lunes, 27 de junio de 2011

La Familia

Siguiendo con las catequesis impartidas este año, llegamos al tema de la familia.
En este caso, recopilé varios testimonios de personas que desgranaban su vida familiar.

Queridos amigos:

Hoy se me ha pedido que os cuente sobre la visión y experiencia que tengo yo de la familia. En éstos momentos la sensación que tengo es la de haber sido abierta en canal y que tuviera que ir enseñando mis vísceras a todo el mundo, para que así opinaran.

Ciertamente hablar de la experiencia de familia, no debería hacer sentir así a nadie, pero mi caso no ha sido el de final feliz e inflarse de perdices. Aunque no puedo dejar de dar gracias a Dios todos los días, porque estoy segura de que hay mucha gente peor, y que lo vive con una sonrisa en la cara.

Todo empezó el “maravilloso” día que me casé. Las comillas las pongo porque ese día faltaba a mi lado una persona muy especial que llevaba dos años echando de menos. Mi padre estuvo a mi lado pero de otra manera diferente a la que estamos acostumbrados. También hubo alguna falta más. Mi abuelilla, que había vivido con nosotros los últimos años, ese día se tuvo que quedar con una hermana, porque no estaba ya en condiciones de acompañarnos. Esa experiencia positiva si la he tenido. Desde que tengo uso de razón siempre he vivido con un padre, una madre, un hermano y una abuela (primero la una y luego la otra) y realmente a pesar del trabajo extra para mi madre y mi padre o luego cuando éramos más mayores para nosotros, el cariño y el amor que recibes, el compartir de manera natural tu espacio y tiempo con alguien que te ama así, es toda una experiencia superpositiva.

Bueno, que nos habíamos quedado en el “maravilloso” día. Llovió. Y una amiga me dijo que cuando en tu boda llueve, caerán lágrimas. No le hice mucho caso la verdad. Para mí, era el día más feliz de mi vida. Pero debí sospechar que algo no iba bien ya el día siguiente. La persona con la que me había casado había desaparecido y en su lugar y con el mismo cuerpo apareció otro ser totalmente diferente.

No voy a remover la mierda, porque cuánto más se remueve peor huele. Sólo diré que convivir con una persona diariamente que te demuestra indiferencia, ya es suficiente castigo.

Con todo y con eso yo seguía muy enamorada y lo disculpaba todo. Al principio nada desgastaba mi amor por él. Empecé a pensar que hacer aumentar la familia podía mejorarlo todo. Así que nos pusimos manos a la obra. Los dos estábamos de acuerdo, así que para algo que nos unía y no nos separaba más, había que explotarlo al máximo.

Ahí también hubo problemas. No me quedaba embarazada y eso nos daba más problemas y nos desunía más.

Pero por fin un día de Reyes llegó la feliz noticia. ¡Vaya regalo de Reyes! Un par de días de felicidad y luego empezó la pesadilla. Si es niño todos contentos y si es niña él no la iba a aceptar ni a querer.

¡Menos mal que fue niño!, aunque eso sólo le hacía feliz consigo mismo. La indiferencia seguía presente entre nosotros. Incluso la distancia aumentaba.

Llegó un momento en que nos empezamos a plantear una separación. El día que yo me casé, pensé que lo hacía para toda la vida. Yo quería para mi hijo una familia como la que yo había tenido en mi infancia. Mi pequeño se merecía una madre y un padre. Aunque a veces, tampoco me gustaba la manera en que trataba al niño. De hecho, esa era una de las cosas que más me echaba para atrás cuando surgía la “solucinalotodo-separación”.

Luché. Luché por ese matrimonio y esa familia como no está en los escritos. Me puse en las manos del Señor. Lloré. Pataleé. Supliqué. Pero de nada sirvió. Quizá mi mayor error fue querer compartir mi vida con alguien que no tenía los valores que tenía yo. Muchas veces he pensado que él ni siquiera me amó. El caso es que pasó lo que tenía que pasar…

Han pasado los años. Ahora tengo mejor relación con él que antes. El niño apenas ve a su padre, con lo que no me tengo que preocupar de cómo le tratará. No le ve porque él no ha tenido intención de verle más a menudo. Y aunque realmente si miro atrás, veo que mi vida tal y como la soñé ha sido una fracaso, también he de decir que el Señor me hizo un maravilloso regalo (mi hijo) y me sigue regalando día tras día una vida que tengo que aprovechar para intentar dar, sin esperar recibir. Dar todo lo que Él me ha dado, intentar ser mejor persona y dormir todos los días con la conciencia lo más tranquila posible. Aunque no somos perfectos y alguna noche los problemillas no me dejan dormir.

Espero, queridos amigos que mi experiencia de familia, aunque sea de fracaso, os sirva para algo.

Mayte (38 años)

Hola chicos,
¿Qué contaros de mi familia?. Somos cuatro miembros: Mi padre, mi madre, mi hermano pequeño y yo.

Somos una familia tradicional y aunque cada uno a su modo, aportamos un toque especial al grupo que hace que cuando uno está en otro lugar, se le eche en falta. Esto no quiere decir que no tengamos nuestras moviditas... Somos muy temperamentales, enseguida nos encendemos pero no se quedan más que en palabras y un rato sin hablarnos.

Todo se habla entorno a la mesa, en el coche, de paseo... no tenemos secretos (bueno todos tenemos lo más personales) e intentamos dar nuestro punto de vista a las diferentes decisiones que damos en nuestro camino personal o familiar.

Nos acompañamos en todo momento. Todos somos cómplices de todos en cuanto a hacer regalos, algún secretillo más personal... Nos gustan las actividades en familia. No hay vacaciones que unos días no los pasemos juntos en la playa, o en el campo, o en el pueblo... haciendo el ganso, fotos divertidas, etc. Somos incapaces, al menos a día de hoy, de estar separados por un largo periodo de tiempo.
Cuqui (23 años)

Mis padres están separados por que mi padre bebe desde antes de que yo naciera. Actualmente los dos tienen vidas muy distintas y cada uno tiene a su actual pareja con sus respectivos hijos.

Mi padre ha tenido accidentes de coche por culpa del alcohol, incluso una vez dejó en siniestro total el coche de un buen amigo mío y no ha sido capaz de decírmelo ni pedirme perdón cuando yo misma se lo he dicho (yo me enteré de esto cuando mis amigos comentaban que "un borracho ha dejado sin coche a ......" un día mientras estaba con ellos). También ha maltratado a su mujer (cabe decir que los dos se han pegado mutuamente) hasta tal punto de estar a punto de matarla.
Siempre me ha culpado de todas sus desgracias cuando está bebido y nunca me ha pedido perdón cuando ha vuelto en sí. Me ha echado de casa varias veces por que sí y así mil cosas. Cabe decir que su mujer parece que no me soporta por que soy hija de su anterior matrimonio, por que ayuda a que mi padre tenga esta actitud poniéndose de su lado. No reconoce ser alcóhólico, ya no sé qué más hacer. Ahora mismo no quiere saber nada de mi por que intenté encontrar apoyo en la familia para que viera que está enfermo.

Es duro encontrarse con esta realidad de una persona a la que quieres como es tu padre, y me cuesta mucho hablar de ello, y más aún me duele su desprecio cuando yo lo único que quiero es ayudarle.

Laura (18 años)

Ayer murió mi madre. ¡Qué frase tan breve! ¡Y qué fácil de pronunciar! Sólo cuatro palabras. Pero, ¡cuántas cosas significa y contiene, y cuántas cosas clausura! ¡Qué cantidad de pensamientos y de emociones se amontonan en mi memoria y en estos instantes ocupan mi mente y mi corazón!

¡Cuántos momentos, alegrías y penas!

Mi madre siempre vivió ajena al mundo, a todo lo que no fuera su hogar, los suyos. Jamás le importó lo que sucediera fuera de su familia. Sólo cuando fue preciso introducirse en la sociedad, se lanzó a hacer gestiones, a conseguir entrevistas, a pedir favores y a mendigar ayudas para salvar la vida de su marido y para dar de comer a los suyos. Luego, una vez logrado, volvió a encerrarse en su familia... hasta ayer.

Y ha muerto como vivió: Sin hacer ruído, sin molestar, sin llamar la atención más allá del círculo familiar.

Al margen de sentimentalismos, sé, que mi madre ha cumplido. Ha cumplido como hija, ha cumplido como esposa y ha cumplido como madre y aún como abuela y como bisabuela. Su vida ha sido dilatada y, ha podido conocer su descendencia hasta los bisnietos.

Es impresionante pensar que, entre todas las madres posibles, fue ella la que prestó oídos a mi deseo de nacer, y me ofreció su seno y su sangre y su amor para toda una vida, y yo surgí de ella y fui causa de sus ilusiones y sus miedos, de sus alegrías y sus tristezas, vivencias que nunca pude ni podré recordar porque era muy pequeño. Esos años y esas vivencias eran patrimonio exclusivo suyo y se los ha llevado con ella.

Curiosamente, a los padres sólo se les llega a comprender, a valorar y a estimar con justicia cuando se es padre.

¿Y yo? ¿Hice lo posible por hacerla feliz? ¿Le creé problemas, le suscité preocupaciones? ¿Le proporcioné alegrías y satisfacciones? ¿La dejé participar de mis momentos felices? ¿La ayudé y asistí siempre que me necesitó? ¿Supe valorar y agradecer lo que, como madre, me brindó siempre, sin esperar nada a cambio?

Ahora ya es tarde para hacer lo que no hicimos y para deshacer lo hecho. Ya no podemos modificar nada. Ni explicar nada. Ni justificar nada. Pero sí podemos agradecer, recordar, elevar el corazón, sentir su contacto, oír el eco de su voz y revivir sus consejos...

Ayer murió mi madre. Y con ella murió una parte importante de mí mismo. ¡Qué terrible sentimiento el de ser huérfano! Porque, aunque anciana, gastada, y afeada por los años, seguía siendo ella y a mí aún me parecía hermosa y llena de vida... y estaba ahí, al alcance de mi mano.

Ayer aún tenía madre.

Ella seguirá ahora su camino. Se habrá reunido con mi padre, que, con toda seguridad, habrá acudido a su encuentro feliz de poder tenerla de nuevo a su lado, lo mismo que sus padres, a los que tanto quiso y tanto la quisieron. Y emprenderá una nueva etapa con la satisfacción del deber cumplido. Lo que fue su vida quedará atrás, y sentirá su alma ligera, libre, sin limitaciones, y nos enviará sus recuerdos y su amor y recibirá nuestras oraciones y nuestra gratitud, y nuestros pensamientos cariñosos acariciarán su rostro...

¡Adiós madre! ¡Adiós mamá!

Francisco-Manuel (45 años)

Mis padres murieron al poquito de nacer yo. Fue un accidente de tráfico el que les arrebató la vida, y yo fui a parar a los servicios sociales al no tener mis padres más familia que se pudiera hacer cargo de mi.

A los pocos meses, vino un matrimonio a verme desde Madrid (yo estaba en Barcelona) y me dieron un hogar, un techo bajo el que vivir, una alimentación, la oportunidad de estudiar y formarme como persona; y lo más importante: me dieron todo su amor y cariño como si realmente fuese hija suya. No puedo explicar con palabras lo feliz que soy y lo agradecida que me siento por todo esto. Para mí, ellos son mis padres y me encanta darles un beso al levantarme por las mañanas y ver a mi madre sonreir y preguntarme qué tal he dormido esta noche. A la gente le suena raro oírme decir que soy feliz sabiendo mi historia; y aunque sí que a veces me pregunto cómo sería mi vida con aquellos padres que fallecieron siendo yo tan pequeña, siempre acaba sonriendo por lo querida que me siento por estas personas a las que llamo y sigo llamando “papá” y “mamá”

María (20 años)

Tras esto, los deberes estaban claros: Fijarse en sus propias familias, saber apreciar lo que tienen, y fijarse en las posibles discusiones que hubieran podido tener y ponerse en la piel de la otra parte. Además se les brindó la oportunidad de responder por carta a una de las personas. Tras ello, y tras haberlo puesto en común, finalizamos con la siguiente oración:



Oración sobre la familia

Padre, que quisiste que tu Hijo naciera y creciera en una familia

te pedimos que bendigas el amor de los esposos y su fruto: los hijos

Que descubran la alegría de aceptarse comprenderse y perdonarse

Que puedan superar los momentos difíciles que les toquen vivir desde el amor,
la fe, la esperanza, la comprensión y la alegría.

Que cada familia, a ejemplo de la Familia de Jesús
sea un santuario de la vida, donde cada uno
en encuentre la vocación a la que ha sido llamado,
y juntos construyan tu Reino de verdad, de justicia, de amor y de paz.


Señor, que eres padre y madre, que estás en ellos como estás en mis hermanos, primos, abuelos y tíos,
Revístenos de sentimientos
de misericordia,
de bondad, de humildad, de dulzura, de paciencia.

Ayúdanos a comprendernos mutuamente cuando tenemos algún motivo de queja
lo mismo que tú Señor, nos perdonas siempre.

Sobre todo, danos caridad, paciencia, amor y una sonrisa para con nuestros familiares.
Para que podamos vivir y convivir con nuestra familia con alegría y PAZ

Esa paz que debe reinar en todos los hogares, y que nosotros debemos saber transmitir a los demás. Que todo cuando hagamos en palabras o en obras
sea en nombre del Amor que tú como padre nos tienes, y que Jesús nos vino a mostrar
y que sepamos darte las gracias a ti Dios Padre Nuestro por tu cariño
Amén.


miércoles, 22 de junio de 2011

Picara

He de reconocerlo: el personaje de "pícara" de X Men nunca me llamó demasiado la atención ni en los cómics ni en la serie de dibujos animados que hubo en su día.
Pero sin embargo, tras haber visto las películas de X-Men, me enamoré del personaje y de su inocencia (inexistente en los ejemplos antes indicados) , la cual fue bellísimamente interpretada por la actriz canadiense Anna Paquin. La verdad es que esa Pícara no me importaría que me absorviera los poderes, la personalidad, y lo que hiciese falta ;)






viernes, 10 de junio de 2011

Historia de Ninguno

Una amiga ha publicado hoy esta historia, y quiero compartirla con vosotr@s:



Ésta es la historia de un equipo de seis personas llamadas Cualquiera, Ninguno, Todos, Alguien, Alguno y Nadie.

Este equipo tenía que afrontar una importante tarea. Alguien pensó que Cualquiera lo haría, Alguno la pudo haber llevado a cabo, pero Nadie quiso hacerlo. Alguien se enfadó al enterarse, pues era un trabajo de Todos, un trabajo que podría haber hecho Cualquiera, pero que finalmente Nadie hizo.

El asunto terminó en que Todos culparon a Alguien, porque Nadie hizo lo que Cualquiera pudo haber hecho, pero que Ninguno llegó a hacer creyendo que ya Alguno lo haría.


¿Os suena? ¿Cuantas veces veis o vivís esto al cabo del día?


jueves, 2 de junio de 2011

Pepinos españoles, Angela Merkell, Mercados europeos y demás

Después de todo el jaleo que se ha montado con el folló de los pepinos y el brote de la bacteria E-coli, me ha quedado claro lo siguiente:

- Dicha bacteria existe de por sí en nuestro organismo, y ayuda en la digestión; el problema es el agente patógeno que le ha hecho mutar de forma alarmante con 18 muertos ya y unos 1500 infectados.

- El agente patógeno NO se encontraba en los pepinos españoles; de hecho, aún no saben de donde procede.

- Lo único que tienen en común los infectados, es que han estado todos en Alemania

Por lo tanto:

- El gobierno alemán nos debe una disculpa pública a los Españoles, y más aún a los agricultores (a estos últimos debieran indemnizarlos), y que esta fuese TAN pública y TAN notoria como la falsa y dañina alarma que dieron.

- Lo que se debería cerrar no es el mercado, si no las fronteras con Alemania; NADIE debería salir del país ni entrar hasta que se haya identificado el origen que ha provocado esta epidemia, ni hasta que se controle.

- Alguien debería coger a quien lanzó la acusación, tirarle y estirarle de la lengua, hasta introducirla en su orificio rectal, a ver si así decían menos tonterías, o que al menos el que de su boca sólo saliese mierda estuviera justificado.

HE DICHO