miércoles, 17 de octubre de 2012

Desde el Exilio (II)

   Continúo con mis crónicas Panameñas; son las 16:30 de la tarde, y fuera anda diluviando; me ha costado lo mío, pero parece que Nicolás por fin está dejándose caer en los brazos de Morfeo. Mientras disfruto de un Ginger Ale (nunca le agradeceré lo suficiente a Amaya Izquierdo que me descubriera esta bebida, la cual goza de más variedad de marcas aquí que en España), y animado por la gente a la que dejé en la piel de toro, me pongo dedos al teclado para seguir contando y desgranando mi periplo por estas tierras.

   El Viernes pudimos por fin ver dos apartamentos. El primero estaba justo enfrente de las oficinas centrales panameñas del trabajo de Portal; se ve que la puntualidad es algo que suele brillar por su ausencia aquí, pues aunque nosotros llegamos tarde, el dueño del apartamento llegó más tarde aún. Cuando subimos a la vivienda en cuestión, vimos que tenía una puerta de reja de hierro fundido, la cual le llevó al propietario casi dos minutos abrirla (¡para unas prisas, vamos! Sale la casa ardiendo, y esa puerta sería la parrilla sobre la que serías un chuletón), y otra de madera rechapada en blanco (una patada, y a hacer puñetas la puerta) Cuando entramos, nos encontramos que la cocina está medio desmontada "Tienen que terminar de arreglármela, pero no sé cuando vendrán los operarios" ¿Arreglarla? ¡Esa cocina necesita que se entre con un bulldozer, echarla abajo, y hacerla desde cero! Esa cocina lo que necesita es un milagro. El salón no estaba mal, pero el baño estaba igual que la cocina, y las habitaciones parecía que habían sido alquiladas para rodar una peli de exorcismos.

Detalle de uno de los bloques de apartamentos de Albrook
   La segunda vivienda está en la zona de Albrook; una barriada muy al estilo de Parque Coimbra en Móstoles; tal vez un poco por debajo de la Moraleja. La casa estaba recién amueblada, cocina americana, tele de plasma en el dormitorio principal (No hay costumbre en Panamá de ver la tele en el salón), el segundo dormitorio bien amplio, dos baños... un ensueño de casa. Ahora vienen las pegas:
Pega nº1: La lavadora es de uso comunitario (al estilo USA), y está en la zona común, al igual que la secadora (clima húmedo, olvídate de tender la ropa y que esta se seque)
Pega nº2: Un poco aislado incluso de los mercados de la zona; en Albrook, sin coche, no haces nada; y costando como cuestan 8000$ los coches de segunda mano, creo que lo iba a pasar un poquito mal.
Pega nº3: Sin piscina. Os puede parecer una pijotada, y os puedo asegurar que en ninguna de mis casas he tenido piscina: ni en Torres, ni en Torrejón; pero aquí el clima la hace necesaria, al menos a los que procedemos de Europa y no estamos acostumbrados a este clima. Total, que le dijimos a la agente inmobiliaria que en principio nos gustaba ese (el precio era el mismo que el del primer apartamento... el día y la noche), pero que no nos importaba que subiera un poco más el precio si se incluía piscina.


   La tarde la dedicamos a pasear un poco entre la siesta y la cena ¡Estábamos molidos! El Sábado, por la mañana fuimos a un centro comercial que deja al Parque Corredor en bragas; allí perdimos casi una hora y media de reloj en que le hicieran a Portal una tarifa de datos para su móvil Panameño (en el mío aún no es posible, por que todavía ando esperando el código para liberar mi HTC); sí que se toman las cosas con calma aquí, sí. Después nos dirigimos a la zona de Miraflores del Canal para ver las esclusas por donde pasan los barcos mercantes. Tras un montaje en 3D contando la historia del Canal, y de la fabricación de las
"Casita modesta" de Clayton
esclusas, fuimos al museo donde exponían no sólo los pasos de la construcción, si no también la flora y fauna de la zona. Íbamos a ver el proceso de la llegada y paso de un par de barcos, pero tuvimos un pequeño susto: Portal no encontraba el móvil. Al parecer, en la zona del montaje cinematográfico, un carterista se dedicó a hacer de las suyas, y arramplar con cuantos móviles quiso. Tras 20 minutos de incertidumbre, el móvil apareció; al parecer, no debió de gustarle mucho al señor ratero, y lo dejó abandonado en el suelo.Después del mal rato, pasamos por la zona de Clayton, el cual ya es un barrio típico de los que ves en las pelis yankis, con sus casitas individuales, o sus super casas con parcela y garage donde nunca aparcan, por que mola más tener el coche fuera, en la puerta, para que los vecinos lo vean y rabien de envidia. Supongo que influirá que esta zona todavía tiene gran influencia Yanki, y que la embajada de USA se encuentra aquí. El caso es que volvimos al megacentro comercial de Albrook a comer, la situación es un poco estresante: imaginaos una zona central de merenderos rodeada de unos 20 establecimientos de comida rápida; vas, compras lo que sea, y te vas a pillar uno de los bancos con mesa al grito de "¡Maricón el último!" En Panamá cobran cada 15 días, y en cuanto tienen la pasta, se la funden si no es ese mismo día, al siguiente; por lo que eso era un Caos de gente. Hay gente a la que el bullicio le encanta, pues bien, yo no soy una de esas personas; en cuanto me veo saturado de gente, me saturo, me bloqueo, y esa desorientación me provoca un estado de ansiedad y tensión que me cuesta mucho reprimir; me vuelvo bastante irascible, y es probable que suelte alguna bordería, o algún grito, por lo que todo mi ser clamaba por salir de allí a toda velocidad.

   Tras la experiencia, dejamos a Eva en su hotel, y nos fuimos al nuestro a coger los bañadores; íbamos a bañarnos en la piscina-bar de su hotel. Si bañarse de noche en una piscina es una grata experiencia, imagínate hacerlo en una donde hay tumbonas y camas al aire libre, donde te puedes meter con Nico en el agua tranquilamente, por que el agua no está fría, si no a temperatura justa para que meterte suponga refrescarte sin que el frío del agua haga posible con puedas tallar diamantes con los pezones. Después, una escapadita a cenar, y a dormir tranquilamente como lirones.

   La mañana del Domingo, fue Eva la que vino a la piscina de nuestro hotel. Esta no tiene bar, pero sí un jacuzzi que pudimos disfrutar justo antes de que se estropease, y hubiera que vaciarlo. Después, fuímos a misa en la iglesia-santuario que hay en la zona. El cura se enrolló de lo lindo, pero iba al grano, y describía a la perfección, sin circunloquios, la realidad de la sociedad repleta de placeres y la búsqueda del placer inmediato por encima de todas las cosas; aunque esto suponga pisotear al otro, o ser un completo incoherente entre lo que se dice, y lo que se hace (hablar de familias que no llegan a fin de mes, y gastarse 800/900€ en el último Iphone, sabiendo de esa gente que lo pasa mal, pero que sólo te importa cuando las usas como arma dialéctica arrojadiza, pero de la que te olvidas al gastarte ese pastizal en un aparato que ni necesitas, y que en un años quedará obsoleto) Me llamó poderosamente la atención el coro de cuatro personas (2 chicos y 2 chicas) y el equipo que tenían: ¡Vaya micros! ¡Vaya voces! Si algún día quiero ponerme en algún coro de estos, me voy a tener que poner las pilas y mucho. Tras esto, estuvimos comiendo con una compañera de Portal, y de allí, nos fuimos al aeropuerto a despedirnos de Eva. Al volver al hotel, nos echamos la siesta "sólo un ratito" dije "en un ratito" ¡Ja! Casi empalmamos, si no fuera por que Nico se despertó a eso de las 2:00 reclamando su biberón.

   Lunes, desayuno con Portal, y luego me vuelvo a la habitación con Nico. Tendré que buscarme algo para pasar la mañana; pero como hasta las 9:00 no abren las tiendas, es tontería salir de la habitación. Me decido a salir por que a Nico se le está acabando el agua del biberón, y así voy conociendo la zona: es poner un pie en la calle y volver a sudar, pero estoy decidido, tengo que aprender a moverme por la zona. Encuentro el super, y cojo el agua para el peque, de allí, vuelvo paseando al hotel, y me meto en una tiendecita de productos sólo con la intención de echar un vistazo. La mujer que me atiende es muy amable, y al final acabo comprando una flauta de caña con una ranita dorada en resina (la rana dorada es una especie del país, la cual está en peligro de extinción), y una camiseta de mi talla. Nos tiramos alrededor de hora y media de conversación haciendo una comparativa de la vida en Panamá, y la vida en España. Comparativamente, en Panamá lo tienen peor, pues los precios son en muchas ocasiones incluso más caros que en España, y sin embargo, los sueldos son bastante inferiores. No me extraña que algo que en España compramos al contado como si nada (un traje o un vestido, por ejemplo), aquí se pague a plazos ¿Os imagináis pagar a plazos un traje de 40$ (30,51€)?. Portal viene después de comer, pues en teoría, esta tarde vamos a ver más pisos. Las dos inmobiliarias nos dan plantón, y Portal me acompaña a comer a un restaurante Libanés que hay en la zona... pruebo por fin el famoso Shawarma, y pruebo el Agua de Rosas; el cual es una limonada teñida con pétalos de rosas. Volvemos al hotel para acabar pegándonos una siesta de esas que empalmas con el día siguiente.

   Martes: Portal va más tarde a trabajar, por que hemos quedado a primera hora para ver un apartamento. Este está ya en el centro, situado en un piso 30. La "cucada" tiene 103 metros cuadrados, 3 habitaciones, 2 baños, Aire Acondicionado, Cocina totalmente equipada (electrodomésticos) Sofás de cuero con fundas, tele de plasma, ventilador de techo en la habitación de matrimonio, una terraza que nunca usaremos, área social con piscina, mini-gimnasio y parque infantil, y plaza de garage... No buscamos más; nos lo quedamos. Tras dejarme Portal en el hotel, me doy otro paseo a hacer recados, y a seguir conociendo el barrio. En esta ocasión hablo con un comerciante de cuero, y charlamos sobre la sociedad actual, la corrupción política, las pensiones vitalicias de los políticos españoles totalmente compatibles con otros trabajos... El hombre abre desorbitadamente los ojos "Pero... ¿Cómo consiente eso el pueblo?" Me dice "¿No se dan cuenta sus políticos que ese sistema no es sostenible? Es una irresponsabilidad por su parte el querer seguir manteniendo ese tren de vida sostenido por un pueblo que no puede más, y no me sorprendería que la cosa acabe en golpe de estado. ¡Qué vergüenza que eso sea en lo único en lo que se ponen de acuerdo izquierdas y derechas en su país! ¡No me extraña que la gente se vaya!" Con un sabor agridulce salgo de la tienda; al menos veo que no soy el único que piensa así; pero me da rabia que la gente esté con el cerebro tan lavado y sean tan fanáticos de uno u otro lado, que en su ceguera no se den cuenta de esto. Después de volver al hotel y hacer un poco de tiempo hasta la hora de la comida (aprovecho para charlar con mi madre por whatsapp, que a la pobre la tengo muy abandonada, soy un muy mal hijo; y no me importa reconocerlo, por que es la pura verdad) voy a comer a un sitio cercano donde presumen de hacer las mejores hamburguesas, y no mienten; pido un menú que me sale por 6$ y la hamburguesa es de carne-carne, lo notas, y además está tan jugosa, que no es necesario echarle ni ketchup, ni mostaza (probad a hacerlo con alguna de Rat-donalds o con una de Burri-king, y me comentáis), camino un poco más para no tener una vida en plan Hotel-Paseo-Hotel-Paseo, y después de darle yo por primera vez un potito de verduras a Nico, intento echarme la siesta. Resultado: Sin Éxito; Nico tiene ganas de juerga, y no me deja echarme una mísera siesta de 20 minutos. Como aquí los aparatos eléctricos trabajan con una tensión de 120v, (los aparatos españoles van a 220/230v) los enchufes están preparados para esa tensión, por lo que todos nuestros aparatos van a medio gas; eso incluye mi máquina para el apnea de sueño, eso explica mi cansancio crónico desde que llegué. Sí, tuve la prudencia de comprar un transformador, pero lo tenemos guardado en una de las maletas que no vamos a abrir hasta que estemos instalados en el piso. El caso es que no logré que Nico se durmiera hasta las 18:00, y acto seguido, caí yo. Cuando Portal llegó del trabajo, era imposible despertarnos a ninguno de los dos, y así estuvimos hasta hoy a la 1:00; otro biberón para el peque, y a dormir de nuevo hasta las 5:30.

   Tras el banquete de horas de sueño, hoy me he levantado con la intención de no perder horas durmiendo, y ponerme al día con este blog, y así seguiros comentando. Hoy por la mañana he salido de nuevo al supermercado a comprar zumo de naranja, y así irlo incorporando a la dieta de Nico. Ventajas: Le refresca, le gusta, le quita la sed, sus ercuto huelen a Naranja en lugar de a fórmula, y tiene un aporte de vitaminas. Desventajas: Caca líquida, y el aporte de vitaminas hace que cueste más que se eche la siesta. Solución: disminuir la dosis, que hoy se ha tomado 200ml. He ido conociendo más tiendas de la zona; incluyendo una de ropa que no tiene mala pinta, y donde Nico me ha abierto camino. Siempre he dicho que hay dos palabras que te abrirán muchas puertas: "Tirar" y "Empujar", pues ahora hay que añadir al pequeño Nicolás: sus ojos azules y su sonrisa constante siempre que le hacen caso me abren muchas puertas; da igual que lleve la bragueta bajada y los huevos por fuera,  las dependientas sólo tienen ojos para él, y todo son sonrisas, piropos y servicialidad. Después de esto, he visto una tienda de deportes, y he entrado justo por las puertas de las pesas. Siendo uno de los acólitos del THOR GYM, para mí eso era como entrar en una tienda de chucherías. Me voy directo a la mancuerna de 50 libras, la cojo, y empiezo a hacer repeticiones de  curl tipo martillo, ¡Vaya! Parece que a pesar de llevar tantos meses sin entrenar, no he perdido el toque; la dependienta me observa con los ojos como platos, y veo que me empiezan a mirar todos los chavales que trabajan allí; no debe ser habitual que un cliente haga algo así sin calentamiento previo (10 repeticiones sin casi despeinarme, por cierto, el peso en kilos era de 22,74 aproximadamente), o a lo mejor temían que rompiese algo y no se atrevían a decírmelo. Como sea, decido dejar la mancuerna en su sitio, y paso a preguntar si tienen ropa deportiva de mi talla; parece ser que no voy a tener suerte, por lo que decido abandonar el local e ir volviendo al hotel.

   ¡Vaya! Pues a pesar de que hoy el sol estaba oculto, parece que me he quemado; las zonas afectadas por el vitíligo de mis manos, tienen un aspecto rosado, señal inequívoca de que el sol se ha pasado por allí a saludarlas personalmente (ya verás mañana cómo me duele). Nico ha estado protegido por la capota de la sillita, así que mi conciencia está tranquila, y esto sólo me dolerá a mi.

   Voy a la habitación, y visito al Señor Roca (Nota: voy a explicar lo de la caca flotante, así que para quien no quiera leerlo, lo voy a escribir en color blanco para evitarle detalles desagradables; quien no sea escrupulos@, sólo tiene que seleccionar la zona con el ratón; el que avisa no es traidor), y paso a describir un detalle curioso: Aquí el agua del WC no se queda en el fondo, si no que llega hasta poco menos de la mitad de la taza aproximadamente; así evitamos que cuando la cosa baja en caída libre, el agua de la taza nos salpique las nalgas con ese sonido de "Schlouffs" tan característico. ¿Qué sucede? Que en condiciones normales se queda todo almacenado abajo; en este caso, todo flota (a menos que hayas comido algo realmente contundente, en cuyo caso, se irá al fondo igualmente) y así puedes llegar a ver incluso la cantidad de desperdicio que has desalojado de tu cuerpo, y luego verlo desaparecer como tragado por un remolino al tirar de la cadena. ¿Explicación? Yo creo que lo hacen por ahorrarse la escobilla del WC; como la caca flota, no llega a impregnarse en las paredes de la taza, haciendo innecesario el frotar con una escobilla.
 
   Tras darle a Nico su ración de zumo, decido salir a comer. Hay un restaurante de comida asiática, Thailandesa creo, para más señas; pero voy sólo con Nico, y son muchos escalones y bastante empinados, por lo que desisto de la idea. sigo caminando y veo un italiano; sin mucha convicción me dirijo a él, y veo al lado un restaurante de tapas manchego, así que, llevado por la nostalgia he ido y he pedido unas bravas... mucho nombre, pero eso eran unas patatas cocidas, después fritas y luego embadurnadas en pimentón. Como menos da una piedra, he terminado de comer, y me he vuelto al hotel. ¡Et Voilá! Aquí estoy.

   Seguiré informando....

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