martes, 28 de enero de 2014

La infancia de Jesús

   Recuerdo haber comprado este libro como regalo de Reyes Magos para Portal el año pasado. Ambos somos muy de leer cuando tenemos tiempo, y el cansancio del día a día nos lo permite; y dado que se iba a perder los primeros Reyes de Nicolás, quise compensarla con la compra de varios libros (de los cuales, aún no se ha leído ninguno)
   Cuando salió este libro, estalló la polémica, pues algunas de las cosas que Ratzinger en el decía, chocaban con las antiguas tradiciones y creencias que hemos tenido siempre en España.
   ¿Qué decir? Cualquiera que se ha molestado en leer La biblia, y que haya investigado un poco, no se ve sorprendido por las afirmaciones en este libro recogidas (Véase, que en ninguno de los evangelios, ya sean canónicos o apócrifos aparecen el buey y la mula que no faltan en ninguno de nuestros belenes por ninguna parte). Pero no fue así con la mayoría de la gente. "¡LA IGLESIA NOS HA MENTIDO!" se les veía por la tele decir a más de un@ indignadísim@s. De mentira nada, guap@s; lo que pasa es que llevamos tanto tiempo inventándonos las cosas, (y la iglesia las ha dejado correr, porque eran creencias inocentes que a nadie le hacían daño), que las hemos dado como ciertas sin habernos parado siquiera a contrastarlas para ver si realmente son así. Oye, pues ya puestos, os suelto otro spoiler: Ni 3, ni Reyes, ni Magos (ni mucho menos se llamaban Melchor, Gaspar y Baltasar)...  En realidad en los Evangelios dice "unos sabios de oriente (o según la traducción, de lejanas tierras)"; y mucho menos en esas super-pobladas regiones de Belén que hay en nuestros salones en Navidad, creo que hubiera un tío cagando al raso (las temperaturas por la noche en esa región suelen ser más bien fresquitas, ya en las casas había unos pequeños "excusados" consistentes en agujeros en el suelo cubiertos por una puerta para que no te viera la gente giñando, no habían pipas (el tabaco vino del continente americano, damas y caballeros), y mucho menos existía el gorrito típico catalán (aunque el sesudo "historiador" que afirma que Cristobal Colón y Miguel de Cervantes eran catalanes y el Quijote se escribió en catalán originalmente, seguro que es capaz de afirmar que en realidad en Judea se hablaba catalán).
   Pero esto no es algo nuevo. Hay que tener en cuenta, que muchos de los discípulos de Jesús, no sabían escribir, y que antes todo se transmitía por tradición oral; registrándose el primer evangelio por escrito más de 10 años después de los hechos en él relatados. ¿Y en qué lengua fueron recogidos? Pues principalmente en los dialectos de la zona: El Hebreo y el Arameo (si no recuerdo mal, que estoy hablando de memoria, y esta a veces me falla). ¿A donde quiero llegar con todo esto? No sé si os habéis fijado en una estatua que representa a Moisés con cuernos. Pues bien, dicha estatua viene de un error de traducción a la hora de pasar el antiguo testamento al latín, que tradujeron "Testa Cornuta" (cabeza con cuernos) en lugar de "Testa coronata" (cabeza coronada). Y es que tiene su lógica, pues Roma aún se resistía a abandonar "sus" viejas creencias, y le atribuyeron los cuernos que en el Dios Pan (adoptado de los griegos) y en sus "manes" y "lares" (dioses domésticos previos a la asimilación de la mitología griega).
   Pero me estoy desviando (y mucho) del tema. ¿Qué decir del libro? Pues que a mí, particularmente, me ha decepcionado.
   Veréis, yo apenas sabía nada de Benedicto XVI, aparte de lo que se decía hasta la saciedad por todos lados de su juventud vinculado a las SS... ¿Qué queréis que os diga? ¿Vosotros no habéis cometido ni una sola gilipollez en vuestra juventud/niñez de la que os arrepintáis y queráis dejar en el olvido? Yo mismo he cometido muchas, y sé que por mucho que me esfuerce en enmendarlas, jamás podré borrar esas manchas de mi "currículum existencial"; así que, como está escrito (y se dijo anteriormente): "Aquel que esté libre de pecado, que arroje la primera piedra". El caso es que, tuve la ocasión de escucharle en la JMJ de Madrid 2011, y me sorprendió agradablemente: hablaba con mucha sencillez y claridad a pesar de ser un ratoncito de biblioteca (sí, me molesté en leer sobre él, y el resto de cosas que hizo aparte de su pasado que todo el mundo se empeña en recordar), esforzándose por hacerse entender.
   Teniendo eso en cuenta, yo esperaba un libro más fácil de leer y asimilar: con un lenguaje cercano y fácilmente entendible por cualquiera que se enfrascase en su lectura. Y aunque al principio es así, en seguida comienza un baile de referencias históricas, bíblicas y teológicas, que hace que se te forme una ensalada de palabras que, a menos que hayas tenido una mínima formación (y cierta capacidad de retención), hace que te pierdas; y te des cuenta que has leído de golpe cuatro páginas y no te has enterado de nada. Eso unido a que en la última parte, empieza a usar un vocabulario más avanzado y con más de un tecnicismo, hace que al final no sea un libro apto para cualquier lector, por desgracia; y es una lástima, porque empezaba muy bien.
   ¡En fin! Lo dicho: que a menos que tengáis una mínima capacidad de retentiva y atención (y cierta apertura de mente frente a años de "tradición"), mejor no lo leáis. En caso contrario, disfrutadlo como lo que es: Una obra de teología simplificada para aquellas personas dispuestas a aprender un poquito más.
   Gracias por vuestra atención

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