viernes, 1 de enero de 2010

Conclusiones

Después de leer tu última paja mental, cada vez me queda más claro que no andas bien de la cabeza. Lanzas acusaciones (algunas demasiado fuertes) sin pruebas, y desde tu púlpito ametrallas palabras e ideas sin base que las soporte en gran parte de ellas, pero ¡ay, amig@ del que se le ocurra contradecirte! Cual fanátic@ en lugar de contraargumentar, o plantearte el que puedas estar equivocad@, recurres al ataque y al insulto como respuesta; mostrando la solidez y base de tus afirmaciones que sólo tú te crees; y sigues lanzando cada vez más acusaciones para evitar que la gente vea que eres incapaz de mantener un debate sin caer en el desprecio.
Me has acusado de tener el cerebro lavado (yo expuse argumentos, y esperaba y deseaba que me expusieras los tuyos; en lugar de ello, usaste la demagogia para atacarme),
Me has acusado de creerme el mejor y el más listo, cuando jamás he hecho tales afirmaciones, es más, bastaría con echar un ojo a tu blog para comprobar que esas actitudes son más tuyas que mías, supongo que es una manera más de escapar de la realidad que te rodea, y crearte una a tu medida donde eres maravillos@ y perfect@ y los demás simple barro en tus zapatos, donde tus palabras son Dogma obligatorio y o se está de acuerdo y en perfecta comunión contigo, o eres una persona con el cerebro lavado que se cree superinteligente y que en realidad es ignorante. Pues bien, esa actitud de autocomplaciencia y contínuas autofelaciones de ego, me recuerdan a una persona.. ¡Sánchez Dragó!
Dices de tí mism@ que eres el sueño de muchas personas, pero no has causado más que división y daño, convirtiéndote más bien en una de esas pesadillas que describes y que tanto te gusta decir que son los demás. Te recomendaría que revisaras tus actos y meditaras si realmente han hecho el bien que dices hacer. O son sólo una forma de hacer daño por que estás dolid@ y lo único que quieres es devolver ese dolor, sólo que no sabes cómo ni cual es el verdadero objetivo a derrotar, y por eso, cual perro rabioso, lanzas dentelladas a tu alrededor buscando destruir la causa de tu mal en un objetivo tangible y que sangre, sin saber que el verdadero mal, el veneno que te hace daño, está en realidad en tu interior. Te lo aconsejaría, pero supongo que seguirás atacándome con lo mismo, con que si tengo el cerebro lavado, que si me creo más inteligente que nadie, etc...
Siembras odio y discordia, acusas y no permites que se te contradiga, los malos son siempre los demás, y todos son culpables de lo que pasa en el mundo y lo que te pasa a tí, menos tú; una magnífica prueba y demostración de madurez. No content@ con achacar muertes a personas en lugar de a enfermedades (como así ha sido en realidad por mucho que te esfuerces en negarlo), ahora llegas incluso en tu fantasía y ensoñación a llegar a ponerme la etiqueta de futuro maltratador, usando acusaciones de formas de actuar y ser que pegan más contigo, que conmigo; es decir, me cuelgas a mí tus muertos y tus actos (y seguramente tus motivaciones). Con esto, y sembrando dolor y discordia en la familia, avergüenzas a esa persona a la que tanto dices venerar y extrañar. Dudo mucho que esa persona hubiera querido esto, pero tú sigue así, que vas de lujo si lo que quieres es echar a todos a pelear y destruir la familia. No content@ con eso, decides expulsar de tu vida a los que te contradicen.
Adelante, yo no pienso retenerte. Si es tu deseo el consumirte en esa espiral de odio y rencor y acabar en soledad, vas en buen camino; es tu deseo, y lo respeto aunque no lo comparta. Pero que te quede bien claro; en ese camino de autodestrucción, es sólo eso: tu propia destrucción, no la de los demás; así que deja al resto en paz, que no tienen la culpa de tu rencor ni tu odio.
Podría tirarme horas hablando, pero he decidido que por mi parte es un punto y final; en mi anterior posteo dejaba la puerta abierta a quien quisiera entrar o salir de mi vida; también dejé libertad para quedarse a quien así lo quisiese; sin rencores, sin pedir explicaciones. Tú has decidido salir dando un portazo, aunque no fuese necesario, de nuevo ha sido TU decisión, no la de los demás; así que ahórrate el repartir culpas (aunque te entrará por un oído y te saldrá por otro, pero he decidido que eso ya no será mi problema, si no el tuyo).
Pues lo dicho. Punto y final

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