lunes, 27 de junio de 2016

La hora de las tortas

    Creo que va siendo hora de analizar los resultados electorales, porque esto viendo mucha pataleta por parte de la gente afín a PODEMOS, y parece mentira que no se den cuenta de la cantidad de errores cometidos. No sólo ellos, si no también el resto de partidos perdedores de las elecciones; y es que el PP no ha ganado por méritos propios, si no por una confluencia de cagadas del resto ¡Leñes, que los he visto yo desde fuera y tengo menos estudios que sus propios líderes!
   
   Empezaré por PODEMOS, los cuales, para ser gente tan supuestamente preparada, ha metido la pata en varias ocasiones (y aún así, no son capaces de reconocerlo... ¡En fin! No hay mayor ciego que el que no quiere ver)

   La confluencia

   Después de tirarse un año y pico despotricando contra Izquierda Unida, después de tacharles de oportunistas por querer unirse a ellos, como que no me creí que de la noche a la mañana se hicieran tan amiguitos. ¿Qué vi realmente tras esta estrategia?
   Durante el debate de no-investidura, vimos a un Pablo Iglesias agresivo, bronco y hasta quinqui; daba la impresión que en cualquier momento iba a liarse a navajazos con medio hemiciclo al más puro estilo "Perros callejeros"; ese comportamiento no pasó desapercibido a todo el que lo vio, y su agrupación política empezó a perder apoyos en las encuestas. Que sí, que el querer ponerse de Vice-presidente junto a Pedro Sánchez y querer exigirle unos ministerios que no tienen nada que ver con lo social que él dice defender, pero sí más con el control de la gente (como sus detractores le acusan), pudo ayudar, pero lo que vimos la gente fue más su actitud durante dicho debate, y si algo le hizo perder apoyos, fue eso.
    Sin embargo, en dicho debate, si alguien destacó, fue Alberto Garzón, líder de Izquierda Unida, no sólo por el contenido, si no además, por las formas. Eso era lo que tal vez este partido necesitaba: un líder en condiciones y con carisma (y que sabe lo que dice), y que la formación no tenía desde Julio Anguita. Lo siento, pero ni Paco Frutos, ni Gaspar Llamazares, ni.... (lo siento, pero hasta su nombre se me ha olvidado) el último antes de Garzón gozaban de ese carisma que hace que un partido conecte con la gente; y lo queráis creer o no, la política también es marketing; y o seduces al "cliente potencial", o estás jodido, muy jodido, y eso es lo que le ha pasado a Izquierda Unida hasta ahora.
    Pablo Iglesias (que podrá ser muchas cosas, pero tonto no, desde luego) acertó a vislumbrar las reacciones que tuvo la gente tanto a su participación, como a la de Alberto, y quiso aprovechar el filón para no darse el batacazo. Ahora SÍ tocaba arrejuntarse con "Pitufo Gruñón", ahora sí tocaba un "pelillos a la mar"; ahora sí tocaba un te juntas conmigo para que los votos que ganes te den más escaños y así poder sacar a tu partido de la ruina, y yo gano algo de popularidad; pero lo disfrazaré como un "es la voluntad del pueblo"; y vino lo que, a mi gusto, fue el pacto de la humillación a Izquierda Unida:
   Uno diría que al fusionar ambos partidos, qué menos que Garzón, número uno de sus listas, fuese si no en segundo lugar, al menos dentro de los 5 primeros puestos; pero hasta donde llegué a saber, creo que ni eso sacó Alberto en limpio (¡bueno, sí, el primer puesto en Málaga!)... me parece que demasiadas concesiones tuvo que hacer Izquierda Unida para poder recuperar algo que era legítimamente suyo y jamás debió perder: el ser la tercera fuerza política del país. Más que una coalicción, eso parecía una absorción/asimilación para que Podemos no perdiera fuelle y ganase algo del carisma perdido. Lo siento mucho, y lo digo con todo el cariño del mundo: pero eso fue una bajada de pantalones monumental; y total, ¿para qué? ¿Para obtener juntos el mismo número de escaños que obtuvieron en Diciembre por separado (pero con un millón de votos menos, ojo)?

   Continuará....