¡Hola!
¿Tienes un momento? No voy a
entretenerte mucho, sólo quiero presentarme y que me conozcas:
Me llamo Jesús y te veo a diario, y siempre me
pregunto si te gustaría ser mi amig@. No pido mucho ¿verdad? Sé que puedes
pensar que estoy un poco loco, e incluso puedes desconfiar de mí; seguro que
tus padres te enseñaron a no fiarte de los desconocidos, pero te puedo asegurar
que yo no lo soy en absoluto.
Estoy contigo, cuando crees que estás perdid@ en la
noche, y no ves con claridad donde está
el camino de vuelta a tu casa, a tu hogar. Puedes llegar a pensar que estás
desamparad@, pero no es así, pues yo estoy
contigo, como sólo lo están los buenos y fieles amigos de verdad.
Estoy en la pequeña semilla que aun no ha germinado,
pero que cuando lo haga, será una hermosa flor, que alegrará tu día con sus
colores, y te llenará con su perfume; una frondosa planta, que proveerá de
oxígeno a tus pulmones; o un árbol frutal, cuyas frutas calmarán tu hambre, y
te dejarán, a buen seguro, un delicioso sabor en tu boca.
Estoy a tu lado, presto y dispuesto a
consolarte, cuando te sientas triste y desconsolad@; cuando creas que nadie se
preocupa por ti, y que a nadie le importa las lágrimas de desconsuelo que
derrames. A mí me importan, y estoy aquí para borrarlas de tus ojos, y ayudarte
a que la tristeza abandone tu cara y tu corazón.
Estoy en tu boca amordazada; cuando intentas denunciar
las injusticias y te hacen callar; cuando quieres expresar lo que sientes, y
las costumbres, el “¿qué dirán?”, el miedo o la vergüenza, silencien tu voz. Yo
te oigo, y comparto lo que tu corazón anhela, y tus labios a veces no pueden, u
otras no quieren decir; háblame. Yo te presto mis oídos, mi atención y mi
corazón para acogerte; tú únicamente tienes que hablar, y yo te escucharé.
Estoy aquí, justo a tu lado, aun cuando piensas que no
lo estoy, aun cuando dudes de mi existencia o mi amistad sincera. Puedes
creerme, pues tengo fe en ti, y deseo que tú la tengas en nuestra amistad. Tus
dudas, tus miedos, tu dolor, tus lágrimas; nada de eso me es ajeno, y haré
cuanto esté en mi mano, por ayudarte; pues eso es lo que hacen l@s verdader@s y
auténtic@s amig@s.
¿Te lo has pensado ya? Te prometí que no iba a
quitarte mucho tiempo, y lo he cumplido, espero que nos veamos muy pronto, y podamos
llegar a ser grandes amigos. Yo lo estoy deseando, y estoy seguro que tú
también, por lo que estaré por aquí si me necesitas; como ese amigo fiel y
auténtico que todos necesitamos.
Un abrazo.
¡Hasta
pronto, amigo!