¡Olvidaos de todo lo dicho hasta ahora de mis motivaciones para entrenar!
Ayer descubrí la mejor aplicación posible para mis entrenamientos de fuerza y resistencia: Tener a Nico subido a mis hombros (casi 30 kilos) durante las dos horas que duró la cabalgata para que pudiera verla a pesar de la gente que teníamos delante.
Pero "más mejor entodavía", no quedándome estático, si no además, bailando al son de la música, y esquivando los caramelos que algunos hijos de progenitor desconocido lanzaban con mala leche y a dar.
¿El resultado? Estaba tan agotado, que no tenía fuerzas ni para cenar; pero al menos aguanté (hace un año, habría sido impensable)
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