jueves, 18 de febrero de 2010

26 de Mayo de 1999, el día que volví a nacer

Pues sí; corría el año 1999 cuando tuve una experiencia de esas que te abren los ojos, y te hacen cambiar de forma de ser, de pensar...
Yo salía con Ana desde hacía unos 6 meses, chispa más o menos. La verdad es que mi relación con Ana no era como para tirar cohetes: decir "controladora" de ella, era poco. Si había estado hablando con alguna amiga, la palabra "puta" era la más suave que ella le podía dedicar, yo llegaba a las 15:00 del trabajo, y ella ya me estaba llamando a casa a las 14:20 (no tenía yo móvil por aquel entonces). Ella vivía por Arturo Soria, y yo en Torrejón, lo cual hacía que sólo nos viésemos los fines de semana, lo cual era un alivio, pues lo que tenía esa chica conmigo, era una obsesión de tres pares. Cuando hablábamos por teléfono, era capaz de tirarse una hora de reloj, para no contarme nada al final, o hablar de tonterías del estilo "Ricky Martin y Alejandro Sanz son gays", o de lo capullo que era su hermano. Y yo aguantaba ¿por qué? Tal vez por que dado mi pobre éxito que he tenido siempre con las mujeres, pensaba que era mejor eso que estar sólo. Yo estaba seguro que mi relación con ella era estar por estar con alguien, y que al fin y al cabo era sólo sexo.
He de decir, que realmente he sido muy torpe con el sexo femenino siempre, o me habría dado cuenta antes de que esta muchacha se estaba colgando mucho de mí; pero así soy yo... nunca he sabido "leer los gestos" que me indican si una persona se siente atraída por mí o no; con deciros, que me enteré años después de que una chica que estaba en un grupo de amigos en el que ambos estábamos (disuelto ya hace mucho), resulta que sí que se sentía atraída por mi. Pero ¿Estaba enamorada, u obsesionada? Si le preguntaseis a ella, os respondería la primera opción; pero yo estaba seguro de que era la segunda: Llamarme siempre antes de que llegase a casa, que para ella, todas las mujeres que me rodeaban fueran unas putas, que (de esto me enteré más tarde) pretendiese pincharme los condones para quedarse embarazada y así poderse asegurar de que me iba a retener a su lado para siempre (¡Menos mal que los condones siempre los compraba y guardaba yo!)... ¡Vamos, una joyita!
El caso es que el día en cuestión que le da título a este post, yo salía del grupo de la parroquia, con unos amigos. Una de las chicas (Almudena) tenía problemas con un tío que la acosaba, por lo que otras tres personas que son hermanos y vivían enfrente mía (Oscar, Esther y Jorge) y yo, decidimos acompañarla hasta casa. Después de dejarla allí, volvimos a las nuestras. Eran las 23:00, y el barrio aún estaba nervioso por una pelea que hubo la noche anterior, en la que dos chavales perdieron la vida a navajazos por un tema de drogas. La calle estaba iluminada, y apenas habían coches aparcados. Decidimos cruzar hacia una isleta de unos 10 metros que había justo entre nuestros bloques, para despedirnos allí; miramos a ambos lados, extremando las precauciones, por que era una zona un poco jodidilla, y tras asegurarnos que no venía ningún vehículo, cruzamos. Yo ya tenía un pie en el bordillo de la isleta, cuando oí el rugido de un motor y un chirrido de frenos. A la vez que, instintivamente daba un salto para situarme encima de la isleta y (teóricamente) a salvo, me giré para ver una furgoneta con las luces apagadas (sí, iba sin luces a pesar de que eran las 23:00 y por lo tanto, de noche) que iba a mucha velocidad y se iba a meter por el lado que quedaba a mi izquierda, que era dirección prohibidia; el frenazo era para poder girar y meterse en la calzada correcta. La reacción fue muy tardía por su parte, y, cuando me quise dar cuenta, sentí un golpe y como si me arrancasen del suelo, a la vez que oí gritos, y todo quedó a oscuras.
No sé cuanto tiempo permanecí así. Pero sí os diré que tuve la sensación de estar durmiendo profundamente. A lo lejos oía voces de gente gritando; y entonces empecé a notar algo de dolor en el brazo y en la barbilla. Las voces cada vez eran más fuertes, y en mi ensoñación, pensé que estaba en mi cama durmiendo, y que las voces eran por que la pelea de la noche anterior, estaba reproduciéndose, pero esta vez, bajo mi ventana. Cuando abrí los ojos, lo primero que vi fue un árbol delante de mis ojos; aturdido, los cerré y volví a abrirlos, para levantarme totalmente desorientado, y darme cuenta de que lo que parecía que había sido un sueño, era una dolorosa realidad: Acababan de atropellarnos un tío que estaba bebido y que había intentado darse a la fuga.
No voy a entrar en detalles morbosos de lo que sucedió desde que me puse en pie, hasta que me pude ir a la cama; pero sí os diré que algo a partir de entonces cambió en mí.
Me dí cuenta de que se me había dado una nueva oportunidad, que mi hora no había llegado aún (y de que soy una bestia parda ;), por que recibir un impacto de una furgoneta que te desplaza 7 metros, la mitad de ellos por los aires, para tener sólo una contusión en el brazo, lugar del impacto, tiene narices), y que había cosas en mi vida que tenían que cambiar.
Semanas después, mi relación con Ana finalizó; a lo mejor no de la manera que a mí me hubiese gustado al 100%, pero finalizó al fin y al cabo. Decidí que era hora de poner punto y final a muchas cosas, por lo que fui alejándome también poco a poco de esas tardes de alcohol en las que mínimo me entraban cuatro litros DIARIOS en el cuerpo entre cervezas, calimotxos y bebidas variadas (tekila, vodka, martini...), y decidí hacer las paces y retomar relaciones ya olvidadas, aunque tuviera que admitir que la culpa había sido en parte mía.
En resumen, volví a nacer, y estuve dispuesto a cambiar de vida, de hábitos (me apunté por primera vez a un gimnasio, y he de decir que los resultados por aquel entonces fueron buenísimos, ¡ojala pudiera volver a los 95kgs que llegué a pesar entonces!), e incluso de actitudes hacia la vida.
¡Ojala y muchos pudieran hacer lo mismo, sin necesidad de pasar por lo que tuve que pasar!

1 comentario:

  1. NO SABIA ESO DE TI.....CURIOSO! Y FELICIDADES POR RENACER Y SER COMO ERES. UN ABRAZO

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