sábado, 10 de diciembre de 2016

Día 237: Avaricia


     Mío, mío, todo mío....


     A veces lo quiero todo: quiero entrenar duro, quiero resultados, y no quiero privarme de nada; ni siquiera de lo que considero placeres a la hora de comer. Es por ello que anoche sucumbí a la tentación de pedir una pizza para cenar (creedme, si probáis las de Papa John's, lo entenderéis).


     Primer problema: llegué de trabajar cerca de las 22:45, por lo que entre pedir, que llegue y cenar, se me hicieron las 00:30. Añadidle a eso el hacer la digestión, y nos encontramos con estar dando vueltas en la cama hasta conciliar el sueño (=menos horas de descanso). Teniendo en cuenta que suelo cenar ligero (eso las noches que ceno), ahí tenéis la primera consecuencia.

     Segundo problema: ¿Cuantas calorías habré ingerido? ¿Cómo se traducirá esto en la báscula? ¿Qué tendré que hacer para quemarlo? He tenido suerte esta vez: no ha habido aumento de peso. Aún así, aquí estoy, cumpliendo mi propósito de entrenar a diario.

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