jueves, 12 de diciembre de 2013

No se me enojen ustedes (¡Ojo, poema no apto para mentes sensibles!)

     Hace unos días que me encontré en el blog de mi amigo José Luis de Valero el siguiente post. Esta publicación espoleó mi imaginación y mi lado más gamberro; y, fruto de ello, mi mente parió/vomitó el siguiente poema:


¡Rediez que a estas horas encuentro
Que de coños y cipotes va el cuento!
Y en el Salvador "Cipote" es igual
a mozo, chico, joven, guaje , y zagal.
Por eso ruego no se rasguen vestiduras
aunque se hable aquí de vergas largas y duras.
Pues sabed que rabo lo tenemos todos
al igual que brazos, piernas, ojos y codos.
Por eso no extrañe que mi lengua no esté muda
pues de joven mi mote fue casi siempre "Lord Pollaguda"
Y mis mayores anhelos, sueños y metas
es degustar la mayor cantidad de enormes y gordas tetas,
y pasarme inviernos, primaveras, veranos y otoños
conocer, paladear y penetrar pelados y peludos coños.
Y por eso me uno a los argumentos aquí varios
que dichas palabras, también se hallan en diccionarios.
Por eso no se me escandalicen damas y caballeros, 
que ninguno es ajeno a esa verdad en estos cyber- fueros.
Y encuentro en este post mucha más poesía
que en las ostias que te pueda soltar con su porra un policía.
y testifico, como los romanos, mano en los cojones
que este poema me produce no pocas emociones.
Y prefiero hablar orgulloso de mi ibérica verga
antes que de los putos políticos de mierda.
Aunque diste mucho de ser la de un caballo,
yo le doy uso, y no sólo en el mes de Mayo.
Y es que en mi barrio siempre se decía:
con orgasmo diario, del médico se prescindía.
Ya sea siempre sólo o acompañado
me ayude para ello un coño o mi mano.
Y confieso que algo pone a mi picha loca, 
que es el poder entrar y vomitar en una boca.
Puedo sonar soez, y poco me importa
de la misma manera si mi cola es o no corta
Es por ello que comunico a sus señorías
que todo esto que cuento, no es ninguna fechoría.
Y afirmo orgulloso, que este siempre activo cipote
se halla incluido en este inmenso e ibérico lote.
Y aunque este poema se considere de soez y vulgar jerga.
¡Quién volviera a mi juventud con esta pedazo de verga!

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