martes, 29 de enero de 2013

Manos blancas


El destino nos unió
en una concentración
contra la barbarie terrorista.
Partimos los dos de Sol
con el alma llena de rencor
y con la mirada que enemista.
Tú cargabas tu pancarta
con la furia en la mirada
y el desánimo derrotista.
Yo con la pintura blanca
mis manos decoraba
en silencio, como un autista.
Y la marcha por la paz
por Madrid transcurría
y la calle entera lloraba.
Y el clamor de libertad
por todas partes se oía,
y yo, espectador, me callaba.
Tú gritaste "¡Asesinos!"
y yo con mis manos blancas;
por tus mejillas, y en silencio
iba rodando una lágrima.
Me apresuro a secarla
con una tierna caricia,
y un churrete blanco
dejo en tu cara
decorándola con gracia,
y nos sentamos en un banco.
Y sonrío al ver
que ha cesado tu llanto
y el reprimido dolor,
y veo tu sonrisa
y en tus labios leo un canto
que invita a la paz y el amor.

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