Siento un vacío enorme en mi
interior; un vacío que he intentado llenar teniendo miles y miles de cosas que,
en realidad, ni siquiera necesito. Ya no me hace tan feliz como creía el tener
el último modelo de móvil, ni el tener mi música a todas horas en mis oídos
aislándome de los demás. Tampoco el coleccionar corazones rotos, el saberme
admirada, querida y deseada me llena… Una vez que me quedo a solas, conmigo
misma, veo que el vacío sigue ahí, y cada vez más grande…
¡Basta! No
quiero seguir así. Quiero ser feliz, pero no sé cómo si no es teniendo cosas…
Amando, serás feliz amando y dándote a los demás.
¿Quién
eres?
Yo soy el buen pastor, la vida y la verdad. Aquel
que viene a cambiar las reglas de “premio-castigo” para traer una única norma.
¿Y cual es
esa norma?
El amor. El amor que Dios, nuestro padre
siente por todos nosotros. Es un amor cálido, que se entrega, que llena… Un
amor que quiere que todos sintamos, y que a la vez compartamos con los demás.
El amor…
¡No me hagas reír! El amor no es nada de eso. Yo conozco el amor, y acaba dejándote
vacío, como el resto de cosas.
Ese no es amor verdadero; una cosa es la
atracción física, el encaprichamiento. Eso no es amor. El amor de Dios es algo
diferente. Ven, siéntelo, deja que fluya por ti, y no te lo quedes; el amor no
es egoísta, no te lo quedes para ti sola ¡Compártelo! Lleva el amor de Dios a
tus semejantes.
¿Yo? Lo
siento, no valgo para ello. Para eso hace falta un corazón fuerte, y el mío está
herido, pisoteado, ha sido despreciado… mi corazón ya no ama; ni siente ni
padece.
Dejaste que tu corazón se endureciera hasta
ser de piedra. Deja que te lo convierta en uno de carne nuevamente. Un corazón
capaz de amar y de repartir amor al ritmo de sus propios latidos.
Pero
volverán a hacerle daño…
¿Y a eso le tienes miedo? Yo llegué a ser
abandonado por mis amigos cuando las cosas se pusieron más duras, fui condenado
a muerte y ejecutado sin piedad, tuve miedo… pero la voluntad del padre era el
mostraros su amor. Un amor tan fuerte y poderoso, que está por encima de todos
esos obstáculos, incluso por encima de la muerte.
Me siento
avergonzada… Avergonzada por esos pequeños obstáculos y excusas que me pongo
para no amar, para no amarte. Y a la vez, me siento agradecida; por que me has
mostrado el camino. Me has mostrado ese amor, y ahora que lo siento, no hay
marcha atrás; este amor arde en el corazón, y siento lo contagioso que es:
crece al ser compartido. Gracias… ¡GRACIAS! Es verdad que este amor Es Algo Diferente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario