martes, 20 de febrero de 2007

Carta de Jesús


¡Hola!
         ¿Tienes un momento? No voy a entretenerte mucho, sólo quiero presentarme y que me conozcas:
Me llamo Jesús y te veo a diario, y siempre me pregunto si te gustaría ser mi amig@. No  pido mucho ¿verdad? Sé que puedes pensar que estoy un poco loco, e incluso puedes desconfiar de mí; seguro que tus padres te enseñaron a no fiarte de los desconocidos, pero te puedo asegurar que yo no lo soy en absoluto.
Estoy contigo, cuando crees que estás perdid@ en la noche, y no  ves con claridad donde está el camino de vuelta a tu casa, a tu hogar. Puedes llegar a pensar que estás desamparad@, pero no es así, pues yo   estoy contigo, como sólo lo están los buenos y fieles amigos de verdad.
Estoy en la pequeña semilla que aun no ha germinado, pero que cuando lo haga, será una hermosa flor, que alegrará tu día con sus colores, y te llenará con su perfume; una frondosa planta, que proveerá de oxígeno a tus pulmones; o un árbol frutal, cuyas frutas calmarán tu hambre, y te dejarán, a buen seguro, un delicioso sabor en tu boca.

Estoy a tu lado, presto y dispuesto a consolarte, cuando te sientas triste y desconsolad@; cuando creas que nadie se preocupa por ti, y que a nadie le importa las lágrimas de desconsuelo que derrames. A mí me importan, y estoy aquí para borrarlas de tus ojos, y ayudarte a que la tristeza abandone tu cara y tu corazón.
Estoy en tu boca amordazada; cuando intentas denunciar las injusticias y te hacen callar; cuando quieres expresar lo que sientes, y las costumbres, el “¿qué dirán?”, el miedo o la vergüenza, silencien tu voz. Yo te oigo, y comparto lo que tu corazón anhela, y tus labios a veces no pueden, u otras no quieren decir; háblame. Yo te presto mis oídos, mi atención y mi corazón para acogerte; tú únicamente tienes que hablar, y yo te escucharé.
Estoy aquí, justo a tu lado, aun cuando piensas que no lo estoy, aun cuando dudes de mi existencia o mi amistad sincera. Puedes creerme, pues tengo fe en ti, y deseo que tú la tengas en nuestra amistad. Tus dudas, tus miedos, tu dolor, tus lágrimas; nada de eso me es ajeno, y haré cuanto esté en mi mano, por ayudarte; pues eso es lo que hacen l@s verdader@s y auténtic@s amig@s.
¿Te lo has pensado ya? Te prometí que no iba a quitarte mucho tiempo, y lo he cumplido, espero que nos veamos muy pronto, y podamos llegar a ser grandes amigos. Yo lo estoy deseando, y estoy seguro que tú también, por lo que estaré por aquí si me necesitas; como ese amigo fiel y auténtico que todos necesitamos.
Un abrazo.




¡Hasta pronto, amigo!