miércoles, 20 de octubre de 2010

¿Pero qué cojones pasa?

Ayer, leí en el blog de una amiga, un post en el que relataba una situación que hizo que se me revolvieran las tripas. Me parece penoso que a día de hoy, haya aún personajillos tan patéticos que hagan este tipo de distinciones entre las personas. Se le olvida a este "caballero" (lo pongo entrecomillado para que captéis la ironía de mis palabras) que hace años que hay unos derechos humanos, que todas las personas son iguales a efectos prácticos; que todos los seres humanos, independientemente de nuestra raza, nacionalidad o credo, comemos, cagamos, follamos, dormimos y morimos; y que en eso, hasta ahora, y después de más de un millón de años en que lleva la raza humana evolucionando, no hemos cambiado nada.
Señor mío... Lo siento, pero hasta aquí llegó mi ser políticamente correcto. Señor mío, ¿cómo puede ser usted tan capullo? Este pedazo de tierra que se llama España, es tan mío como suyo o como de ese señor al que usted insultó tan gratuitamente, dando muestras de una ignorancia supina, y avergonzándonos al resto de la raza humana por exhibir a estas alturas de la historia ideas tan antiguas. Es una pena que aún haya gente que piensa que por tener la piel de un color distinto, ya hay diferencias; o que hay "una raza superior" o barbaridades por el estilo. Por cierto, señor que se muestra simpatizante de la derecha; ¿se ha parado a pensar que la persona a la que usted dirigió dichos improperios tal vez esté nacionalizada como Española? A lo mejor está con su situación legal regulada, tal vez resulta que nació aquí y es Español de nacimiento. ¿Sabe usted? Tendría gracia que a lo mejor el chaval (u hombre) demostrase saber más de España, sus leyes, sus costumbres o su historia que usted mismo. Me estoy imaginando una situación en la que el agredido le recitase a usted de memoria la lista de los reyes godos (por ejemplo) y usted se quedase boquiabierto por que no tiene ni idea de quienes eran dichos reyes.
Fantaseaba pues con la posibilidad de que cualquier inmigrante le diese muestras de una mayor educación y civilización que la mostrada por usted, cuando me he dado de bruces con esta noticia. Vamos a olvidarnos de qué periódico la ha publicado y de la tendencia política de su consejo de redacción (que tod@s sabemos cual es), o con qué intenciones lo ha hecho (ojeo todos los días las ediciones digitales de El Mundo y El País, así que no empecéis los de siempre a criticarme o prejuzgarme por colgar las noticias de uno u otro periódico, por que como de costumbre, estaréis metiendo la pata). A lo que iba; leyendo la noticia, no me he parado a mirar quién la publicaba; ni me he dejado llevar por el juicio fácil que emitiría una persona como a la que refería antes; no.
Lo primero que me ha invadido es una gran tristeza al ver cómo andan las cosas por el mundo (¡y yo me quejaba de que en este País hay mucho retrógrado!), pero después me he puesto a pensar y reflexionar; y mis pasos por el cada vez más intrincado laberinto que tengo por cerebro, me han llevado a la idea de que tal vez el chaval insultado (u hombre, que no mencionaban su edad... ¿importa acaso el detalle? me gusta pensar que se trata de un chaval joven), sí que ha venido a España, y no es nacido aquí; que tal vez, ha venido buscando una vida mejor, sin tanto descerebrado que no respeta la vida y elecciones que hacen sus semejantes. Que ha venido huyendo de unos retrógrados, en busca de una vida mejor y "más civilizada" (Eso último habría que discutirlo, pues tengo mis serias dudas al respecto de que los Españoles seamos civilizados), sólo para encontrarse con que retrógrados y trogloditas los hay en todas partes.
Amigo mío (y esta vez me dirijo al insultado), la triste lectura que saco de esto, es que si de verdad viniste a España huyendo de cosas como las que relataba el periódico, no has venido a un sitio mucho mejor. Me temo que huir de los problemas, aunque al principio sea la opción más fácil y por lo tanto hartamente tentadora, no es la mejor de las soluciones; dichos problemas de los que se huye, te acaban encontrando por desgracia. A veces lo mejor es enfrentarlos. A lo mejor es fácil decirlo, y seguramente en tu país te matarían sin dudarlo sólo por enfrentarte a esas ideas. Pero yo te animo a que si aquí en España te vuelve a pasar lo mismo, te defiendas; no con violencia física o verbal, pero sí con el poder de la palabra y la razón. Demuéstrale a esa persona que se equivoca. Fuiste elegante en tu silencio frente al insulto, pero igual que hay veces que hay que poner la otra mejilla (eso es lo que nos enseñan a los cristianos), también hay que corregir al que equivocado está; y esa persona lo estaba de cabo a rabo.
Por cierto, no siempre hay que poner la otra mejilla; el pasaje bíblico en concreto dice que abofetearon a Jesús por que algo que dijo no les gustó a los fariseos y soldados, a lo que este respondió: Si he dicho algo impropio y falto a la verdad, aquí tienes mi otra mejilla. Pero si he dicho la verdad, ¿por qué me pegas?

1 comentario:

  1. Qué quieres que te diga, totalmente de acuerdo. Lo mejor que podemos hacer es intentar que la tolerancia no sea enterrada del todo entre tanta mierda.

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