miércoles, 4 de enero de 2017

Día 262, Empieza la cuenta atrás



     Parece que fue ayer cuando escribí sobre mis luchas de entrenos, y han pasado casi 20 días. Claro que con el nacimiento de la enana, las fiestas y demás, he tenido todo un tanto trastocado, y ahora intento poner orden de nuevo. 


     El 12 me vio el cirujano (y ya os contaré, pero entre otras "lindezas", el buen señor me soltó a bocajarro que lo que nos pasa en realidad a los obesos es que estamos locos, y que lo que nos tiene que tratar es un psiquiatra), y ya se puso en marcha la maquinaria para mi operación, la cual, si todo sale según lo calculado, será en Febrero.

    Mi mayor temor en estos días de malcomer (no sólo por las fiestas en sí, si no por los tres días metido en el hospital en los que no comí precisamente sano) era una subida brutal de peso, por lo que podréis comprender mi alivio al comprobar que sólo he ganado dos kilos (esperaba más en el rebote).
Esta semana he retomado los entrenamientos aprovechando que estoy de licencia por paternidad, para además hacerlos tomándome mi tiempo. Pero no sé qué demonios me pasa que, una vez que cruzo la puerta del gimnasio, se me cruzan los cables, y me es casi imposible parar, entrenando hasta la casi extenuación. 


     De hecho, el Martes quería empezar una rutina de sólo cardio para que sudase como un borrico y así, en lugar de crecimiento muscular (con su consiguiente subida de peso asociada), empezase a perder peso de nuevo; pero cuando me quise dar cuenta, quería hacer más, y más y más... y tuve que tomarme las proteínas a mitad de entrenamiento para poder concluir este (no me pidas que lo deje a medias; soy incapaz, y luego me paso el resto del día auto-flagelándome porque no he sido capaz de acabar lo que he empezado, y eso me pasa con todo, hasta el punto de no poder ni conciliar el sueño... puede que sí que necesite un psiquiatra, porque esto ya empieza a sonarme a transtorno). El resultado de este exceso se hizo notar en seguida: brazos congestionadísimos, gemelos ultra-cargados... tras una siesta de 3 horas, seguía igual. Hoy decidí descansar y no entrenar, y aún así, todavía tengo los brazos protestando (y eso que hoy también ha habido una siestecita de dos horas.

     Mañana pretendo ir a un entrenamiento de intensidad moderada-suave; espero ser capaz de cumplirlo, y no irme por los cerros de Úbeda. Lo que sí tengo claro es que, una vez que me reincorpore al curro, y de ahí hasta la operación, mi intención es hacer sólo cardio; no sólo por perder peso, si no por ir ganando resistencia y agilidad, y tener algo de fondo de cara al post-operatorio, el cual me obligará a un reposo forzado que no sé qué tal llevaré.


     #Nuncaessuficiente (A lo mejor debería cambiar el Hastag para que no se me vaya tanto la pinza)

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