viernes, 8 de abril de 2011

Mi relación con los demás (Los Amigos)

El encuentro del Principito con el zorro

-Buenos días- dijo el zorro

-Buenos días- respondió cortésmente el principito, que se dio la vuelta, pero no vio nada.

-Estoy aquí – dijo la voz-, bajo el manzano…

-¿Quién eres?- dijo el principito-. Eres muy lindo….

-Soy un zorro- dijo el zorro.

-Ven a jugar conmigo- le propuso el principito-. ¡Estoy tan triste!...

-No puedo jugar contigo- dijo el zorro-. No estoy domesticado.

- ¡Ah! Perdón- dijo el principito.

Pero, después de reflexionar, agregó:

-¿Qué significa “domesticar”?

-No eres de aquí- dijo el zorro-. ¿Qué buscas?

-Busco a los hombres- dijo el principito-. ¿Qué significa “domesticar”?

-Es una cosa demasiado olvidada- dijo el zorro-. Significa “crear lazos”.

-¿Crear lazos?

-Si- dijo el zorro-. Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo….

-Empiezo a comprender- dijo el principito-.

El zorro volvió a su idea:

-Mi vida es monótona. Cazo gallinas, los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres se parecen. Me aburro, pues, un poco. Pero, si me domesticas, mi vida se llenará de sol. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los otros. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra. El tuyo me llamará fuera de la madriguera, como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves, allá, los campos de trigo? Yo no como pan, Para mí el trigo es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. ¡Es bien triste! Pero tú tienes cabellos color de oro. Cuando me hayas domesticado, ¡será maravilloso! El trigo dorado será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo.

El zorro calló y miró largo tiempo al principito.

-¡Por favor…., domestícame!- dijo.

-Me gustaría- respondió el principito-, pero no tengo mucho tiempo. Tengo que encontrar amigos y conocer muchas cosas.

-Sólo se conocen las cosas que se domestican- dijo el zorro-. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Compran cosas hechas a los mercaderes. Pero como no existen mercaderes de amigos, los hombres ya no tienen amigos. Si quieres un amigo, ¡domestícame!

-¿Qué hay que hacer? Dijo el principito.

-Hay que ser paciente- respondió el zorro-. Te sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en la hierba. Te miraré de reojo y no dirás nada. La palabra es fuente de malentendidos. Pero, cada día, podrás sentarte un poco más cerca….

Al día siguiente volvió el principito.

-Hubiese sido mejor venir a la misma hora- dijo el zorro-. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto;¡ descubriré el precio de la felicidad! Pero si vienes a cualquier hora, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón.

Así el principito domesticó al zorro. Y cuando se acercó la hora de la partida:

-¡Ah!...- dijo el zorro-. Voy a llorar.

-Tuya es la culpa- dijo el principito-. No deseaba hacerte mal, pero quisiste que te domesticara…

-Sí- dijo el zorro.

-¡ Pero vas a llorar!- dijo el principito

-Sí- dijo el zorro.

-Entonces, no ganas nada.

-Gano- dijo el zorro-, por el color del trigo.

Luego, agregó:

-Te regalaré un secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos. El tiempo que perdiste conmigo hace que yo sea tan importante. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado.

¿Son necesarios en nuestra vida o podemos vivir sin tener amigos?

¿Qué es lo más importante en una amistad?

¿Qué espero de ellos?

¿En qué te fijas de una persona para que sea tu amig@? ¿Qué es lo que te gusta de ell@s?

¿Qué no soporto en una amistad? ¿Dónde pongo los límites para que una amistad se rompa?

¿Cómo me valoro yo como amigo?

PARA MEDITAR EN CASA (Sí, es obligatorio)

Habiendo leído el texto, y sabiendo lo que significa “Domesticar” ¿Podrías recordar algún caso en el que tú hayas domesticado una amistad, o una persona te haya domesticado? Rememora la historia y cuéntala aquí.

Evangelio según San Juan (Jn 8,111):

«En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.

Los letrados y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio y, colocándola en medio, le dijeron:

—Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras. Tú, ¿qué dices?

Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:

—El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.

E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, fueron escabulléndose, uno a uno, empezando por los más viejos, hasta el último. Y quedó solo Jesús, y la mujer en medio, de pie. Jesús se incorporó y le preguntó:

—Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Ninguno te ha condenado?

—Ella contestó:

—Ninguno, Señor.

Jesús dijo:

—Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».

Mateo 18, 21-19,1


En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús, le preguntó: Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces lo tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces? Jesús le contesta: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y les propuso esta parábola: Se parece el Reino de los Cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo. El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios, y, agarrándolo, lo estrangulaba diciendo: Págame lo que me debes. El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo y te lo pagaré. Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: ¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti? Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano. Cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro lado del Jordán.

Una reflexión sobre Jn 15, 13-15

En nuestra sociedad hay una palabra importante que ha perdido su valor, la palabra:
AMIGO. Muchas veces, las personas la usan con personas que apenas conocen y que realmente poco les importan.

Y se puede perdonar el mal uso de la palabra "amigo" en el mundo político y a otros niveles de la sociedad. Pero debemos resistirlo en cosas más importantes. Por ejemplo, para entender toda la profundidad que hay detrás de esas palabras y sentimientos de Jesús: "Ya no os llamo siervos, sino amigos." (Jn 15, 13-15).

Por eso para entenderlas tenemos que preguntarnos, ¿Que significa realmente ser amigo?

Jesús mismo hace un contraste entre "amigo" y otra palabra "siervo" o "esclavo."

En griego la palabra es "doulos." No es una persona que trabaja para otro durante el día y en la noche regresa a su propia casa. El "doulos" vive con su amo, pertenece a él y en efecto es su propiedad.

La traducción más exacta es "esclavo" pero no en un sentido de degradación. Sin embargo el esclavo tiene que hacer la voluntad de su amo - y, como dice Jesús, a pesar de no entender toda orden.

Pero si bien ser esclavo de Jesús ya es una cosa grande, hay más y no debemos evitarlo con una falsa humilidad. Jesús nos dice algo increible, "ahora os llamo amigos y he dado mi vida por vosotros."

Y ¿que significa ser amigo de Jesús? El mismo nos da la clave: " Si haceis lo que yo os mando". Es decir, somos sus amigos cuando caminamos a su lado y escuchamos y hacemos nuestras sus enseñanzas, que El ha recibido del Padre:"Os he dado a conocer todo lo que he oído a mi Padre.", pero no con una obediencia sin más, sino tal como El obedeció, con una obediencia amorosa.

Además, los mandatos de Jesús, son vida. Detrás de cada uno de los mandatos de Jesús, no hay una prohibición meramente moral, hay un aviso a través del cual Jesús quiere protegernos del daño emocional, físico y sobre todo espiritual que puede ocasionarnos transgredirlos -, porque Jesús es un amigo verdadero que siempre piensa en nuestro bien.

Si tuviesemos que definir a un verdadero amigo, no diríamos, que es aquél que camina a tu lado sin involucrarse para nada en tu vida; sino aquel que te hace parte de su vida y procura hacerse parte de la tuya, compartiendo alegrías y penas; partcipando en tus proyectos, ayudándote a dar lo mejor de tí, a ser mejor cristiano, aquel que vela por tus intereses como si fueran suyos, tratando de protegerte de los peligros.

Hay un santo del primer siglo de la iglesia, S. Policarpo, que entendió cual era la amistad de Jesús y que vivió esa amistad. Jesús es el verdadero Amigo que se involucra del todo, y en profundidad con nosotros.

San Policarpo, fue arrestado por los romanos.
El consul romano trato de convencerle a renunciar a Jesús para salvar su propia vida.
"Mire," le dijo, "Vd. es un hombre ya anciano. Para evitar ser quemado vivo solo hay que maldecir a Cristo."

Policarpio respondio, "Por 86 años he conocido a Jesús y nunca me ha hecho ningún daño. ¿Como ahora voy a maldecirlo? Jesús realmente es un amigo que siempre me ha hecho bien, nunca el mal. Y si El dió su vida por mi, ¿podría encontrar otra manera mejor, para corresponder a tal gesto de amor y de amistad, que entregando mi vida por Él"?
(Cogido del blog:
http://www.laspiedrasvivas123.com/2010/08/ya-no-os-llamo-siervos-sino-amigos-jn.html )

Pedro y sus negaciones

San Pedro, era originario de Betsaida. Pescador de profesión. Su nombre era Simón y fue discípulo de Jesús. Este le dio el nombre de Cefas = piedra. Le constituyó en cabeza de la Iglesia. Evangelizó principalmente en Palestina, Antioquia, quizás en Corinto y finalmente en Roma, donde murió crucificado en época de Nerón, en el año 67 o 64.

Aquí no voy a realizar un análisis de su vida. Me voy a referir a las enseñanzas de los versículos que figuran a continuación, y a los hechos ocurridos cuando seguía a Jesús como discípulo, que me han hecho meditar, sobre lo intransigentes y duros que somos con los que nos rodean.

Frecuentemente, juzgamos las actitudes de los demás muy a la ligera. Nos sentimos defraudados porque nuestro amigo, familiar, o esposo, no ha actuado ante cualquier situación como nosotros esperábamos, y más aún, cuando pensamos que "conocemos bien a esa persona". Como consecuencia nace la desconfianza y el recelo, nos sentimos dolidos, y la apartamos en mayor o menor grado de nuestro corazón.

También es cotidiano, el escuchar estupendas teorías de "como somos", y que haríamos en cualquier situación, ya fuera la que se le ha presentado a otra persona, o simplemente imaginarias. Y decimos eso de: -yo haría esto o aquello-, presumiendo ante los demás de lo estupendo que somos, "incluso creyendo lo que decimos". Pero no es así, no tenemos la menor idea de como vamos a actuar ante cualquier hecho que nos presenta la vida, ya que no solo depende de nuestra forma de ser, de nuestros conocimientos, de las circunstancias, y sobre todo "del estado de ánimo con que nos hemos levantado ese día". Ante cualquier situación, hoy podemos actuar con acierto y valentía, y quizás mañana lo contrario, avergonzándonos de nuestro comportamiento.

Por todo esto, ¿como somos capaces de juzgar las actitudes de los demás, si nosotros desconocemos las nuestras? Pienso que debemos tener más tacto, y ser más humildes a la hora de presumir, o de hacer de jueces o fiscales de nuestros semejantes.

Todas estas consideraciones las he hecho, al leer en La Biblia algunos momentos de la vida de San Pedro, cuando acompañaba a Jesús.


Llamamiento de los primeros discípulos

San Mateo c-4 v-18 a 20

Caminando, pues, junto al mar de Galilea vio a dos hermanos: Simón, que se llama Pedro y Andrés, su hermano, los cuales echaban la red en el mar, pues eran pescadores; y les dijo: Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres. Ellos dejaron al instante las redes y le siguieron.

La confesión de Pedro

San Mateo c-16 v-13 a 20

Viniendo Jesús a la región de Cesárea de Filipo, preguntó a sus discípulos: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre? Ellos le contestaron: Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías u otro de los profetas. Y El les dijo: ¿Y vosotros quién decís que soy? Tomando la palabra Simón Pedro, dijo: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Y Jesús, respondiendo, dijo: Bienaventurado tú, Simón Bar Jona, porque no es la carne ni la sangre quien esto te ha revelado, sino mi Padre, que está en los cielos. Y yo te digo a ti que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré yo mí iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Yo te daré las llaves del reino de los cielos, y cuanto atares en la tierra será atado en los cielos, y cuanto desatares en la tierra será desatado en los cielos. Entonces ordenó a sus discípulos que nadie dijeran que El era el Mesías.

Predicción sobre la conducta de los discípulos

San Mateo c-26 v-30 a 35

Y dichos los himnos, salieron camino del monte de los Olivos. Entonces les dijo Jesús: Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche, porque escrito está: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas de la manada. Pero después de resucitado os precederé a Galilea. Tomó Pedro la palabra y le dijo: Aunque todos se escandalicen de ti, yo jamás me escandalizaré. Respondiéndole Jesús: En verdad te digo que esta misma noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces. Díjole Pedro: Aunque tenga que morir contigo, no te negaré. Y lo mismo decían todos los discípulos.

Prisión de Jesús

San Juan c-18 v-1 a 10

Diciendo esto, salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, en el cual entró con sus discípulos. Judas, el que había de traicionarle, conocía el sitio, porque muchas veces concurría allí Jesús con sus discípulos. Judas, pues, tomando la cohorte y los alguaciles de los pontífices y fariseos, vino allí con linternas, y hachas, y armas. Conociendo Jesús todo lo que iba a suceder, salió y les dijo: ¿A quién buscáis? Respondiéndole: A Jesús Nazareno. El les dijo: Yo soy. Judas, el traidor estaba con ellos. Así que les dijo: Yo soy y cayeron en tierra.

Otra vez les preguntó:¿A quien buscáis? Ellos dijeron: A Jesús Nazareno. Respondió Jesús: Ya os dije que yo soy; si, pues, me buscáis a mí, dejad ir a éstos. Para que se cumpliese la palabra que había dicho: "De los que me diste no se perdió ninguno". Simón Pedro que tenía una espada, la sacó e hirió a un siervo del pontífice, cortándole la oreja derecha. Este siervo se llamaba Malco. Pero Jesús dijo a Pedro: Mete la espada en la vaina; el cáliz que me dio mi Padre, ¿no he de beberlo?

Las negaciones de Pedro

San Mateo c-26 v-69 a 75

Entre tanto, Pedro estaba sentado fuera en el atrio; se le acercó una sierva diciendo: Tú también estabas con Jesús de Galilea. El negó ante todos, diciendo: No sé lo que dices. Pero cuando salía hacia la puerta, le vio otra sierva y dijo a los circunstantes: Este estaba con Jesús el Nazareno. Y de nuevo negó con juramento: No conozco a ese hombre. Poco después se llegaron a él los que allí estaban y le dijeron: Cierto que tú eres de los suyos, pues tu mismo hablar te descubre. Entonces comenzó a maldecir y a jurar: ¡Yo no conozco a ese hombre! Y al instante cantó el gallo. Pedro se acordó de lo que Jesús le había dicho: Antes que cante el gallo me negarás tres veces; y saliendo fuera, lloró amargamente.


En estas lecturas, Jesús elige a Pedro como uno de sus discípulos. Jesús conoce perfectamente a Pedro, como a nosotros y nuestras flaquezas. Pero Jesús no sólo hace esta elección, si no que además le da las llaves del Reino.

Pedro es el mismo, pero no lo son las circunstancias, sus cambios de humor y de parecer. Esto hace que se entregue, lo deje todo, y siga al Maestro. ¡Qué pocos somos capaces de hacer una entrega así! Ama a Jesús, y en un ambiente relajado afirma que moriría por él. Eso nos pasa a muchos, y no siempre en momentos tan críticos como aquí se describen. Se dice: -No te preocupes, aquí me tienes para lo que sea-. Y puede ser que se diga de corazón, pero si luego no es así, no tenemos que defraudarnos, somos humanos, débiles y egoístas. A pesar de ello, debemos seguir amando, y no ser tan exigentes.

Me llama mucho la atención, el momento del prendimiento de Jesús. Pedro que estaba tranquilo mientras que Jesús oraba, se da cuenta que vienen a prender a su Maestro. Pasa de "0 a 100" y no piensa nada, pueden detenerlo o matarlo; pero él saca la espada y ataca a Malco. Poco después reflexiona sobre lo ocurrido, se llena de temor, y niega a Jesús tres veces. No seamos tan duros en juzgar las actitudes de los demás. Repasemos la historia de nuestra vida, y comprobaremos las veces que hemos vuelto la espalda a las personas que decimos querer.

(Cogido de http://poncioemiliano.webcindario.com/pedro.htm )

No hay comentarios:

Publicar un comentario