martes, 13 de abril de 2010

La casa de mi vida (1)

¡Adelante, pasad!
Que no os desanime la puerta entornada. Espero que lo entendáis: siempre estoy dispuesto a recibir a la gente, y a l@s amig@s más aún; pero no la tengo abierta de par en par, por que como tod@ hij@ de vecin@, he pasado por malas experiencias, y no abro la puerta así como así por miedo, como a cualquier persona le pasaría.
Sí, el recibidor es grande y luminoso; ¡que no se diga que doy malos recibimientos! Me gusta ser un buen anfitrión, y si recibo a la gente, no me gusta que se lleven una mala primera impresión.
Ya llegamos al salón, es donde suelo pasar parte del día. Poneos cómod@s si así lo deseáis. Espero que el perro no os de mucho la lata; es bastante cariñoso, y como al dueño, le encanta recibir visitas. Espero que sepáis perdonar el desorden; pero rara vez paro quieto; y aunque os parezca raro, dentro del desorden me encuentro con bastante paz.
¿Queréis que os sirva algo? ¡Qué demonios! ¡Acompañadme a la cocina! Sí, también es bastante grande. Me encanta cocinar, y a veces, suele relajarme mucho. Lo que me da más pereza es ordenarla, pero lo que es cocinar... ¡podría pasarme horas haciéndolo! Ya no sólo por el placer de comerme lo que elaboro y poder así juzgar si el esfuerzo ha merecido la pena, si no también para poder agasajar a los invitados o huéspedes que reciba. ¿Queréis una cervecita? Ya... antes yo era contrario al consumo de alcohol o cualquier sustancia que pudiese alterar la personalidad o percepción del mundo que nos rodea... Afortunadamente, es algo que tengo totalmente controlado y ni siento dependencia por dichas sustancias (es decir, que me da igual consumirlas o no, y no siento ningún síndrome de abstinencia si estoy una temporada sin catarlas) y por otro, mi cuerpo necesitaría de grandes cantidades para que pudiesen hacerme el más mínimo efecto.
¿Queréis ver más de la casa? De acuerdo. Aquí tenéis el pasillo. Aunque es unidireccional, podéis observar que es un pelín sinuoso y con curvas. Suele pasar que la gente juzga como quien juzga un pasillo: Ve un pasillo y dice: "Es un pasillo sin más" pero no se para a ver su longitud, si el suelo es firme o no, si las paredes están empapeladas o tienen gotelet... ni siquiera se fijan si la dirección es totalmente recta o no. De la misma forma juzgan a su prójimo: Se hacen una idea general con cuatro rasgos (a veces incluso con sólo la primera impresión y se niegan a buscar y saber más) y ya etiquetan a la persona de forma plana y con estereotipos... ¡Qué cuadriculad@s de mente que llegan a ser algun@s! Pues mi pasillo es sinuoso y con curvas, con suelo firme de madera y paredes irregulares cuyos desniveles quedan ocultos por el gotelet puntiagudo. ¿Que por qué es puntiagudo? Para que la gente tenga cuidado al tocarlo. Al igual que la bienvenida la doy sin problemas, el entrar en el pasillo que da a las habitaciones ya es un poco más peliagudo: Requiere un nivel de confianza más íntimo; y ese gotelet puntiagudo es para protegeros. No es que tenga demasiado miedo a que me hagáis daño, si no que mi cabeza es un lugar complicado donde meterse y esta medida disuasoria es para que os hagáis una idea de donde os podéis llegar a meter. Si queréis dar marcha atrás, estáis a tiempo.
¿Seguís la visita? ¡Gracias! La primera parada es el baño: ese sitio donde limpiamos nuestros cuerpos y "aliviamos nuestras cargas" El alma también necesita aliviarse bastante a veces y limpiarse (¡parece mentira lo que se puede llegar a manchar un@!) Supongo que habréis reparado en el rollo de papel higiénico "king size" y que el champú y los jabones son de hierbas naturales. ¡Qué puedo decir! Soy de carne y hueso, como todo el mundo; y como tal, acumulo bastante mierda que hay que expulsar. ¿Lo de los jabones naturales? Para mí no hay nada que me traiga más paz que la hierba fresca y el olor a campo y naturaleza: disfruto del olor del romero, la hierbabuena, los pinos.... me hacen abstraerme y olvidarme de los agobios del día a día.
Continuemos: Esta habitación de aquí es la de los recuerdos agradables: L@s primer@s amig@s, las sonrisas, las risas, los juegos, la música, los momentos de silencios en los que se expresa todo... suelo pasar mucho rato aquí; me gusta atesorar esos momentos y revivirlos. Procuro etiquetarlos todos en orden cronológico, y si puede ser, con fecha exacta; pero a veces la memoria me juega malas pasadas y no puedo situarlos en el tiempo con exactitud.
¿Que si hay un cuarto con los recuerdos desagradables? ¡Por supuesto que sí! Pero no suelo visitarlo muy a menudo; creo que a nadie le gusta visitar este cuarto, así que mejor ni entramos ¿ok? Decepciones, pérdidas, lágrimas derramadas... ¿a quién le gusta eso? ¡Bueno! Tal vez algún día invitaré a Alex Ubago a visitarlo para que saque material para un nuevo disco... ¡Y le dejaré ahí encerrado! Seguro que la humanidad me lo agradecerá...
¿La siguiente habitación? Es la habitación de los "trocitos de vida" ¿Por qué la llamo así? Veréis, tengo una teoría: Cuando estableces una relación con alguien (ya sea de amistad o amorosa), o con una mascota (también te pasa con alguna canción, película o libro que te toca especialmente), proyectas parte de tí en esa persona o animal; y sientes que esa parte de tí, vive en el/ella (algo así como los horrocruxes en Harry Potter, pero en positivo). Entonces cuando ese ser muere, o desaparece de tu vida, sientes como si te desgarrasen; y es por que sientes que una parte de tí muere o se marcha con él/ella, y entonces sientes que has perdido ese fragmento de tu ser que has volcado en esa persona o animal. ¿Echas de menos a la persona (o animal) o a esa parte de tu alma que quedó en su interior? Quiero creer que a amb@s; si únicamente extrañas lo que has dado, serías un/a gran egoísta. ¿Qué hay pues en esta habitación? Amig@s que ya no están (bien por que murieron, bien por que el tiempo y la distancia nos separaron, bien por discusiones, peleas y rencores...) parejas que ya no lo son, mascotas muy queridas, familiares... Me produce un sabor agridulce venir a esta habitación; pues aunque sonrío al recordar y revivir los buenos momentos, me duele rememorar los momentos de despedida; y en esos momentos, es cuanto más añoro los tiempos en que se produjeron los buenos recuerdos...
Llegamos a mi habitación; mi espacio único y personal. Espero que no os moleste que me desnude; pero llegad@s a este punto, es una forma de simbolizar que no hay nada que ocultar... No, no es que haga frío, es que es pequeña, ahora pasemos a otro tema... (Sí, es pequeña por que no le doy ya tanta importancia a esos temas... ¡teníais que haberla visto en mi pubertad!). Ya veo que estáis observando las guitarras... me encanta tocar, aunque lo haga de pena; otro día tocaré, que hoy ya ha llovido bastante ;) . Sí, eso son dos estanterías repletas de libros y tebeos; y también hay álbumes de fotos con todos los recuerdos y "trocitos de vida"; todo esto es lo que me ha formado, esculpido y definido en la persona que soy hoy en día. Ahí en el rinconcito está el escritorio con el ordenador, pluma, bolígrafo, lápiz y papel; donde voy anotando ideas, y donde a veces las desarrollo y doy forma para escribir relatos, poesía o este blog mismo.
¿Aquella puerta del fondo camuflada por un póster y precintada? ¡Vaya! Confiaba que entre tanto desorden no os percataseis de su existencia. ¿Recordáis que decía que no tenía nada que ocultar? Lo reconozco; os mentí.
Ahí dentro hay algo que prefiero que no salga. ¿Cómo os lo explico?... ¿Cuantas veces me habéis visto perder los papeles, o enfadarme? Ya... lo imaginaba. Ahí dentro estoy yo mismo encerrado... o más bien parte de mí, u otro yo... Es la parte que se cabrea, que se enfurece, que pierde el control y clama por atacar a quien me ofende o hace daño; la que ruge sedienta de sangre y anhelante por derramarla. ¿Oís los golpes que da en la puerta queriendo salir? En este preciso instante esos golpes son débiles por que está más tranquilo; pero hay veces que ruge tan fuerte, y los golpes que da son tan ensordecedores, que tengo miedo de que derribe la puerta, y tengo que poner la música al más alto de los volúmenes. No se despierta sólo con violencia... es más bien una criatura puramente de instintos; pues también los estímulos más... ¡ejem! os los podéis imaginar, le sobresaltan. Sí, habéis acertado; es la parte más visceral y emocional de mí la que está ahí encerrada. ¿Por qué no la dejo salir? A estas alturas deberíais saber ya la respuesta: Por Miedo. Tengo miedo de dejarla salir, y que en un momento de furia ciega haga daño a la gente que quiero, o que haga cosas de las que más adelante me arrepienta. Por ese motivo suelo evitar emborracharme, pues en esos momentos la puerta se debilita, y las posibilidades de que salga, se multiplican. También me da miedo de que eso que está ahí dentro encerrado sea mi verdadero yo; y que cuando la gente le vea, me rechace... Por ese motivo le tengo bien encerradito; con dos vueltas de llave. ¿Que donde está la llave? Lo olvidé aposta para no caer en la tentación de abrir esa puerta... En el fondo sé donde está la llave, pero cuanto menos piense en ello, menos tentaciones tendré de abrirle a ese horror del que reniego...
¡Bueno! Me voy a ir vistiendo y os acompaño a la puerta; ya sabéis que sois bienvenid@s para volver cuando queráis (aunque sabiéndolo ya todo, me sorprendería mucho que lo hiciéseis...)

(1) "La casa de mi vida" Es una dinámica que nos pusieron las dominicas en Pría en el año 1996; en su día la rellené de una forma muy similar a como lo he hecho ahora, sólo que no lo desarrollé al 100% por no encontrar las palabras adecuadas para ello, ni el valor para hacerlo.

4 comentarios:

  1. INCREIBLE! Nunca pensé que podría explicarse con esa facilidad y esas similitudes lo que es tu vida y lo que representas.

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  2. Cada dia me sorprendo mas y mas de como te expresas.....

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  3. Qué deberes más difíciles nos pones, José... voy a tener que pensar muchísimo, y no sé cuando voy a tener tiempo de aplicarme... pero claro, lo haré.
    Cualquiera que no te conozca se asustaría de la profundidad con la que te desvelas en la red.

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