Hay gente que vive el día a día, otra que hace planes, personas a las que les faltan horas al cabo del día, y otras que desearían que sus días acabasen.
En mi caso, hace ya mucho tiempo que vivo en una constante cuenta atrás. Suelo marcar los días en los que tengo que hacer algo importante, o que tengo un evento que me apetece especialmente, y mido el tiempo en días que me quedan para que ese instante "X" llegue.
Puede sonar infantil e inmaduro, pero a mí me ayuda muchísimo, pues me hace apreciar aún más esa "fecha-meta", y los tediosos días previos se pasan más rápido, pues me los paso rumiando en cómo disfrutar mejor de la fecha señalada.

¿Mi actual cuenta atrás? Pues es la más gorda de todas. No se trata de mi cumpleaños ni el de mi mujer, si no el día que tendré que despedirme de tanta gente y afrontar una nueva vida plagada de nuevos retos al otro lado del Atlántico. A partir de ahí, ya veremos...
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