domingo, 16 de diciembre de 2012

Y los ángeles lloraron

   Daba un paseo yo, por eso de estirar un poco las piernas y despejar la mente de estar todo un día encerrado, cuando mis pasos me llevaron a las proximidades de un cementerio. 
   No sé por qué, pero desde pequeño los cementerios siempre me han despertado curiosidad, interés y fascinación; hasta el punto de que en uno de los paseos que mis padres daban con mis hermanas y conmigo los fines de semana por las tardes, decidieron hacernos entrar en uno para ver si así se nos quitaba la curiosidad. No funcionó; mis ojos recorrían todas y cada una de las tumbas; y aunque todas parecían normales, acabé encontrando algunas más elaboradas, con unas bellísimas esculturas, y eso acabó por fascinarme: el cómo la gente era capaz de poner tanta belleza en algo que supone un dolor tan profundo.

    No es algo que se me haya pasado, y en los trágicos momentos en los que me he visto obligado a acudir a un camposanto, he aprovechado para dar un paseo entre los lugares de reposo, y volver a admirar la dedicación de las esculturas que marcan los lugares en los que reposan los restos de personas, familias...

   "¡Bueno!" Me dije "Parece que esta vez no vengo a despedir a nadie, si no al azar" Por lo que, teniendo como tenía todo el tiempo del mundo para visitar ese museo de la escultura, decidí adentrarme y dejarme sorprender por las estatuas que me pudiera encontrar.

    ¡Vaya! Parece que no iba a estar sólo; ese día había bastante gente despidiéndose de seres queridos: rostros desencajados por el dolor, lágrimas cayendo en torrentes y el saber que están allí para despedirse por última vez de los suyos. Sí, son unas fechas muy malas para perder al alguien, estando como están tan cerca las navidades.

 

  Aunque no soy amigo de los cotilleos, sí que me acerqué despacito, y con discreción, tratando de saber quién había muerto, y de qué forma, para que hubiese tanta gente allí congregada. Pronto me arrepentí de que la curiosidad hubiera podido conmigo: los que habían dejado este puñetero planeta lleno de odio habían sido niños, infinidad de ellos. Sus dulces vidas, sus inocentes existencias, habían sido arrebatadas por un chalado con un arma. 


   Tuve que hacer un gran esfuerzo para no unirme en las lágrimas que derramaban los padres, abuelos, hermanos... Es algo realmente doloroso el que te quiten así, de la noche a la mañana, a alguien que quieres, a alguien a quien te unen lazos de sangre, y esta, sabemos que es más espesa que el agua.

 

  Me alejé, buscando distancia.¡Al cuerno! Lo que quería era huir, huir del dolor ajeno, poner distancia entre esa gente herida en el alma y yo, alejarme del mar de lágrimas antes de que este me abrumase y acabase muriendo ahogado entre esas aguas llenas de hiel y dolor.


   En mi torpe caminar, pude verla de lejos. Allí estaba, sentada con toda la calma y tranquilidad del mundo; dándose unos aires como de la satisfacción del deber cumplido; con la sonrisa de haberse llenado el vientre y saciado su hambre macabra. 



   La Muerte, la Parka en persona nada menos, sentada encima de una tumba, aspirando el aire que la rodeaba, con la capucha de su túnica bajada, y la guadaña reposando en el suelo. Me miró durante un par de segundos, me guiñó un ojo, y me sonrió con malicia. "¡Hija de puta!" Mascullé mientras me acercaba a ella resuelto y furioso; quería golpearla, una y otra vez, hasta lastimarme los nudillos. Quería borrarle a puñetazos su asquerosa y petulante sonrisa, hacer trizas su huesudo rostro, hasta suplicar piedad y pedir perdón a los familiares de los niños fallecidos. 

   Debió notar mis intenciones, pues se puso en pie, y me miró fijamente, con rostro inmutable. Tocó con uno de sus esqueléticos dedos a un pajarillo que pasaba volando a su vera, y este cayó fulminado en el acto. "Cuidadito con lo que haces" Me dijo "Ahora mismo estoy saciada, pero no le suelo hacer ascos a las chucherías". El sentido común me hizo frenarme, escupí a sus pies y le dije a modo de despedida: "Cuando vengas a por mí, no te lo pondré tan fácil, puedes estar segura de ello" "Desde luego que no" Respondió ella "Me decepcionarías mucho si no fuese así"

   Estaba rabioso; otra vez las malditas armas habían sido las que habían arrebatado vidas. Si hay un culpable, está claro que es el asesino, el niñato que cogió un arma que le fue tan fácil conseguir como a mí me sería comprar una caja de donuts, y decidió que era muy buena idea el descargarla sobre aquellos niños inocentes que nada le habían hecho. Pero no es el que aprieta el gatillo el único culpable; también lo son quienes le ponen las pistolas al alcance de su mano:



   Desde los vendedores, hasta los políticos que siguen permitiendo esa libre proliferación de muerte metálica, pasando por los famosos que bendicen y defienden su uso para arrebatar vidas con el argumento de que es para sentirse más seguros, y por los propios padres, que han educado a dicha persona para que lo vea todo normal. Todas esas personas son cómplices de esos asesinatos, y sus manos están tan manchadas de sangre como las de él. Y sobre todo, la odiaba a ella: A la maldita cara de hueso, que no había dudado en cabalgar sobre las pequeñas gotas de muerte, sobre las pequeñas y mortíferas piezas de plomo que habían arrebatado esas vidas para saciar su apetito. "¡Maldita zorra! Te romperé la cara, ya lo creo que sí" Pensaba aún furioso.   



   Volví a caminar, buscando la salida de aquel cementerio; por primera vez en mi vida, no quería estar ahí dentro, me importaban un comino las bellas esculturas, y los trabajados grabados en letra gótica de las lápidas. Pero quien me conoce, sabe de mi malísimo sentido de la orientación, y no es de extrañar que me volviera a perder. Ignoraba que el cementerio fuese tan grande, pero era extraño: no recordaba haber visitado esta zona, ni me sonaba haberla visto antes.




   Me encontraba frente a una tumba donde se hallaba la estatua de un ángel, el cual yacía sobre la tumba, llorando. Me conmovió muchísimo la estatua, y sin darme cuenta, me había aproximado a la tumba, admirado por la belleza de la escultura, admirando cada detalle de su fisionomía, y el trabajo que el escultor le había dedicado. Parecía tan real que, conmovido por la expresión corporal de su dolor, mis manos estaban posándose en sus brazos, buscando darle consuelo en su dolor y pesar. 




 
  Me asusté al comprobar que el frío tacto de la piedra se había convertido en el cálido de la piel y carne humanas. Sobresaltado, y como si me hubiera sacudido una descarga eléctrica, retiré mi mano presa del terror. Ella (pues se trataba de un ángel femenino), levantó su mirada, con su rostro aún surcado por las lágrimas. Su cara, que aún conservaba los rastros del dolor, me sonrió con ternura.

   "No tengas miedo" Me dijo "¿Q- qu- quién eres?" Acerté a preguntar. Su sonrisa se amplió; no había maldad en ella, sólo dulzura. "Soy un ángel, un ángel de la guarda. Todos lo somos"



 
  Miré en derredor, y la sorpresa aumentó: decenas de ángeles estaban allí, y todos lloraban, en silencio y con desconsuelo. "Pero ¿qué pasa?" Pregunté un poco más sereno. Su pena se podía palpar en el aire, no necesitaba tocarles para poder sentirme contagiado. 



   "Nosotras y nosotros éramos los ángeles de la guarda de todos los niños que hoy son enterrados aquí. Lloramos por que hemos fracasado en nuestra misión de protegerlos. Aunque no lo creáis, nosotros siempre estamos a vuestro lado, pero sin dejarnos ver, esa es nuestra labor. Durante el tiempo que estamos a vuestro lado, ya desde antes de vuestro nacimiento, os vamos cogiendo cariño; y a cada momento que pasa, os vamos queriendo cada vez más y más. Pero las instrucciones que tenemos son claras: no podemos mostrarnos, no podéis vernos, y no podemos influir en vuestras interactuaciones con las demás personas, al menos no de manera muy descarada. Sí, algunos a veces ignoramos esas ordenes, y hacemos que evitéis la muerte, u os recuperéis inexplicablemente de algunas enfermedades, pero es debido al inmenso amor que os tenemos, y por ello se nos suele perdonar. ¿Tienes una idea de lo que es amar a alguien, hacerlo todo por él, pero no poder dejarte ver? A veces, nos gustaría que nos pudieseis devolver los besos, caricias y bendiciones que os damos de continuo; pero si así fuera, si fuerais conscientes de ello, vuestras muestras de cariño probablemente estarían condicionadas por el amor previamente mostrado, y puede que en algunos casos no fuera amor sincero, si no condicionado, como si se tratase de una relación comercial 'yo te doy-tu me das'. Por ese motivo no podemos mostrarnos.
 
   Hoy, estamos todos aquí, llorando por que no hemos podido salvar a tantos como nos hubiera gustado, pues habría sido una transgresión de las normas demasiado grande. Para nosotros ha sido un fracasar en nuestra misión, y a veces sentimos que eso es por que no hemos sido fieles, por que no les hemos amado lo suficiente. Hoy, estamos aquí para despedirnos de niños a los que hemos querido tanto como sus padres, hermanos y abuelos les han querido. Hoy estamos aquí compartiendo el dolor de todos ellos, pero sin poderles abrazar y hacer sentir nuestro amor y pena."

 

   No sabía qué decirles, la verdad es que me encontraba bastante confuso. Simplemente miré a todos aquellos ángeles; quería transmitirles mi comprensión y ternura, pero no sabía cómo. Me fijé en un ángel en particular: se trataba de una pequeña niña que lloraba con desconsuelo.




   "Era su primer protegido" Me dijo el ángel de la tumba. "Ella murió de la misma manera, por eso le afecta aún más que a los demás" No necesité saber más: me acerqué a la pequeña, le toqué el hombro, y la abracé. Dejé que pasara todo el tiempo que hiciese falta, que descargase todo el dolor que tenía acumulado dentro. Ella lloraba, lloraba sin cesar, con la respiración entrecortada por los hipos, y sin embargo, no noté que mi camiseta se mojara a pesar de notar cómo caían las lágrimas sobre mi barriga. Cuando noté que su respiración volvía a un ritmo normal, me agaché hasta mirarle a los ojos, le sonreí tiernamente, y le dí un beso en la frente. Ella sonrió. Al alzar la vista, pude ver a todos los demás; nos miraban, contemplaban la escena, y sonreían.




    "Gracias" Musitó el ángel, y pude ver que una niebla empezaba a formarse; esta se hacía cada vez más espesa a la vez que estos parecían desvanecerse, a la vez que un llanto de bebé se oía en la lejanía. La niebla aumentaba la densidad, oscureciendo todo, los ángeles apenas se distinguían ya, y el llanto aumentaba.

   Desperté, mi pequeño hijo lloraba hambriento, reclamando su desayuno. "¡Ya voy!" Dije como suelo hacer cuando me levanto a prepararle el biberón. Me dirigí a la cocina, y mientras calentaba el agua, sonreí para mí, riéndome por haberlo creído todo real. "¡Todo fue un sueño!"

   "¡Por supuesto que fue un sueño! Pero ya lo leíste en una novela ¿verdad? Es decir, ¿el que haya sido un sueño significa que nada de eso haya sido real?"

En memoria de los fallecidos en los tiroteos de los distintos colegios en Estados Unidos, y con todo mi cariño para sus familiares y aquellos que les amaban y les ha sido arrebatada su existencia. No sé alguno lo leerá, pero aquí queda.
  

10 comentarios:

  1. Yo creo que más de uno leerá este post, porque además de estar en Panamá,que es el lugar de origen que le corresponde por lugar de nacimiento, lo he subido a mi blog celestial que es el lugar que le corresponde por su angelical mensaje.
    Aunque ya sé que no contaba con tu permiso para hacerlo, pero cómo mientras tú estás despierto yo estoy durmiendo, no me iba a esperar a mañana para pedirte permiso.
    O sea, que ahí lo llevas, tocayo.
    Un abrazo por ese maravilloso sueño.

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    1. No era necesario mi permiso. Si a la gente le llega y le toca el alma, me doy por contento. Tengo ya más que claro que las cosas que subo aquí son para compartirlas, así que si con eso llega a más gente, yo encantado.
      Un fuerte abrazo

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  2. Llego a tu blog a través del de José Luis Valero. Emotiva entrada que toca fibras sensibles y más en estos momentos con la tragedia tan reciente ocurrida en el colegio de EEUU. Te felicito. La he colgado, desde el blog de José Luis, en twitter.

    Un cariñoso abrazo :)

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    1. ¡Vaya! La verdad es que me quedo bastante perplejo; no estoy acostumbrado a que este tipo de entradas le guste tanto a la gente.
      Agradezco la difusión, y me alegra que te haya gustado.

      Un auténtico placer, y un fuerte abrazo de vuelta

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  3. Buenas tardes Josele, vengo del blog de José Luis Valero, allí he leído tu entrada, y allí he llorado. Aquí llego mas calmada y te dejo mis sentimientos.
    Para el dolor de madre, no hay lagrimas suficientes para llorar la muerte de esos niños, esos ángeles perfectos.
    No recrimino nada, no juzgo a nadie, no hago causa común nada mas que con las familias que han perdido a sus niñitos queridos.

    ¡Pobre madre! ¡Como sufre!
    ¿Cómo llora a su ángel blanco!
    ¡Como se siente y se toca
    el vacío que ha dejado!
    Ya no se ríe en la casa;
    ya no se goza mirando
    aquellos ojos con vida
    que alegraban retozando
    con los hermosos albores
    de su carita de nardos.

    Se ha marchado para el Cielo;
    ya no la tiene en sus brazos;
    con el frio de la muerte
    su corazoncito lacio
    ha cesado en sus latidos
    y su vivir se ha parado
    y con temblores de angustia
    que le arañan su regazo
    hay una madre que sufre,
    hay una madre que llorando.

    Un abrazo

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    1. Buenas tardes, Ester.

      Sentido y desgarrado poema el que me envías; el cual me recuerda una frase que me descubrieron una vez: "Hay un momento en que un@ deja de ser hij@, pero padre/madre, se es siempre"

      Un fuerte abrazo, y gracias por compartir este bello poema.

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  4. Muchas gracias por este bello relato, da para pensar mucho. Pero es la vida, la puñetera vida.

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    1. Cierto, DORAMAS, pero de nosotros depende el dejarnos derrotar por los sinsabores, o continuar. Para aprender a levantarse, es preciso caerse. ¡No nos quedemos en el suelo!

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  5. Hola Josele, vengo del cielo de José Luis a felicitarte por el post.
    Una tragedia que quizá sirva para replantearse el tema de las armas en EEUU.

    Un abrazo Josele.

    PD.- Creo que no sabes cómo quitar la verificación de signos para los comentarios.
    Entra en "configuración", pincha en "entradas y comentarios", y donde diga mostrar la verificación de palabras pones "no".
    Espero haberte ayudado.

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    1. Lo triste es que los españoles el tema de las armas lo tenemos más que asumido; pero en el país donde los "amigos del rifle" o como diablos se llamen, son legión, el problema seguirá persistiendo.

      Echaré un ojo a lo que me dices para ver si soy capaz de quitar el captcha. Muchas gracias

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