lunes, 11 de febrero de 2013

La renuncia de Benedicto XVI ¿Y ahora qué?

   Me encontraba hoy en Madrid, haciendo papeles cuando a la hora de comer, me he topado con la noticia. El Papa Benedicto XVI, ha anunciado que renuncia al papado, esto es, que el 28 de Febrero de este año, dejará de estar al frente de la iglesia.

   Es una noticia que me ha sorprendido enormemente, pues hasta ahora los Papas o morían de viejos, o asesinados, o de enfermedad. Es la primera vez que sé de un papa que haya renunciado. Lo hace, según él mismo declara, por que es un puesto que requiere de mucha energía y vitalidad. Ambas, junto a la salud, están dejando de acompañar al pontífice; y en un ejercicio de coherencia y responsabilidad, ha decidido no seguir en ello.

   La verdad es que estoy de acuerdo con la decisión tomada; en mi memoria aún quedan las imágenes que mi retina registró de su predecesor, Juan Pablo II, el cual apenas podía ya hablar, mucho menos caminar, y ahí siguió hasta el último momento, mientras la gente clamaba por la salud del pobre anciano moribundo, el cual "seguía siendo exhibido". Que se repitiera lo mismo, habría sido una imagen bastante dura para los creyentes.

   De Benedicto XVI, su vida y demás, poco puedo decir, y seguro que metería la pata. Para no abusar el copia-pega, podéis echar un vistazo aquí, en su correspondiente entrada a Wikipedia, destinada a hablar de él.

   ¿Qué puedo decir de él? Sinceramente, yo siempre fui muy "anti-papa", tal vez por que siempre me llegó muy machaconamente el mensaje de Juan Pablo II ("NO al aborto" "NO al preservativo" "NO...." "NO....") Es decir, parecía que su mensaje era un eterno y repetitivo NO, pero nada más. Hay que reconocer que el papa polaco era una persona muy mediática, "Tenía cara de bueno..." oía decir en más de una ocasión, y claro, se me quedó la idea de que el buen hombre era sólo una cara, simple imagen y poco más. A su muerte, le sucedió Joseph Ratzinger, el cual, desde antes de su nombramiento, ya cargaba con la pesada cruz de su pasado.

   Y es que resulta que Ratzinger en su juventud formó parte de las juventudes nazis; cosa que han estado repitiendo machaconamente hasta la saciedad hasta hoy mismo. Y digo yo ¿donde queda lo de la capacidad de redención? Resulta que podemos dejar en libertad a asesinos, podemos darle la libertad a terroristas reconocidos que no tienen un ápice de arrepentimiento por sus crímenes y brutales asesinatos (incluso les dejamos gobernar en algunos pueblos, o se les rinde homenaje como si de héroes nacionales se tratara), pero a este señor parece que no se le va a perdonar algo que hizo en su juventud. Que ¡ojo!, no digo que no estuviera mal, pero es algo que quedó atrás, y punto.

   Fue a raíz de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid (JMJ) en 2011, donde fui voluntario forzoso (Ya sé que se está haciendo esperar mucho un post con mis vivencias por aquel entonces, os ruego algo de paciencia al respecto), que no me interesé por, al menos, escucharle, leerle, y ver qué tenía que decirme. Tengo que decir que me sorprendió gratamente; y aunque no era una persona especialmente fotogénica ("Tiene cara de mala leche" "Se parece a mi perro cuando enseña los dientes" oí decir en más de una ocasión), sí que tenía cosas que decir, sí que argumentaba, y enseñaba. Joseph Ratzinger era un ratoncillo de biblioteca, un teólogo, un escritor, y eso se notaba en sus comunicados, en sus libros... no era el eterno NO de Juan Pablo II.

   Ahora, después de meditarlo, ha decidido que el puesto de guía principal de la iglesia ha de ser para alguien con más energía; para alguien que tenga las fuerzas que a él la edad le están quitando. Podéis decir lo que queráis, pero para mí eso es una decisión valiente (no es fácil admitir que las fuerzas te fallan, y que ello acaba llevando poco a poco al final de tus días), responsable (si no estás capacitado para algo, mejor dejarlo; ya podrían tomar nota muchos políticos) y coherente (ya dijo en su día que un papa que no estuviera en condiciones de seguir, debería dejarlo). Él seguirá siendo obispo, pero ya ha manifestado su intención de retirarse a un monasterio de clausura donde acabar sus días alejado de los medios de comunicación, y en el silencio y anonimato (dentro de lo posible)



   ¿Y qué va a pasar ahora? No os voy a aburrir con los detalles del procedimiento, con los cuales ya os bombardearán en la tele y la prensa. Mi amigo Pablo Hernández Breijo lo explica aquí de todos modos. Pero sí quisiera dar mi punto de vista (aunque resumido, que el peque hoy está dando guerra y me caigo de sueño):

   En mi opinión, el próximo pontífice tiene una tarea inmensa por delante: Debiera empezar un proceso de actualización; los tiempos han cambiado, pero el mensaje es el mismo. Publicanos y prostitutas escuchaban al señor, sus discípulos no se lavaban las manos antes de comer... A día de hoy no son pocos los gays que se consideran creyentes y son despreciados por parte de algunos miembros de la iglesia, muchas las personas abandonadas contra su voluntad por sus parejas con las que se casaron totalmente enamoradas y convencidas de que su amor sería eterno, y por eso dijeron el "Sí quiero" hasta que la muerte les separase, muchas las parejas que se van a vivir juntos antes de casarse por que tal y como está pintado el patio, cosas que antes dábamos por seguras ahora se tambalean.... ¡Atención! No estoy diciendo que todo vale, y que ancha es Castilla, pero sí que si Jesús amaba por encima de los pecados, faltas, o cosas que estuvieran mal vistas por la sociedad, y nosotros los creyentes queremos seguir su ejemplo ¿No es hora de aplicarnos el cuento? Al fin y al cabo: "El Sábado se hizo para el hombre, no el hombre para el Sábado" (Evangelio de Marcos, Capítulo 2, Versículo 27), y hay pecados más graves que perseguir y denunciar: Muchos dirigentes se han vuelto bastante fariseos (y no sólo en el seno de la iglesia, aunque estos casos, desde la fe, son especialmente graves), y han prostituido sus almas e ideales por el vil metal a la par que destrozan la dignidad humana del pueblo con leyes cuya interpretación sólo a ellos beneficia. Dentro de la iglesia, también habría que hacer alguna que otra purga, sobre todo en miembros que no hacen si no denigrar cada vez más la fe de la gente ya sea a través de los abusos a menores, o retorciendo la palabra de Dios.

   El nuevo papa ha de luchar por una iglesia cada vez más integradora, humanizada y humanizante, que no tema en denunciar aquello que no es justo, que vuelva su vista hacia el hombre de Nazareth, y recuerde lo que es calzarse unas sandalias. Una iglesia que demuestre cada vez más que está al lado de quien tiene que estar; que acoja y eduque con la amorosa y gentil mano izquierda de la madre, y la firme y poderosa diestra del padre. (Que no nos dejen gran parte del marrón a las parroquias de barrio ¡Leñes! que solemos ser los que nos pringamos de barro hasta las cejas, y los que sufrimos de primera mano y en primera línea de batalla el grueso de los ataques de los críticos)

   ¿Mi temor? Que el nuevo papa surja de entre las filas de los Neocatecumenales, o del Opus Deis. Lo siento, pero los que me conocéis, sabéis de mi escasa simpatía hacia dichos movimientos, sobre todo por que tienen un estilo demasiado clasista dentro de la fe, y eso es algo que cierto hijo de Dios criado por un carpintero vino a abolir.




Buenas noches

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo, como creyente que soy ( repito: creyente, que no católica ). Ojalá y le llegue por fin a la Iglesia el sentido común y empiece a caminar acorde a los tiempos que corren, que sea verdaderamente Ecuménica y se dejen de "cismas" y "caminos" ( todos creemos en el mismo Cristo, ¿no? Católicos, Protestantes, Anglicanos ...no entiendo por qué nadie tiene porqué mirar por encima del hombro a otros que no tienen la misma ideología, y mucho menos dentro de esa misma Iglesia ) y que esos que tan dignamente se proclaman como únicos portadores de la Verdad analicen si precisamente Él, si volviera, actuaría de la misma manera ( cosa que dudo ).

    Yo soy una de tantas que vivirá con su novio, sí, y amo a Dios igual o más que antes, y eso, al menos para mí, está por encima de todos sus ridículos dogmas. Qué triste el que las religiones se separen cada vez más de Dios ... Hago eco aquí de las palabras de Cristo: "Padre, perdónales porque no saben lo que hacen "

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