lunes, 15 de agosto de 2011

Crónica del Concierto-Oración en la Magistral

¡Pues ya se acabó! ¿O no? Anoche el Coro Joven Diocesano de Alcalá de Henares llevó a cabo el concierto-oración que llevábamos preparando desde hace ya meses.
   Llevábamos... supongo que esto significa que oficialmente he acabado uniéndome al coro. Es curiosa mi historia con este pequeño gran grupo de gente. Hace dos años, tuve una bronca con una prima que lanzó una acusación contra el coro en las redes sociales basándose en un "Me han dicho, que han dicho que han visto..." Sin conocerles de nada ni saber quiénes lo componían, quise indagar más y empecé a preguntar. Como vi que los argumentos eran cadas vez más inconsistentes, y que ella se empezaba a meter incluso con los creyentes, ya me dí por aludido, y salté al cuadrilátero de la contienda verbal. Y ahí acabó todo en principio.
   Un tiempo después, yo participaba en el coro del arciprestazgo de Torrejón en las celebraciones conjuntas que teníamos todas las parroquias, y encontraba (y aún encuentro) estimulante el poder tocar junto a más gente (en mi parroquia soy el único guitarrista, y llevo sólo muchos años). El caso es que en dicho coro me encontré con el director del Coro Joven Diocesano (aunque yo no lo sabía aún) e hicimos migas rápidamente. Poco después (en realidad a principios de este año), Portal se unió al coro por que siempre le había gustado cantar, y en este coro además se canta a varias voces (sopranos, contraltos, tenores.... como en una coral polifónica), lo cual enriquece mucho sonoramente. Me propuso unirme, por que eran pocos, pero mi negativa fue tajante; al fin y al cabo, trabajando como lo hago en comercio, el Domingo es el único día que tengo realmente para mí; y como por las mañanas estoy en el coro de la parroquia y después le doy grupo a mis chavales, mi tiempo libre ya se veía bastante mermado (Los ensayos del Coro Joven Diocesano son uno al mes los Domingos por la tarde)
   Hasta que un día, en la oración joven que tienen el primer Viernes de mes en Alcalá, cantaba el coro, y Portal me pidió que la acompañase y que me llevase la guitarra, que estaban sin guitarrista; cedí y al acompañé. Una vez allí, me llegó la petición de echar una mano para un concierto-oración que se estaba gestando; y que sólo tenían un guitarrista... La curiosidad, las ganas de tocar con más gente (y probar algo nuevo) y el no dejar a ese guitarrista sólo (conozco la sensación y uno se siente tremendamente sólo, aunque he de decir que Juanma es un crack y podría hacerlo perfectamente) hicieron que aceptase.
   El resto, se puede decir que es historia ya. Durante todo este tiempo hemos estado preparando este evento que anoche se consolidó; he tenido la oportunidad de compartir acordes con más gente; de escuchar una canción no sólo con guitarras; si no con teclado, flautas, wistles, violín, batería... Musicalmente me ha resultado algo enriquecedor y novedoso; pues en el coro arciprestal podemos ser unas 8 guitarras tocando exactamente lo mismo, mientras que aquí los guitarristas nos teníamos que coordinar para hacer uno o dos los acompañamientos mientras otro hacía punteos (algunos de ellos sonaban espectaculares).
   Muchas ganas, mucha ilusión, mucho curro... y al final el concierto vio la luz en Junio, en una parroquia de San Fernando de Henares. Aunque fue de manera bastante tímida, la actuación le llegó a mucha gente, y a nosotros nos sirvió para poder ver donde fallábamos (y por consiguiente poder hallar ejes de mejora) y para ver que la cosa funcionaba, gustaba, y la gente quería que se repitiese.
   Durante el mes de Julio la cosa quedó un poco en el aire, por que entre campamentos parroquiales y preparar la JMJ teníamos bastante jaleo todos; pero no podíamos dormirnos en los laureles, pues el 14 teníamos que repetirlo en la Magistral en Alcalá de Henares. Y ahí vamos, al meollo: Desde el principio tuvimos un número majete de dificultades que teníamos que solventar: Nos habíamos quedado sin gente para la representación mímica, teníamos una semana para recopilar material para los gestos, no teníamos apenas tiempo para ensayar, medio coro andaba de vacaciones fuera de Madrid... ¿quién dijo miedo? Poco a poco fuimos solventando los diversos escollos que nos encontrábamos en el camino; pero aún faltaba la traca final.
   No es lo mismo la acústica en una parroquia normal, que en los techos abovedados de la Magistral, donde los amplificadores ya de por sí ayudaban a aumentar la brutalidad del sonido. Además no era el mismo sonido el que se captaba desde los altavoces que había donde estaba el coro a los que habían un poco más atrás; añadamos eso a que mi guitarra resulta que tiene vocación de bajo eléctrico, y que aún habiéndole quitado todos los graves, seguía sonando demasiado grave, lo cual obligó a tocar de una manera totalmente distinta a los otros guitarristas (aunque todo hay que decirlo, eso hizo que me cansase menos en algunas canciones); además, había que desmontar todo el cableado y los altavoces durante la misa, para volver a montarlos a toda velocidad inmediatamente después. ¿Quién dijo miedo? Las ganas de que todo saliera bien, el esfuerzo y la ilusión que teníamos, ayudaron a que la cosa saliera adelante y no nos dejásemos desanimar por las dificultades. ¿El resultado? En breve os lo cuento (Ahora tengo una reunión y he de irme, pero prometo finalizar esta crónica a lo largo del día)
   Resulta con la tontería, que apenas he tenido tiempo para complementar esta crónica, pues compaginar JMJ y trabajo apenas me ha dejado tiempo para sentarme tranquilamente a escribir.
   El caso es que el concierto salió adelante. Las miradas de complicidad entre los músicos, la coordinación de los bailes, la expresividad del mimo... todo hizo de esa una noche mágica en la que la Catedral se llenó de gente a pesar de estar compitiendo con un Madrid-Barça como colofón final a las adversidades. ¿Se puede pedir más?

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