martes, 11 de marzo de 2014

10 años después, sigue siendo 11 de Marzo

     Sí, ya han pasado 10 años de la tragedia en Madrid. Personalmente, nunca he querido escribir sobre ese día, porque ya habían corrido ríos, cascadas y océanos completos de tinta al respecto, y no quería saturar contando algo más sobre algo que todos nos sabemos de memoria.

     Con esos 10 años a mis espaldas, creo que ya puedo contar un poco mi pequeño testimonio; uno más entre los de los miles de madrileños que nos despertamos ese día con esa noticia. No esperéis una historia espectacular, ni demasiado emotiva; es sólo eso: una historia más.

     11 de Marzo de 2004; serían las 8 de la mañana más o menos, y yo estaba durmiendo, pues esa semana en el trabajo, yo estaba en turno de tarde; cuando oí el telefonillo. Eso me medio despertó, y al poco, las voces de una chica con la que iba mi hermana en el tren, me despertaron del todo. Normalmente ambas quedan abajo en la calle para coger el bus que las lleva a la estación de tren, por lo que me sorprendió que la muchacha subiera a casa. "A lo mejor se está meando y necesita pasar al baño" Pensé. Me vestí (tengo la mala costumbre de dormir completamente en bolas desde los 15 años), y salí al salón. Las dos estaban buscando algo en la tele; y creo que fue en Telemadrid donde lo vimos: Un montón de gente, principalmente señoras mayores, que subían caminando de las vías, y señalando un tren parado con cara de "¡Qué fastidio!", al principio pensamos que se trataba de una avería y que la gente se había tenido que bajar del tren (a mí me pasó justo unos años antes, y tuve que ir prácticamente caminando desde Alcalá universidad hasta la estación de Alcalá de Henares). Ya me estaba preparando para llevarlas a ambas al trabajo, pues cuando a un tren le pasa algo, ya afecta a todos, claro. Me estaba terminando de calzar las deportivas, cuando la imagen del agujero que una de las mochilas había hecho me dejó de piedra. "Eso no ha sido un fallo mecánico" Acerté a decir. De repente, el torrente de información colapsó todas las cadenas: "Un atentado" "El atentado más grande de la historia" "Tres trenes..." "Se sospecha de ETA" "Dicen que Al Qaeda está reclamando la autoría" "El presidente Bush manifiesta su solidaridad con las víctimas del terrorismo"... "Dicen que está todo colapsado, y no dejan entrar a nadie" Me dijo mi hermana. Celia (la chica que subió a casa) dijo "Han blindado Santa Eugenia, Vallecas y los alrededores de Atocha para que nadie pueda entrar ni salir; quieren cazar a los culpables" Aún así, bajamos al coche expectantes, decididos a que ambas llegasen a sus puestos de trabajo. Íbamos los tres en silencio, muy atentos a las noticias de la radio, las cuales, eran cada vez más descorazonadoras. Con Celia no hubo problema, pues trabajaba en Coslada; pero con mi hermana no pudo ser. Todos los accesos a Santa Eugenia estaban cerrados a cal y canto. Un policía nacional nos dijo que no se podía entrar ni salir, por lo que nos tocó volver a casa (tras avisar ella en el trabajo que no nos dejaban ni entrar)

     Era mediodía, y aún no se sabía nada de la autoría; unos apuntaban a la banda terrorista ETA, otros a Al Qaeda... y con más miedo que otra cosa, me fui a trabajar. Caras tristes, caras de congoja allá donde mirase, y sobre todo, miedo, el cual casi se podía masticar en el ambiente. Al llegar al curro, me encontré militares con metralletas en las rotondas, lo cual me asustó aún más si cabe. La tienda casi parecía un erial; apenas había clientes, y los que estaban por allí, lo hacían porque estaban hartos de estar encerrados en casa y estaban acongojados; en ese momento, la histeria y el miedo a que la muerte viniese de cualquier lugar, eran algo palpable. Una cosa es que dos aviones se estrellaran contra las torres gemelas, pero eso eran cosas que pasaban siempre en otros sitios, en otros lugares; nadie esperaba que un atentado tan brutal

     Llegué al trabajo con la visión de militares armados en las rotondas y con las calles desiertas. En la tienda el clima era de tristeza y miedo. Los asesinos habían conseguido que todos estuviéramos acojonados... ¡buen trabajo, cabrones!. No, no me creí que hubiera sido ETA; ese tipo de atentados no es su estilo, por mucho que Ángel Acebes dijera lo contrario. Ese día, la tienda cerró a las 21:00 porque estaba desértica

     Al día siguiente, estaban convocadas marchas en repulsa por el brutal atentado, y se decretó que los comercios cerrasen a las 18:00. Yo estaba en turno de tarde esa semana, y me fui a Torrejón a buscar a un amigo para unirnos a la marcha de Alcalá de Henares. Aunque no había aún comunicación oficial, ya en nuestro fuero interno sabíamos que Al Qaeda estaba detrás, y no pocos gritaron e insultaron a Aznar cuando pasamos junto a la sede del Partido Popular. La rabia por el intento de ocultar la verdad que ellos ya sabían era palpable en el ambiente, y acabó estallando.

     Ese fin de semana eran las elecciones generales, y ese mismo Domingo, fui voluntario a un inventario a la tienda de Alcorcón. Justo ahí supimos oficialmente la autoría del atentado, y según salí de allí, me fui a votar. Estaba claro que no iba a votar a los populares, pero tampoco me fiaba del PSOE (no me gustó NADA que varios de sus miembros convocasen una manifestación ante la sede del PP en plena jornada de reflexión), así que voté por una tercera opción. Ya sabéis quién ganó; estaba claro, pero yo al menos tengo la conciencia tranquila de no haber vuelto a votar JAMÁS por ninguno de los dos. ¿Y por qué lo digo? Por lo siguiente:

     Los meses siguientes tuvo lugar la "Comisión de Investigación" que consistió en un espectáculo bochornoso donde los dos principales partidos se dedicaron a ponerse a parir unos a otros, y soltarse perlas típicas de bronca de patio de colegio en plan "a ver quien suelta el vacile más grande y deja peor al otro" En esos meses, me sentí realmente avergonzado de ser español; acabábamos de pasar por un evento terriblemente trágico y dramático, y estos señores, que viven de nuestros impuestos, se dedicaban a demostrar cuanto molan despellejando verbalmente al otro...

     El 11 de Marzo de 2004, aparte de toda esa gente que perdió la vida trágicamente en los trenes, murió también mi fe en los políticos españoles, los cuales convirtieron a las víctimas en armas arrojadizas dentro del saco de mierda que tienen para lanzarse unos a otros.


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