jueves, 9 de enero de 2014

En búsqueda de la riqueza


   ¿Cuantos de vosotros habéis soñado de pequeños con ser ricos? Yo he sido uno de ellos: quería ser inmensamente rico, tener una casa gigantesca con piscina, gimnasio y garage donde meter el Batmovil y una inmensa caravana donde podría vivir una familia de 10 miembros (por lo menos).


     Sí, la vida me sonreiría, y yo estaría nadando en pasta.

     Con la experiencia que te da el paso de los años, acabas recordando ese sueño, ese impulso, y te paras a pensar ¿Cual es la auténtica riqueza? ¿En qué consiste realmente el ser rico? La acepción general (y prácticamente mundialmente aceptada) consiste en tener, tener y tener, cada vez más y más cosas; y si puede ser el tener más que el vecino, mejor que mejor.

     Con esa meta, nos impulsan a esforzarnos al máximo, en sacar las mejores notas en el colegio e instituto, el estudiar en la mejor universidad y sacar las mejores calificaciones posibles para conseguir el mejor puesto de trabajo que nos de una cantidad obscena de dinero, y conseguir a su vez la mejor pareja, la de rasgos más bellos, mejor físico, y trabajo mejor remunerado, con la que formar la familia perfecta a la que darle TODO, y de todo, lo mejor; y que nuestros vástagos, a su vez, nos imiten para poder perpetuar ese status quo.

     ¿Eso es ser rico? No puede ser algo tan sumamente vacuo y vacío. Si nos limitamos a tenerlo todo, a acumular posesiones, no sé si realmente nos podemos llamar ricos, pero sí acaparadores. Y, lo que es más importante al final: ¿Eso nos hará felices?

     Vuelvo a decir; tras lo vivido hasta ahora, mi respuesta a la pregunta anterior es un rotundo NO. Amasar y juntar grandes cantidades de dinero, no te hace feliz. El dinero no se come, no te da compañía cuando más lo necesitas. No te abraza, no te susurra que todo va a salir bien; no te besa, no te acaricia; no se toma un café (o una cerveza, o una fanta) contigo y te da conversación. El dinero no te ama, y no puedes comprar amor con el dinero (ESE tipo de amor que SÍ que puedes ALQUILAR, no es realmente amor, si no un sucedáneo carnal bastante diluido, descafeinado, y falto de gracia y sabor)
     El dinero no es más que un frío e inanimado objeto, pequeñas piezas de metal, y trocitos de papel que no se casan con nadie, si no que pasan de mano en mano, cual amante voluble y veleta. ¿Por qué le damos tanta importancia en nuestras vidas a cosa tan nimia como esa, hasta el punto de consagrar nuestra vida a él, y dirigimos todos nuestros esfuerzos a conseguir acumularlo?


     No. La riqueza no consiste en amasar dinero y tener y acumular cosas. A la larga, eso no llena los vacíos que puedan existir en nuestro interior, al contrario; en realidad se origina en nosotros un ansia de tener y acumular cosas que nunca se saciará. Sí, podemos obtener el gadget más moderno y reciente de todos los que han salido, pero sabemos que tarde o temprano, eso no será suficiente para llenar ese vacío, (y los fabricantes sacarán en breves un modelo superior y más atractivo estéticamente, aunque ese atractivo radique en 2 milímetros más de tamaño o de pantalla), e iremos en busca de más: siempre de más, pero nunca seremos saciados de ese ansia, de ese hambre de tener y poseer.
     Lo peor, es que corremos el riesgo de llegar a creer que las personas que nos rodean son posesiones al identificarlas como "nuestras" y a partir de ese momento, dejaremos de quererlos simplemente porque sí, porque les queremos, para pasar a "cosificarles", y tratarles como un mero objeto más de los tantos que tenemos.

     O, empeorando aún más las cosas (rizando el rizo), en ese ansia por obtener más y más dinero, más y más cosas, nos podemos olvidar por completo de la gente que nos rodea para que, cuando sea ya demasiado tarde, empecemos a extrañarlos.

   Si eso es ser rico, os anuncio desde ya que no solo renuncio a mi sueño de la infancia, si no que además, lo rechazo con todas mis fuerzas.

     No, no dejemos que el dinero y el ansia de tener y acumular gobierne nuestras vidas. Hemos de recordar que el dinero es un medio para conseguir fines, pero jamás debemos convertirlo en un fin al que venerar y consagrar (me atrevería a usar la palabra "sacrificar") nuestras vidas teniéndolo como único motor y motivación en nuestras vidas. ¡Por favor, que estas son bien cortas como para malgastarlas tan miserablemente!

     Recordemos las cosas (y las personas) que enriquecen realmente nuestras vidas, y dediquémosles nuestro tiempo. Sí, seguirá habiendo dinero en nuestras vidas, pues lleva tanto tiempo en nuestra historia de la humanidad, que es ya una parte más de nuestra "naturaleza"; pero no debemos perder la cabeza por él, si no centrar nuestra atención, cabeza, esfuerzos y cariño en las cosas (y personas) que realmente nos hacen ricos.

     ¿Estoy aún a tiempo de cambiar mi respuesta a la pregunta de si quiero ser rico? Seguro que sí, pues nunca es tarde cuando hay propósito de enmienda. Quiero ser rico; rico en lo que realmente importa; pero no quiero ser alguien tan pobre, que sólo tenga dinero.

   

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