
Sólo busco un corazón, ese corazón, que sé que va conmigo, que está hecho a mi justa medida para latir al unísono con el mío. Que sea su alma gemela, pero que además, le complemente las carencias al mío. Un corazón, ya sea alegre o melancólico, valiente o cobarde, que sepa que está hecho para permanecer junto al mío, y quiera hacerlo. Un corazón, en definitiva, que sin ser mío, lo sea; que llore conmigo, pero además sepa consolarme; que su risa sea el eco de la mía, y sepa ser risueño; que sepa seguirme en la conversación, pero sepa también acompañarme en los silencios. Un corazón, en definitiva, hecho única y especialmente para mí.
Miles no, millones de corazones me rodean, y con ellos me cruzo a diario. ¿Cual de ellos será el que busco?
Foto: La (como siempre) genial Leticia Arnao (Nöis)
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