lunes, 24 de junio de 2013

Desde el Exilio XIV

   Me estoy dando cuenta que hace mucho que no escribo de mi periplo panameño, tal vez porque desde que he comenzado a currar, apenas tengo tiempo para escribir. La verdad es que sí que han pasado cosillas y he tenido anécdotas que contar; así que iremos parte por parte.

   La segunda plaza de garaje.

   Como en el nuevo curro me dan coche (si no me lo dieran, la intención era comprármelo), la cuestión era que ese coche tuviera plaza de estacionamiento también, dado que en la calle donde estaba nuestro edificio no había quien aparcase al no haber plazas de estacionamiento por ningún lado. Total que nos pusimos a buscar en nuestro propio bloque a ver quién podía alquilarnos una plaza. Dimos con una vecina de origen venezolano que por la forma de conversar y demás, nos daba que muy bien de la cabeza, no andaba precisamente. Se excusaba constantemente por su aspecto, ya que estaba enferma de cáncer, y la quimioterapia le había dejado sin casi pelo; cosa a la que no le di mayor importancia, y así se lo hice saber. "No se preocupe, la apariencia es algo pasajero; y por desgracia, conozco demasiado bien esa enfermedad" El caso es que tardó casi una semana en darnos el contrato de alquiler (aunque nos dejó utilizar la plaza mientras se redactaba), y cuando este llegó... ¡bueno! Errores de redacción por todas partes, y una clausula que no nos hizo ni pizca de gracia; en dicha clausula, nos exigía que si nos marchábamos antes de cumplir los 6 meses de contrato, estaríamos obligados a abonar las mensualidades restantes hasta la fecha de fin de contrato. Es decir, si yo firmo el contrato, pero por causas de mudanza tengo que marcharme antes de esos 6 meses, por ejemplo, a los 2 meses, pretendía que le pagase igual los 6 meses completos de alquiler. Obviamente, esa era una clausula abusiva, y bajé a su casa a negociar el que la quitase. Me costó 20 minutos convencerla; y entonces, hizo algo que me obligó a contar hasta 10... No me malinterpretéis: como alguien que ha perdido ya a muchos seres queridos por culpa del maldito cáncer suelo entender el dolor, y sufrimiento que dicha enfermedad acarrea; tanto al que la padece, como a sus familiares. Pero que esta persona quisiera utilizar su enfermedad como excusa para los distintos desmanes y abusos que pretendía que aceptásemos, me pareció de muy mal gusto. Es decir, cada vez que le señalaba algo que estaba mal hecho o que "casualmente" le favorecía y a nosotros nos perjudicaba (y no os podéis imaginar cuanto, porque esa clausula no era la única), ella volvía al argumento "¡Ay, discúlpeme, es que como tengo cáncer....!" ¡Vamos a ver! Vale que es una putada que tengas una de las enfermedades más devastadoras que hay a día de hoy, y con muy difícil curación, pero... ¿crees que eso te da derecho a comportarte así y putear al resto de mortales? Es decir; te hago la putada, y cuando me vienes a pedir explicaciones: "¡Ay, pobrecita de mi, como tengo cáncer...!" Que sí, que es una faena, pero no un cheque en blanco para hacer cualquier desmán y usarlo como excusa y valerte de la pena y lástima de la gente...
   Cuando ya creí que la cosa se había solucionado, me hace llegar a la semana siguiente el contrato corregido... menos por la calusulita de marras. Le volví a decir que lo sentía mucho, pero que no estaba dispuesto a firmar nada que tuviera dicha clausula, pues era totalmente abusiva, y así se lo hice saber. ¿Qué sucede si yo me mudo a la otra punta de la ciudad al mes siguiente, o tengo que volverme definitivamente a España a los dos meses? ¿Tengo que pagar los 6 meses de todos modos? ¿Por qué, si no voy a usarlo? Si me voy a los dos meses, pero yo he pagado 6, ¿esa plaza queda vacía? ¿O la alquilaría igualmente? Ahí la mujer se creció en chulería y dijo "esa clausula se queda, y si no está usted de acuerdo, devuélvame la tarjeta de acceso" Desde luego que saqué el coche de la plaza, y bajé a exigirle el dinero de la señal (60$) y la parte proporcional del mes que ya le había abonado menos la semana y media que estuvo el coche ahí. Cuando me presenté en su casa, otra vez la excusa (¡Cómo odio que la gente haga esas cosas! sobre todo porque mostraba una clara lucidez para hacer las cosas a su favor...) "¡Ay, discúlpeme; no se enoje conmigo, que padezco cáncer...!" ¿Enojarme? No, lo que quería era desaparecer de allí cuanto antes, y poder perderla de vista.
    Total, me tocó volver a buscar plaza de garaje, y tuve suerte; en esta ocasión una mujer bastante maja de origen colombiano que se ve que pasaba muchas horas sola y aburrida, pues estuve en su casa cerca de hora y media conversando de cualquier cosa menos de la plaza de estacionamiento (cosa que nos llevó dos minutos escasos; por lo pronto, no me quiso coger depósito alguno, el alquiler eran 10$ menos que la vecina anterior, y estaba encantada de tener a alguien que les alquilara la plaza), me presentó a su hijo, le ofreció merienda a Nico, estuvimos charlando mucho rato... y me dijo una cosa que me dejó medio descolocado: "Hágame un favor: conserve su acento. El acento español es precioso, y es bastante sexy" ¿Sexy? ¡gensantadelamorhermoso! creo que es lo único sexy que he tenido jamás, y aún así dudo mucho de ello.... supongo que será mi voz grave a lo Barry White lo que realmente seduce, porque de lo contrario, no me lo explico.

   Segunda hospitalización de Nico.

   Recogiendo a Nico de la guarde, me encuentro un viernes que tenía los ojos con muchas legañas; pero como estaba un poco acatarrado, al igual que Portal y yo, tampoco le di demasiada importancia. El problema fue que al día siguiente, más que legañas, aquello parecían supuraciones, y como no mejoraba, decidimos llevarle a urgencias... nuevamente la bronquiolitis había reaparecido; siendo necesario volver a ingresarle de nuevo. Al menos esta vez, todos sabíamos a qué atenernos; incluso el peque, por lo que no pasaba tanto rato llorando como la otra vez; pero sí que era difícil que estuviera tranquilo, pues estaba deseando corretear ya fuera a pie, o a gatas. Tras una semana que se nos antojó interminable, pudimos traerle de nuevo a casa y, si ya teníamos intención de cambiar de casa para poder ahorrar algo, ya esto fue el culmen. ¿Por qué? Veréis, el clima aquí es cálido y húmedo a la vez, por lo que los que venimos del clima de España, tan seco, encontramos el ambiente sofocante; aún así, el apartamento en el que vivíamos era aún más húmedo que la media, lo cual era perjudicial para la salud del enano. Para que os hagáis una idea, compramos un deshumificador; el cual captura la humedad ambiente, y la condensa en un cajón; pues bien; en unas dos horas, podíamos sacar unos 4 litros de cada habitación... así que, nos marchamos de allí. Además, el apartamento era demasiado grande para nosotros, y sobre todo, para poder mantenerlo limpio.
   He comprobado que las dos veces que Nico ha pisado el hospital, ha habido un cambio en él: la primera vez que salió del hospital, ya no era tan llorón como antes. ¿Ahora? ¡Ahora devora! Su apetito ha aumentado de una manera considerable. No me importa que tenga tantos cambios; pero preferiría que no tuviera que pasar obligatoriamente por el hospital para que dichos cambios se operen.

Lo dicho: ¡DEVORA! ¿Veis la cara con la que mira el Donut? primero chupó todo el chocolate, para después devorarlo con los 6 dientes que tiene en la boca.

   Velada de Lucha Libre

   Desde mi adolescencia, me sentí fascinado por la lucha libre. Tal vez nunca tuve el mejor de los ejemplos con el Wrestling Americano, pero ya sabéis: ¡es tan comercial! En España no conocíamos otra cosa, hasta que por casualidad mi televisión empezó a sintonizar por un breve periodo de tiempo la cadena mexicana "Galavisión" donde pude ver la lucha libre mexicana; mucho más acrobática que el espectáculo yankee. 
   Nunca tuve ocasión de acudir a un espectáculo de lucha libre en España, pues los únicos que había relativamente cerca de mi casa, eran las pocas veces que los americanos venían; y el pagar unos 90 Euros por la entrada se me hacía demasiado caros. No creáis que sólo sabía del wrestling americano; pero como decía antes, es lo que más se conoce.
    El caso es que en el grupo de jóvenes de la parroquia comenté el tema un día; que siempre me habría gustado ir a una velada, pero que era muy difícil o caro, cuando se me presentó la ocasión. Resulta que uno de los miembros del grupo es familiar de un luchador de aquí de Panamá, y me dijo que me llamaría para ir a una velada. 
   Investigué por mi cuenta, y lo único que encontré de Lucha Libre Panameña, era wrestling Extremo; es decir; algo similar al americano, pero con mucha sangre de por medio: alambres de espino, cristales, tubos fluorescentes que se parten en la espalda, chinchetas sobre las que arrojar a los luchadores... Preparé mi mente y estómago a conciencia para ver ese espectáculo; no es mi estilo de lucha favorito, pero ¡oye! se trataba de un evento en vivo.
   Me equivoqué; resulta que es una lucha libre muy al estilo de la mexicana, con toda la parafernalia de las máscaras. Es un espectáculo muy amateur, al parecer que vio días mejores, pero que aún así se nutre de la ilusión de aquellos que se dedican a ello, más un público entusiasta. Tienen espectáculo cada 15 días, y el precio es bien asequible (5$ la entrada). ¿Qué queréis que os diga? Lo disfruto como un enano, y ya tengo un pasatiempo que en España jamás disfruté.


Sí, me subí al ring. Otra cosa es que algún día pueda/quiera combatir



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