miércoles, 28 de mayo de 2014

Análisis de lo poquito que vi de la final de la Champions

   Dedico este post a mi amigo El Osezno, después de lo que le ha sucedido en Facebook. Él sabe que yo hace mucho que abomino del fútbol, el cual él adora, le apasiona y ha hecho de este casi su religión. Siempre que hay temporada, ahí está él por las mañanas comentando los partidos como un profesional (sinceramente, lo hace mejor que muchos "profesionales"). Da igual que él sea del Real Madrid; cuando tiene que criticar algo que hacen mal, lo critica, y cuando tiene que felicitarles, lo hace igualmente... pero siempre desde el respeto, sin rebajarse al insulto, y huyendo de hooliganismos.

     ¿Y qué le ha sucedido en Facebook? Pues que en esa página, como en todas las que hay en internet, no faltan los trolls (por cierto, me planteo cambiar al Troll por el Trasgu, figura más patria, y que al fin y al cabo hacen lo mismo), que se dedican a justo lo contrario que mi amigo, y que han estado bombardeándole cada comentario hasta el punto de decidir que ya no piensa comentar nada más sobre el fútbol en dicha red social después de los revolcones verbales que se ha llevado.

     Como he dicho al principio, yo hace años que me desentendí del fútbol (ya os contaré los motivos otro día); pero ya sabéis que soy un poco defensor de las causas perdidas y por eso me he decidido a escribir este post, como apoyo. Dio la casualidad que este Sábado me encontraba terminando ya la mudanza de apartamento, cuando a mediodía estaban emitiendo la final de la Copa de Europa (Me niego a llamarla por el comercial nombre de "La Champions"); así que cansado como estaba, me dejé caer sobre la butaca a ver el partido que enfrentaba a los dos equipos de la capital española mientras devoraba el pollo frito que había comprado.

     Os adelanto desde ya que pillé el partido empezado, y que el gol del Atlético de Madrid me pilló en el baño; pero con la cansina magia de la repetición (lo vi hasta 10 veces desde todos los ángulos posibles; sólo faltó que Iker Casillas, portero del Real Madrid tuviese una micro-cámara filmando desde su bolsa escrotal). Más claro, el agua; el gol que encajó fue por una cagada totalmente suya.

     El partido era un domino claro del Atlético; el Madrid insistía en hacer pases largos que el rival cortaba una y otra vez. Pases largos y arrancadas en solitario sin pasar ni una sola vez para luego cagarla al llegar al área rival (aunque tuviera un compañero totalmente desmarcado a escasos metros); eso era todo lo que vi por parte del hoy deca-campeón de Europa. No, el Madrid no se estaba mereciendo en absoluto el ganar la copa. El Atlético estaba siendo muy superior, con pases cortos que desequilibraban al equipo contrario; tenían al rival bailando al son que ellos querían tocar; y parecía que la cosa iba a quedar así.

     A partir del minuto 60, no sé bien qué pasó; tal vez fueron los nervios de estar por primera vez en muchísimos años en una final de estas características, tal vez la presión de la afición por conseguir ese título derrotando al eterno rival, puede que el ansia por verse por fin campeones de Europa por primera vez en su historia... El caso es que el equipo colchonero empezó a hacer gala de un juego menos pulido, menos límpio: agarrones, patadas, perder el tiempo a lo tonto y adrede con el árbitro a la hora de poner la barrera... No sé, no me gustó la actitud de los jugadores del Atlético de Madrid a partir de ese momento, haciendo gala de unas acciones que les sobraban de la misma manera que sobra el Ketchup que los yankis le ponen a la Paella; y más aún yendo como iban, ganando.

     Me fui por la puerta en el minuto 75, pues tenía cosas que hacer, y al poco rato me llega un mensaje de Portal: "Gol de Ramos"... "¡A tomar por culo!" Pensé; eso significaba que se iban a la prórroga. Tardé... no sé lo que tardé en llegar a la parroquia donde doy ahora catequesis de confirmación los Sábados por la tarde, pero en ese tiempo el partido terminó, prórroga incluida con el resultado de 4-1 a favor del Madrid.
¿Qué cojones pasó en tan poco tiempo? No me entra en la cabeza cómo un partido perdido en casi 90 minutos por 0-1 puede tener una remontada tan desproporcionada en tan poco tiempo; y menos aún si estaban jugando igual a como lo habían estado haciendo. No, no lo entendí. Me alegré por mis amigos madridistas, me dio penita por mis amigos colchoneros, por haber estado prácticamente acariciando el trofeo, para ver cómo el sueño se hacía trizas y luego cenizas que el viento se llevaba de una forma tan brutal.

     No, no entiendo el fútbol; y cuando veo a los aficionados llorar por el partido perdido, aún menos.

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