domingo, 17 de abril de 2011

Ayer te dije adios

Mirando en algunas tarrinas de cd, he encontrado esta vieja carta de despedida a mi primera guitarra. Espero que os guste

Ayer te dije adiós... tras muchos años a mi lado (8 para ser exactos) he decidido separarme de tí. Tú fuiste la primera que pasó por mis manos, aquella a la que he dedicado más atenciones, aquella que me acompañó en mis muchos viajes a lo largo de la península sin protestar, sin una sola queja del trato que a veces te daba o el poco reposo del que disfrutabas. La primera; que aunque barata eras en tu estantería del Alcampo, me costaste todos mis ahorros del primer trimestre del curso y fuiste casi mi único regalo aquellas navidades.
¡Cuántas tardes intentando aprender a sacarte un solo acorde aunque fuese! Son muchos los recuerdos a tu lado, muchas las misas que has amenizado a los niños, y un bello acompañamiento a mi voz cascada y horrenda durante casi una década. ¿recuerdas cuando tocábamos en aquel bar ya cerrado llamado 2 Estrellas para amenizar las cervezas que nos tomábamos los amigos, con el único fin de pasar un buen rato y ser una alternativa al fútbol de los Domingos por la tarde?, ¿Recuerdas aquellos viajes en tren, autobús o coche por todo el territorio Castellano y Asturiano sobre todo?
¡Cuántas veces habré curado tus heridas (juegos de cuerdas, clavijeros, barnices, puentes) para poder seguir disfrutando de tí, aunque sea un torpe guitarrista que no tiene ni idea de puntear!
Aun recuerdo cuando a veces en alguna reunión, mientras no te tocaba, en vez de guardarte en la funda, permanecía abrazado a tí aunque fuese por horas.
Y es que has sido mi amiga, mi compañera, mi confidente, mi amante y casi una hija para mí.
Y no es que hayas muerto, es que he querido compartirte y que otra persona pueda vivir junto a tí todo lo que yo viví. Con gran dolor de mi corazón nos hemos separado y te he entregado a tí, una de las cosas más bonitas de mi vida a un amigo para que aprenda a tocarte y a disfrutar y ser feliz con la música que solo tú sabes crear.
Sabes que no es un "adiós"; es un "hasta luego" pues yo voy a ser uno de los que enseñe a este amigo a descubrir los secretos que encierra tu cuerpo curvilíneo de madera; y ¿quien sabe? tal vez llegue a amarte como yo lo hice y aún hago.
Con lágrimas en mis ojos me despido: ¡Hasta siempre, amor mío!

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