con una compañera, me ha comentado esta que he cambiado, sobre todo en el último año. Noté cierto deje de tristeza en su voz cuando me lo decía, aunque ella pretendía que no se notase, por lo que he deducido que el cambio no había sido agradable, ni para bien.
¿Qué decir? Por lo pronto le he dado la razón: ya no soy la misma persona que conoció hace cuatro años más o menos. En ese periodo de tiempo, he tenido que pasar por muchas cosas, las cuales, para bien o para mal, dejan huella.
Mis lesiones de hombro, cuando ya creí que habían quedado atrás, volvieron con toda su dureza el año pasado, y este; con el correspondiente daño emocional; lo cual me ha llegado a dejar hecho polvo. En el tiempo que esas lesiones me han mantenido en activo, he visto con desagrado cómo se manipula a la gente para desviar su atención de cosas más importantes, y cómo estamos atentos a las broncas de la clase política, y cómo nos engañan los gobiernos haciéndome sentir asqueado de ser español. ¿Y por qué me siento asqueado? Por que se ve el plumero de hacia donde nos quieren encaminar entre los medios de comunicación, las películas que se encumbran y que adoctrinan a una nueva generación y tribu urbana, los cuales se tragan lo que les digan sin pararse a pensar que incluso la mierda de sus gurús también huele.
En la familia y las amistades he tenido bastantes vaivenes y desencuentros que han tenido desenlaces poco felices y con cada cual por su lado. La pérdida de muchos seres queridos (familiares, amig@s y mascotas) ya sea por fallecimiento, desencuentros, distanciamiento o discusiones son también varios golpes a tener en cuenta.
Sí, han sido muchos golpes seguidos; uno detrás de otro, y sin dejarme tiempo apenas a recuperarme, lo cual ha sido un desgaste bastante serio; y aunque me he llegado a refugiar en mi labor como educador-catequista, y pseudo-profesor de guitarra, tampoco en ese aspecto de mi vida me he encontrado a salvo de los palos. Pero eso no me ha hecho rendirme a la hora de enseñar y transmitir valores, y a reflexionar sobre cosas con las que nos podemos encontrar a diario.
Me podría haber refugiado en el trabajo, donde el último año, con el cambio de equipo no se me ha dado mal del todo. Pero las continuas guerras, y el cada vez más inseguro panorama socio-laboral, han hecho que tampoco me haya podido refugiar en el trabajo.
Han sido cuatro años en los que apenas he tenido tregua, en los que mi auto-control se ha visto puesto a prueba en no pocas ocasiones, y en los que de poco me ha servido el tener ese don de la observación hace poco descubrí tener.
No compañera, no ha sido un periodo fácil para mí. El resultado es que ya no confío en la gente tanto como antes; me he vuelto un tanto más cauto; y en según qué casos, más frío y calculador; y desde luego, más distante. No podrán herirme si no les dejo, y desde luego, cuantos menos puntos débiles presente, mejor. La fortaleza de mi psique ha recibido embites e intentos de asedio desde varios frentes a la vez, sin pausa, sin darle tiempo a mis defensas a descansar y reorganizarse para resistir. Han sido muchos ataques, y aunque en mi naturaleza no está contra-atacar ni devolver las bofetadas (y tampoco quiero hacerlo), lo que desde luego no voy a hacer es quedarme quieto viendo cómo me las dan. Ya procuraré esquivarlas, evitar que le momento de la bofetada se produzca, o simplemente, saber encajarla sin mostrar gesto alguno de dolor o afectación.
Sí, he cambiado; no soy el de antes, pero en el fondo y a la vez, soy el de siempre. Espero que sepas reconocer a tu compañero y amigo dentro de este nuevo yo, y sigas apreciándole y queriéndole como hasta ahora (esto va también por los demás).

martes, 16 de noviembre de 2010

Insultos para enmascarar la inoperancia

Como muchos sabéis ya, en mi tienda estamos de elecciones sindicales, y desde hoy día 17 de Noviembre, arranca el proceso de campaña electoral propiamente dicho. Pues bien, para algunos la cosa empezó ayer, y lo hicieron colgando unas hojas en las que en lugar de hacer propuestas de cómo mejorar las cosas o de cómo quieren trabajar, se han dedicado a lanzar una serie de insultos y descalificaciones.
Yo había llegado a un acuerdo con mi homólogo del otro sindicato en mi tienda de hacer una campaña lo más límpia posible; sin trastearnos el uno a los candidatos del otro, y vendiendo nuestros logros sin entrar en descalificaciones mutuas (lo cual sería hacer publicidad del otro), y hasta ayer, lo estábamos cumpliendo sin problemas.
No deben pensar así los que están por encima de mi compañero en la pirámide jerárquica de su sindicato, pues ayer, día 16, sin ser periodo de campaña aún (por lo que los hechos que relato en este post se podrían denunciar), uno de sus liberados se ha personado en la tienda, y ha colgado propaganda electoral en la que nos atacaba, criticaba, y llegaba a insultar.
Mi intención (y la de mis compañer@s) es la de permanecer firmes a la palabra dada y seguir en nuestra línea; vendiendo nuestros logros, y haciendo una declaración de intenciones que además será un compromiso con tod@s los compañer@s (sean votantes y simpatizantes nuestr@s o no, que las mejoras y el bien se hacen sin mirar a quién)
No obstante, no quería dejar pasar la ocasión de desfogarme ante tal despropósito perpetrado por el elemento en cuestión en el día de ayer.
Señor mío:
Hay que tener la cara más dura que el mármol de carrarra para presentarse usted en una tienda que no es la suya cuando en la de usted hace AÑOS que no le ven el pelo si no es en periodo electoral, en el cual sí hace usted acto de presencia para asegurarse su puesto de liberado sindical y así olvidarse (como lleva haciendo desde hace ya más de 5 años) de lo que es trabajar un fin de semana, de hacer un cierre de tienda o de estar cara al público (irónicamente y en un ejercicio de cinismo, no duda usted en gritar a los cuatro vientos que comprende, y representa a los trabajadores que sí lo hacen y dice que se solidariza con ellos).
Igualmente, hay que estar tremendamente desinformado o actuar de muy malísima fe aprovechándose de la ignorancia en la que much@s de mis compañer@s han estado sumidos de forma deliberada por "su gente" para poder soltar un comunicado en el que se miente (y se ocultan otras verdades) más que se habla.
Descalifican ustedes el convenio de Grandes Almacenes firmado en Agosto de 2009 y lo consideran malo (y con adjetivos bastante peores), pero se callan que el anterior, firmado en 2006 y que no incluía cosas como la ley de igualdad sí que lo firmaron ustedes.
Critican la subida salarial del 2% el año pasado (cuando el IPC presentaba un valor de -4%) con paga de atrasos con carácter retroactivo a 1 de Enero y un 1% para este año; pero no mencionan todos los convenios que siguen aún congelados a día de hoy (junto con los salarios de los trabajadores afectados por dichos convenios) desde hace más de dos años por su causa. Tampoco mencionan todos los ERE'S que ustedes gustosamente han firmado (y no les explican a l@s trabajadores/as por qué esto sí lo hacen con tanta celeridad). Consideran mísera esa subida salarial, pero cantan las alabanzas del pacto social IMPUESTO por el gobierno en el cual se dice que se impone una subida de HASTA el 1% sobre el IPC (Si este es negativo, ¿le bajarán el salario a l@s trabajadores/as?) pero que si hay empresas que no pueden permitírselo, SIN necesidad de demostrarlo de ninguna manera, pueden negar dicha subida por el motivo de no generar las suficientes ganancias para ello.
Mencionan también que no se ha tenido en cuenta al colectivo de cajeras. ¡Menos mal que según ustedes no lo hemos hecho! Fíjese si no le hemos hecho caso a dicho colectivo, que se estableció una comisión de trabajo a nivel intercentros especial y exclusivamente para dicho colectivo, para el cual se requería un representante de cada sección sindical para exponer sus situaciones de especial atención a la empresa. ¿Cual fue la contribución de su formación sindical? Para empezar enviar a dichas reuniones a liberados o delegados que JAMÁS han estado trabajando en cajas, y para más inri, ir a las reuniones sin llevar ni un solo punto a tratar (y eso cuando la persona que acudía tenía una mínima idea de a donde iba y cual iba a ser su cometido)
Podría seguir desgranando punto por punto su comunicado, pero son las 1:35 en este momento y quisiera irme a descansar en algún momento, pues a diferencia de ustedes, yo trabajo todo el año, y cuando estoy liberado de mis funciones en mi puesto de trabajo para dedicarme a la representación de l@s trabajadores/as, tengo el mal vicio de estar en tienda visible y disponible para mis compañer@s la mayor parte del tiempo que me sea humanamente posible, que para eso depositaron su confianza en mi en forma de voto; en lugar de hacer apariciones esporádicas cuando toca cada 4 años y después, si te he visto, no me acuerdo. Ya ve usted, que yo estoy dando la cara a las duras y a las maduras ¿puede usted decir lo mismo sin que se le caiga la cara de vergüenza? Solo añadiré un comentario a dicho comunicado. Ya que para enmascarar sus 4 años de inoperancia y ausencia se van a dedicar a insultar al otro que sí que está ahí padeciendo junto a l@s compañer@s a los que representa, al menos tenga el mínimo de atención de repasar bien los comunicados que cuelga. Verá, me ha dado un ataque irresistible de risa al ver que ha colgado usted el día 16 de Noviembre de 2010 un comunicado fechado a 21 de Junio de este año (es decir, de hace 5 meses)
Buenas noches

martes, 2 de noviembre de 2010

Cuando te marches

Esta es la ultima noche que paso a tu lado, mi amor, y no me acostumbro a la idea de despedirme de ti.
Cinco han sido los años en los que he gozado de tu compañía, y sentido el calor de tu mano acariciándome la mejilla. Mas ahora, rígida y gélida yace en tu regazo; sin vida que la anime para acariciarme una vez más.
Aún recuerdo esas noches que dormía a tu lado, que despertaba con tu cuerpo vuelto hacia el mío, y tenía que asegurarme de que estaba despierto, de que no continuaba soñando; y rezaba una y otra vez por que la noche no acabase, no fuera que todo siguiera siendo un sueño. Hoy también rezo para que la noche no se acabe, y el sepulturero en su cruel oficio, no tenga que separarme de ti.
Los hados no han sido generosos conmigo, pues te han arrebatado de una forma cruel de mi lado cuando más felices éramos, para llevarte al otro mundo; donde no puedo verte, tocarte ni oír el sonido de tu voz.
Nunca más las noches serán efímeras, ni jamás volveré a sentir el calor; la oscuridad del firmamento hará juego con mi corazón, y la sonrisa se borrará de mi rostro.
Cuando te marches, mi cielo, llévate conmigo mi amor y mi alegría; mi sonrisa y mi gozo; apaga la luna antes de marcharte, para que su luz no me guíe de vuelta a mi hogar, ese hogar vacío ahora sin tu presencia. Y cuando mire al cielo por la noche, enciende nuestra estrella con más fuerza, para que sepa que te acuerdas de mi.

Dibujo original de Antonio Herrero

lunes, 1 de noviembre de 2010

La parábola de la bicicleta

Hace unos años, una amiga manifestaba sentirse abandonada por Dios; decía que hacía mucho que no sentía su presencia, y se sentía muy sola y desamparada.
Me dio bastante pena verla así; y mientras pensaba cómo consolarla, y mi cabeza buscaba respuestas para darle, me vino a la mente la siguiente imagen:
Imaginé a un niño en su pequeña bici con dos ruedecitas que le ayudan a mantener el equilibrio mientras aún es pequeño. Llega un día en que el niño ha crecido lo suficiente como para poder ir en esa misma bicicleta sin esos apoyos, por lo que su padre decide quitárselas.
El pequeño se siente intimidado al ver que la bici es más inestable, y le coge miedo; no se atreve a montar. Entonces su padre le dice que él agarrará la bici por detrás para que no se caiga, y le anima a intentarlo.
Tras un par de titubeantes pedaleos (y no pocas eses dibujadas en su trayecto), el niño va cogiendo confianza, y pedaleando con más ánimo y brío. Es en ese momento, en el que el padre deja de sujetar la bicicleta sin avisar a su pequeño. Él también tiene miedo a que su hijo se caiga y se haga daño; miedo a que se dé cuenta en su dolor producido por la caída, de que su padre le ha engañado y no estaba ahí cuando dijo que iba a estar (y por consiguiente, a que el niño debido a esto no vuelva a confiar en él). Y una de las cosas que más le rompe el corazón, es la perspectiva de oir su llanto, el cual le dolerá más que la propia herida que se haga el hijo.
Pero sabe que es necesario, que es ley de vida que su hijo empiece a caminar por la vida por su propio pie, sin apoyos, para que no dependa siempre de los demás, y sepa valerse por si mismo. ¿Y si se cae? Ya estará el presto a correr junto a él para abrazarle, besarle, desinfectarle la herida, darle consuelo, y enseñarle que hay que levantarse otra de nuevo una vez que estemos en el suelo.
De la misma manera hace Dios con nosotr@s; nos deja ese libre albedrío, esa libertad para poder caminar sólos por la vida, sin apoyos ni dependencia; en total libertad. Pero también con el temor a que nos caigamos y hagamos daño, temiendo que nos hagamos una herida que a él le dolerá como propia sabiendo que la podría haber evitado simplemente sujetándonos. Pero hemos de aprender, incluso de nuestras caídas, y poder disfrutar de nuestra libertad; y que, aunque nos de la impresión de que estamos sólos, en realidad él está ahí, observándonos como el padre vigila a su hijo en su bici sin rueditas; con temor a que nos caigamos, sí, pero también orgulloso de ver que nos valemos por nosotr@s mismos y vamos aprendiendo, creciendo, y madurando.

Una vez, mi compi Irene, esa chica rubia con la que congenio tan bien como equipo de catequistas, dijo lo siguiente a nuestros chavales: "Lo realmente grande de Dios, es que se mantiene oculto a la vista. Si se mostrase directamente, le amaríamos por que no nos queda más remedio; y eso no es un amor libre ni real; si no que sería interesado, o por temor. En lugar de ello, se mantiene oculto; sin terminar de confirmar o desmentir su existencia, para que así podamos tener el regalo de la libertad. ¿Por qué? Por que un amor que uno sí decide sentir, sin presiones, es un amor realmente libre, sentido y verdadero. Ese es el amor que en realidad quiere Dios, y en realidad, también el que queremos todos al haber sido creados a su imagen y semejanza"