lunes, 22 de junio de 2009

Expresiones que dan mal rollo (intento de monólogo humorístico)

¿Nunca os ha pasado que han llegado a vuestros oídos expresiones que dan mal rollo, o que os hacen pensar que la persona que las ha pronunciado le faltan un par de herbores (por no decir un par de buenas ostias bien dadas)?
Empecemos por la típica que se usaba antes para ligar: "¿Estudias o trabajas?" Sí, a día de hoy, si sueltas esa frase, es que te ha enseñado a ligar tu padre seguramente. ¡Maaaaaaaal! A día de hoy eso no son preguntas para hacerle a un potencial ligue. Probablemente se gire mirándote con cara de asco, como si tu aliento oliese a mierda; y eso si te hace caso. Noooo, la pregunta sería "¿Facebook o tuenti?" Con esa pregunta, al menos, aunque pasen de tí y tengas que dedicarte al arte de perfeccionar tu virtuosismo con la zambomba, al menos te responderán (otra cosa es que consigas que te agreguen).
Pero esta es de las más leves; ¿A quién no le ha dicho alguna vez su pareja aquello de: "cariño, tenemos que hablar"? Esta frase, suele ser el prefacio de mal rollo; es decir, se empieza con esa introducción, y se acaba con una ruptura. Además, es una frase de esas de las que ya te hueles el chaparrón de frases que van a seguir, y que calman tanto como Heidi llevándose a Clara con su silla de ruedas por los acantilados después de enterarse que Pedro le ha puesto los cuernos con la rica paralítica. ¿Y cuales son esas frases? "No sé cómo decírtelo" En realidad quiere decir "que me he cansado de tí, y quiero pasar por este trago lo más rápido posible; ¿Qué tal si me echas una mano teniendo un infarto y así me lo ahorro?" o del estilo "El problema no eres tú" "Amigo, el problema sí, eres tú; que estoy harta de que te agarres las borracheras que siempre te agarras, que eructes el himno nacional delante de mis amigas, a las que por cierto les miras más las tetas que a mí, y desde luego estoy cansada del mete-saca-pedo-y vuelta; pero ¿a que quedo de puta madre intentando quedar como la mala que se siente culpable, en lugar de montarte el numerito?". "Te juro que no hay otra persona" ¡Ay, amigo, que inocente que eres si te crees esta última! Si te crees esta mentira (hay que unirla a las 3 universales que dicen "te quiero" "Te juro que eres la única mujer en mi vida" y "Chupa tranquila, que yo te aviso y me aparto"), es que aún crees en los reyes magos, el ratoncito Pérez, que Aznar es de Centro y el PSOE socialista ¡Que no, damas y caballeros, que esas 4 grandes mentiras universales son como los 4 jinetes del apocalipsis de las relaciones humanas! Si te dice eso, en realidad es que lleva ya un tiempo con otro tío, y que ha hecho como en el anuncio: "Busque, COMPARE, y si encuentra algo mejor..." Si encuentra algo mejor, está claro que el que sobra eres tú, y por eso la conversación ha comenzado con un: "Cariño, tenemos que hablar".
Pero ¿y si el que te dice la frase es tu amigo? "Tío, tenemos que hablar", pues puede ser, que acabes dejando de ser amigo suyo; y muy probablemente, la causa sean un buen par bien dadas por algo que te diga a continuación y tenga que ver con una tía (tu novia, una ex, o alguna a la que le quieres echar el lazo, y que casualmente, él se ha clazado). Si es que ya se sabe que "Tiran más dos tetas que dos Carretas" o "Tira más pelo de coño que maroma de barco".
Pero no acaban ahí las frases incómodas. ¿A quién no le ha pasado los siguiente? Vas a una boda, donde te encuentras a familiares que no recordabas que tenías (en el fondo si lo recuerdas, pero tu mente había borrado tan traumáticos recuerdos), y las frasecitas de rigor: ¡Cuanto has crecido" A lo que tu respondes con una sonrisilla forzada mientras piensas "Sí, tia Gertrudis, desde que tenía 10 años, he crecido un tanto ahora que tengo 30; y me ha crecido hasta el ciruelo" "¡Hay que ver lo grande que te has puesto con los años!" "Sí, Tia Luisa, claro que tú a la edad en la que te encuentras, ya sólo te toca menguar ¿no?" "Has engordado ¿No?" "Pero ¿tú te has visto en el espejo? Tú no solo tienes más lorzas que falete y más tonelaje que el Titanic; es que además tienes más arrugas que un shar-pei"
Pero no, si ya crees que las preguntas incómodas y ácidas acaban ahí, estás muy equivocado. Es sólo el calentamiento, para soltarte la bomba PP (Puta preguntita), justo cuando te recuerdan en qué evento familiar estás: "¡Bueno! Y tú, ¿para cuando? ¿cuando te vas a casar?". Es la típica pregunta que siempre te van a soltar. Pero ahí tenemos un buen aliado en los eventos familiares. ¿Cuando son los momentos en los que te encuentras a la mayor parte de la familia? En bautizos, Comuniones, bodas... y funerales. Cuando os hagan esa preguntita de nuevo,la respuesta matadora (nunca mejor dicho, es la siguiente) "REcuérdame que te haga la misma pregunta en el ppróximo funeral" Creedme, NADIE puede resistir los efectos devastadores de dicha respuesta. Vereis su cara amoratarse, una vena a punto de explotar, y os dejará de hacer esas preguntitas tan molestas; muy probablemente, os dejen de hablar (con lo que según en qué casos, puede que hasta salgais ganando)
¿Y en los trabajos? Yo creo que ahí quien pero lo suele pasar son los que trabajan en comercio de cara al público. No es suficiente con que los que trabajen allí tenga que aguantar carros y carretas por un salario bastante bajo en comparación con los curros; no. También hay que humillarlos haciéndoseles poner un uniforme lo más horrendo posible, y a ellos, aún a pesar de ser perfectamente reconocibles, les viene la preguntita que más toca lo que no suena: "Perdona, ¿Trabajas aquí?" Me imagino a un trabajador de Leroy Merlin pensando: "¡A ver...! Llevo esta horrible camisa verde, con su corbata a juego y un boli verde también. Llevo además una chapa en la que está mi foto y mi nombre... ¡O trabajo aquí, o soy un mormón presentando la nueva colección de primavera!" O a uno de Media Markt . "Llevo un polo rojo, más rojo que Ana Belén y no voy deámbulando por la tienda como si fuera un zombi... o trabajo aquí, o soy el muñequito del semáforo, que me pillas en el descanso".
Pero si hay frases que dan mal rollo, las que se llevan la palma suelen ser las del jefe. Esas más que mal rollo, lo que dan es miedo.
"Antonio, ¿puedes venir un momento?" ¡Ufff, preludio de muy mal rollo! ¡Y el caso es que vas! Es como las pelis de miedo, en las que sabes de sobra que el monstruo se esconde detrás de la única puerta de toda la casa de cuyos quicios sale luz, pero aún así la chica rubia que misteriosamente va en ropa interior, no se puede resistir a abrir.
Pues sí, te acercas; y vas como en tensión, con mieditis. Yo no sé por qué se siguen esforzando en querer hacer pelis de terror basadas en efectos especiales; la realidad SIEMPRE supera a la ficción.
Tendrían que hacer una película titulada "El Jefe" o "El director de la oficina" El terror piscológico estaría más que garantizado. Además, a cada frase, le acompaña una serie de síntomas que te hacen vivir una auténtica escena de pánico.
"Antonio, ¿puedes venir un momento?" Preocupación, ligero malestar
"Pasa, que quería hablar contigo" Escalofríos por tu espalda, empieza el canguelo
" Siéntate, por favor" Empiezas a marearte, notas un nudo en el estómago
"Verás, llevo un tiempo queriendo hablar contigo" Notas la angustia, tus tripas empiezan a hacer sonidos raros; sabes que esa frase NO puede querer decir nada bueno. ¡Quién sabe!, a lo mejor es de la otra acera y solo te quiere hacer una proposición; aunque en ese aspecto, no sabes cual de las dos posibilidades te acojona más.
Y ya el acabose es si sonrie; en ese punto tu corazón ya va a mil por hora, para cuando se mete en harina, muy probablemente no te molesten las tripas; y eso será por que o te has cagado por las patas abajo, o te ha dado un infarto.
Eso sí, si logras sobrevivir a dicha reunión, con semejante clima de terror en estado puro, ya puedes salir orgulloso a codearte con Arnie Schwarzzeneger y decirle "¿Predator o Terminator? ¡Nenaza! ¡A ver si aguantas una conversación en el despacho con mi director!"

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