miércoles, 23 de diciembre de 2009

¡Feliz Navidad!


¡Otra vez están aquí las navidades! Navidades marcadas por este año funesto de crisis. Unos las celebrarán, y otros las padecerán. Sí, a pesar de la crisis económica, muchos gastarán por encima de sus posibilidades para vivir estos días a todo tren y aparentar una potencia económica que no tienen ante familiares y amigos. Otros, pasarán estos días en los que se supone que hemos de estar alegres con la tristeza del paro, el dinero que no tienen ni les da para vivir, con la amenaza de perder trabajo, vivienda o tener que empeñar bienes muy preciados para ellos para poder tener algo que llevarse a la boca. Otros, pasarán estos días lamentando la ausencia de quienes les han dejado y ya no están con ellos; y así sucesivamente.
Y yo pregunto ¿cual es el sentido de la Navidad? ¿Las comilonas? ¿los regalos? ¿Los modelitos que nos vamos a poner en Nochevieja? ¿La cogorza que nos vamos a pillar la última noche del año? ¿El que vamos a tener un par de días de fiesta en los que no vamos a trabajar?.
¡Qué pena, qué tristeza si realmente es así!
El 25 de Diciembre, es la fecha que se eligió para conmemorar el nacimiento de Jesús de Nazareth; un hombre como tú y como yo, que vino a cambiar la forma de pensar de la sociedad. Un hombre que nos mostró que lo importante no es tener, y desde luego el más importante no es el que más tiene, si no el que se preocupa de y por los demás; que no tenemos que mirarnos tanto el ombligo, ni preocuparnos de qué hacen mal los demás en lugar de fijarnos en qué fallamos nosotros. Eso vino a decirnos, además de que en muchos de los problemas cotidianos, la llave de la solución la tenemos nosotros mismos, en lugar de culpar tanto a los demás de lo que nos pasa.
Pero ¿hemos aprendido algo en estos más de 2000 años de historia desde que él estuvo enseñando? Seguimos siendo egoístas e irresponsables; mirándonos el ombligo, queriendo tener y ser más que los demás, sintiéndonos superiores, y culpando a los demás de lo que nos pasa; culpando a cualquiera menos a nosotros mismos. ¿Eso es responsabilidad? Mientras sigamos pensando así, seguiremos pasando estas fechas gastando el dinero que no tenemos en aparentar lo que no somos, viviendo por encima de nuestras posibilidades para darle en las narices incluso a nuestros seres queridos (que ya me diréis qué amor hay en ese tipo de actos), pensando nada más que en nosotros mismos y en hacer las cosas a cambio de algo (ya sea material, o en forma del qué dirán) y preocupándonos más en disfrutar estos días de fiesta para desparramar y hundirnos que en recordar por qué se celebran estas fiestas. Incluso no faltarán los cínicos que se dicen no creyentes, y desprecian a los que lo son, pero ¡que nadie les toque estos días de fiesta!
A esos individuos, les deseo también una FELIZ NAVIDAD, aunque ellos la hayan hecho hueca y carente de sentido.
Yo en forma general, os deseo a tod@s y sin excepción, que tengáis una muy FELIZ NAVIDAD, en la que podáis tomar conciencia de qué es lo que celebramos realmente, y que ese hecho os toque especialmente el corazón, y aprendamos a no mirarnos tanto el ombligo, y más hacia los demás.

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